Por: Juan Carlos Collazos Fajardo
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En esta oportunidad, se retoma nuevamente los preceptos teóricos de (Blandón, GN y Collazos, C. 2018). Quienes desde la perspectiva de las ciencias económicas, contables y administrativas y como producto de su investigación en el área; expresan que: “El respeto es un valor inalienable para con el otro, es un elemento fundamental para la buena convivencia humana y el desarrollo de un ambiente laboral adecuado y productivo”, mencionan además los autores que en la actualidad “existen aún en las organizaciones, jefes y directivos que se atreven en gritar a sus colaboradores y humillarles en público, actitud completamente antagónica al ejemplo que deberían dar ante los usuarios y compañeros como seres humanos educados y no solamente eruditos en una pequeña área de saber por contar con una formación de pregrado, o posgrado” (Blandón, GN y Collazos, C. 2018).
En este orden de ideas, a pesar de la creación de manuales denominados: “de convivencia y/o clima organizacional”, en las empresas aún existen funcionarios legos en la forma de administrar talento humano; como también “altos directivos” inmaduros, a quienes el poder que se les ha otorgado para dirigir una sección, división o departamento los convierte en victimarios y avasalladores de sus propios compañeros, quienes se sienten irrespetados por estos personajes.
Así las cosas, aprender a solicitar sin mandar y sin humillar; explicando las razones del servicio y motivando para su realización eficiente y eficaz es muestra de respeto con el otro; con base en que demostrar educación y humildad le permite al mentor evidenciar una personalidad serena, inteligente y con un manejo exquisito de las emociones. Por lo tanto, un directivo de alto nivel, ejecutivo y profesional debe aprender como solicitar de manera asertiva y proactiva y no mandar de manera déspota y atrevida, dado que solo genera resentimiento y disminución en los índices de felicidad laboral y por antonomasia, reducción en la producción de sus colabores.
El respeto desde el punto de vista administrativo se convierte en el fundamento, en la base para crear tejidos laborales perdurables, que permitan reconocer en el otro sus potencialidades, sus aciertos y sus contribuciones tanto funcionales como personales; este es el verdadero camino para que un mentor empiece a crear procesos de confianza con sus talentos y/o colaboradores y no a través de la intimidación y los gritos, dado que no es una postura profesional y para aclarar el término: “profesional” no es el graduado o quien obtiene un título en una universidad o institución universitaria, es aquella persona humanista, formada, madura, sincera, honesta, proba, eficiente y eficaz que asume un rol de liderazgo para contribuir con el crecimiento y formación de otros seres humanos muy importantes para toda empresa u organización.
En suma, es pertinente desear que reciban mucho respeto en sus ambientes laborales productivos, felices y desde luego, expresar la necesidad de respetar a las directivas de la empresa por parte de los talentos; aportando lo mejor de las capacidades y buscando la excelencia y el mejoramiento continuo en todo sentido. El respecto es un camino de doble vía que se construye entre todos pensando siempre en el bien común y en el desarrollo institucional. Felicidades.