Ishwari Paz*
[10:30, 22/8/2018] ——>>*<<——:
Se despidieron diciéndose te amo sin saber si se volverían a ver. El avión comenzaba su marcha al infinito y ella solo podía pensar en ver el cielo y aquel reino de las nubes por la ventana. No le había tocado el puesto que más le gustaba. —No importa—pensó—Miraré desde aquí—.
No podía entender como la señora de al lado ya se había dormido sin haber despegado la nave. Hay gente que no soporta sentir. Mientras tanto ella se preparaba para tener una de sus sensaciones preferidas, el vacío de volar, mientras escuchaba los discos favoritos de Patti Smith que había conocido días antes al leer su libro, Cuando éramos niños, y que ahora se dedicaba a encontrar uno a uno como un ritual de conexión con esa gran mujer que la había inspirado nuevamente por la vida.
Cambio de tonadas. Paradójicamente sonó What about us, de Pink y recordó su encrucijada. Esa que debía resolver a su regreso y pretendía preguntarle a las estrellas de aquel nuevo firmamento. Las dudas que anhelaba le fueran lavadas por ese mar que nada tenía de pacífico.
Antes de la tormenta todo es calma. Antes de despegar, el avión se detiene. Se prepara para el gran impulso. Lento avanza y agilizando su marcha al ritmo de God moving over the face, despega. ‘Wild’, tecleó por error. Pero sí, esa era realmente una sensación salvaje. Ella siente infinitas ganas de llorar y llora. Es el milagro de sentir. El escalofrío en la nuca, eléctrico hacia abajo de la espalda y el fin de la cordura. Y todo se ve pequeñito allá abajo. Y las nubes empiezan a aparecer. Ante el milagro de volar no existe sufrimiento. Ángeles a sus espaldas. Cuatro atrás uno al frente. La vida es hermosa. Es un viaje de ida que hay que vivir cada instante. El avión que veloz avanza se siente lento… Ya no se ve nada abajo, solo nubes, una que otra turbulencia y el vacío de caer.
[11:11, 22/8/2018] ——>>*<<——:
¿Que hay en caer que se siente ese vacío? Azul lapislázuli y blanco. No queda nada más que vivir y sentir, amar y ser feliz. Dejar a los caballos de la mente volar por esas nubes. Saber que nos vamos descubriendo y ahí está la magia. No te acostumbres a nada para que no bajes la guardia. Para que mantengas tu bandera en alto, ondeando, siempre en movimiento, como una alegoría rindiendo honor a la vida. Una pincelada ligera de purpurina entre las nubes. Gratitud.
Tener el cielo al lado no es cosa de todos los días, sin embargo hay algunos que le cierran la ventana a la alegría y eso también hay que entenderlo, aunque cueste.
Pasa el carrito de golosinas. Ella prefiere un Ferrero Rocher de su amado. Se lo come len-ta-men-te recordando sus besos y sintiendo como galopan adentro de su pecho todos sus sentimientos por él mientras en sus oídos suena You can run into my arms/ It's ok don't be alarmed/ Come here to me/ There's no distance in between our love/ So go on and let the rain pour/ I'll be all you need and more.
Le han cerrado la ventana hacia al cielo, la de la silla que ella anhelaba. Sin paisaje para mirar solo le queda sentir. Cuando todos los sentidos se agoten solo quedará sentir, sentir. La esencia de todo es sentir.
Un tipo pasa. Se acomoda su bragueta. La observa. Sigue. Ella cierra los ojos y respira profundo. Sabe que en su universo ella es la dueña. Respira de nuevo aún más profundamente y anhela que esta sí sea la vez en que todo sea alegría, en que todo se cumpla, que haya valido la pena renacer de las cenizas, mientras oye Fear of the dark y siente la fuerza de la vida en sus venas y el coraje que producen los sueños que habitan en el corazón y esperan ser cumplidos. La convicción de su estrella.
[11:22, 22/8/2018] ——>>*<<——:
Suena Snowflakes de Zabala. El alma vibra libre. El piloto anuncia la llegada. Una mano morena recoge un papel. Algunos en último momento les da por entrar al baño. Y el vacío vuelve a comenzar en el descenso mientras suena Hey de Pixies, que es una canción que da mucho vacío. Piensa en el aterrizaje que es lo único que la inquieta en el acto de volar. —¿Por qué da más miedo aterrizar que despegar?— se pregunta mientras escucha la versión de Roberta Flack de Killing me softly. Será porque no le gusta volver de los estados altos. Porque es adicta a volar.
La del lado tiene la gentileza de abrir media ventana y ella tiene de nuevo el placer de mirar la cúpula celeste. A veces hay unos que creen que pueden decidir la felicidad de otros. U otros que permiten que les sea condicionada su felicidad. Que paradigma. —No la cierres toda—le dice, y se pone a escuchar Only you mientras disfruta de su pequeña victoria, recordando la forma que tiene él de cantarle esa canción.
Suena Big eyes, su nueva canción preferida. Tripulación a sus puestos. Observa la neblina tras la ventanilla y recuerda sus días en el barco. Esas manos de uñas fucsia se frotan otra vez. Amor. Amor para ti. Para todos. Si voy a morir perdón por todo lo que me faltó amar. Si puedo vivir amaré más.
You paced around like you'd been waiting/ Waiting for something/ Your world was burning and I stood watching/ As I looked on the flames grew high you watched me frown/ I said "goodbye".
Y el mar. Oh glorioso mar. Por fin te veo. Los ojos se desgajan de nuevo. Me lanzaría desde aquí. Puedo imaginarlo.
[11:30, 22/8/2018] ——>>*<<——:
Sin embargo, sigue en el aire. Y mientras suena Shine bright like a diamond su espíritu brilla, se prepara para volver, para aterrizar.
Siempre,
dispuesta a sentir.
*María Isabel Meza Vélez, Ishwari Paz. Comunicadora social y Periodista. Directora Orgamística Casa de Sanación y Editorial.
Escritora, artista y estudiosa de la sanación.