La raíz del problema de Armenia

14 julio 2021 10:21 pm

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Por Alexander Cardona

"Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra, elegisteis el deshonor y tendréis la guerra."

Winston Churchill

Siempre he creído que es un peligro pensar que ya tocamos fondo, si no se desarrolla una actitud reflexiva y combativa frente a la política, tendremos siempre alguien peor que el anterior gobernando, pues la historia política de Armenia ha demostrado que se puede estar siempre peor.

Históricamente la administración de Armenia ha funcionado como un Robin Hood, pero al revés, pues su comportamiento siempre ha estado dirigido a quitarle al más pobre para darle al más rico, los ejemplos los podemos ver en las estructuras tributarias. En nuestra ciudad se aplicaron exenciones de impuestos a bingos, casinos, juegos de azar, zonas de parqueo y negocios de construcción, claro está, beneficiando a amigos y familiares de los gobernantes de turno. Se dejó desprotegido al pequeño comerciante, dando exenciones tributarias de 10 años y más a grandes superficies y negocios intrusivos como los Ara y los D-Uno, quebrando a medianos comercios, cientos de pequeños comerciantes y miles de tenderos.

Así, la ciudad fue reemplazando sus propias estructuras empresariales y comerciales, que pagaban impuestos en la localidad y generaban empleo con capital local, creando riqueza que se quedaba en nuestra región, reemplazadas, digo, por grandes capitales que no pagan impuestos, pues quedaban exentos y que dadas sus condiciones estructurales y logísticas, necesitaban menos empleados para comercializar lo mismo, generando grandes utilidades que son transferidas a sus casas matrices, que, claro, no estaban ubicadas en la ciudad de Armenia y quizás ni siquiera en el país, esto produciendo un doble impacto a la ciudad, un fuerte golpe a las finanzas y una estocada definitiva a las cifras del empleo.

Así las cosas, el problema tributario y de empleo en la ciudad de Armenia lentamente se va convirtiendo en un problema estructural, imposible de resolver por la seguidilla de gobernantes electos, ya por su demostrada incapacidad o por la extrema corrupción que han sido capaces de desplegar. De todos modos, ante estas situaciones, nuestros gobernantes no tendrían respuesta alguna, pues nunca fue de su interés mejorar las condiciones que los ha conservado en el poder, dado que mejorar las cifras del empleo iría siempre en contravía de la dependencia que se tiene en la ciudad de esos pocos puestos de trabajo que los políticos manejan en beneficio de sus cifras electorales.

La falta de apoyo institucional a la pequeña y mediana empresa local, que crearía las condiciones para mejorar el empleo en la ciudad, hace que se dificulte la actividad de recaudar los tributos, porque los que pagaban ya no están y los que están ya no pagan.

Ahí se constituye una triada, que representa uno de los más grandes y estructurales problemas de la ciudad, la deficiente y cada vez más exigua recaudación de tributos, un constante y muchas veces creciente nivel de desempleo y un muy bajo desarrollo económico del sector real.

Pero el problema inicia en la baja recaudación, las razones son muchísimas, pero la más importante es la falta de confianza en la administración, y no es gratuita esta desconfianza, pues todos los gobernantes de la ciudad, desde que existe la elección popular de alcaldes, con muy pocas excepciones, han sido suspendidos, destituidos, inhabilitados o están presos.

El presente no es muy distinto. El pasado lunes 12 de julio habló el alcalde de Armenia en el foro de Gerentes de la Cámara de Comercio de nuestra región, anunciando un plan de reactivación económica, 9 líneas fuerza se desarrollaron en dicho conversatorio, una hablaba de lo bien que van los ingresos, cosa que nadie cree, otra la exoneración tributaria a colegios, que siendo importante y necesaria, no va a generar reactivación alguna por las cifras del COVID, los descuentos tributarios del 10% y el 25%, que muchos en el auditorio pensaron eran para este año, y dado que no se puede aplicar retroactivamente entonces será para el próximo; el convenio con actuar famiempresa por $1.385 millones de pesos, que no genera ningún efecto sobre la economía pues no ataca la estructura del problema; la exención a empresas afectadas por los disturbios, que más bien deberían demandar al municipio por los daños; el apoyo a la empresa Tinto por las pérdidas; la bolera con la que esperamos no quede en manos de un privado para su explotación; la pista de BMX que espera uno que al menos la hagan bien, y, por último, las obras de valorización, las que presentan como si tuvieran un case de $27.000 millones, pero de las que omiten contar que debemos 434.000 millones y que además se está cobrando de forma ilegal el dinero que supuestamente deben los contribuyentes.

En la alcaldía afirman que habrá descuentos del 50% de los impuestos, que beneficiarán a 8.000 empresarios, pero mantienen el cobro de la valorización para 87.000 familias de la ciudad. Esto necesariamente debe traducirse así, descontarán legalmente el 50% de los impuestos a 8.000 empresarios para poder mantener ilegalmente el cobro a 87.000 familias afectadas por la valorización de Armenia, otra vez actuando el Hood Robin, quitándole a los más vulnerables para darle a los más fuertes.

No hay una sola acción que esté proponiendo la administración de Armenia que represente una verdadera reactivación económica, mientras los vecinos proyectan las construcciones de terminales logísticos para la exportación, ampliación del aeropuerto para tener más y mejores conexiones internacionales, de proponerse como capital regional, de la reactivación del ferrocarril del pacifico y de obras de infraestructura como el metrocable. Mientras tanto, en Armenia se siguen ofreciendo pobres procesos que nada reactivarán económicamente la ciudad.

En medio de la crisis, existe el convencimiento de que no podemos estar peor, de que ya tocamos fondo, pero la realidad siempre determina que si no actuamos vamos a estar peor y que se puede caer aún mucho más abajo, pues fondo no hay.

Podremos iniciar con acciones sencillas, como defendernos de las actuaciones ilegales e injustas de la administración, como los cobros de valorización y por lo menos no votar por los candidatos que tanto daño han hecho.

Estás sencillas pero determinantes actuaciones, están en el marco de las decisiones de los armenios y decidir correctamente es fácil, lo dañino es dejar que otros tomen las decisiones por nosotros, en nuestras manos esta tomar estas sencillas determinaciones y después de ello esperar lo mejor para el futuro de nuestra ciudad.

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