domingo 16 Nov 2025
-

La estrategia de posponer la tragedia

4 mayo 2018 4:43 am
Compartir:

Es una maniobra de la derecha en Colombia, una artimaña. Y les ha funcionado. Es simple, generar miedo, una y otra vez. Miedo a un escenario futurista apocalíptico. Sino funciona ahora, funcionará más adelante.

El plebiscito del 2016 desencadenó una serie de elementos que hoy, después de tanto tiempo, siguen generando opiniones. Durante los meses anteriores a la cita democrática se vivieron días de incertidumbre para millones; porque la campaña de los que promovían el No se basó en el miedo y la indignación; la inseguridad reinó, de tal manera, que cerca del 60% se abstuvo de votar, puesto que no tenían claro qué se iba a decidir ni se interesaron en conocer los acuerdos pactado; un poco más de la mitad de los que votaron se inclinaron hacia la respuesta negativa ante la pregunta presentada en las urnas.

El miedo fue la gran estrategia de entonces. La idea de que aprobar los acuerdos era traer el caos y la tragedia fue más fuerte que la esperanza de dar un camino hacia la paz de Colombia. Es conocido por todos -aunque algunos traten de negar incluso los hechos, lo evidente- que desde la derecha decidieron propagar mentiras para que la ciudadanía votara engañada: “El país se lo van a entregar a las Farc”, “se les quitará el 7% a los pensionados”, “se aprobará la ideología de género en Colombia” y el muy recordado “nos vamos a volver como Venezuela”.

El resultado evidente: el No ganó en el plebiscito; pero, tras unas modificaciones al acuerdo, este se aprobó en el Congreso de la República. Hasta ahora nada de las mentiras que se dijeron en ese entonces se cumplió. Ni a los pensionados les quitaron un porcentaje para dárselos a las Farc, ni se aprobó la ideología de género (tema para un capítulo aparte); tampoco se le entregó el país a los guerrilleros y las únicas filas para comer que se ven en Colombia son en Crepes & Wafles.

Sin embargo, había que repetir la estrategia. Para las elecciones legislativas del 11 de marzo se dijo que las Farc, con financiación venezolana y con las caletas escondidas repletas de dinero, comprarían la cantidad suficiente de votos para tomarse el Congreso. No llegaron a 100 000 votos y, la noticia por estos días, es que algunos exguerrilleros están pensando en no tomar las curules que se acordaron les darían en el Senado y en la Cámara de Representantes. Por si fuera poco Timochenko desistió de hacer campaña para la presidencia de Colombia. Otra mentira que se derrumba, pero no desistirán.

El “castrochavismo” es uno de los conceptos -irreal, no sobra decirlo- más usado en la actual campaña presidencial. Una supuesta “venezonalización” de Colombia es la futurista puesta en escena del momento. La derecha en Ecuador y Uruguay intentó con la misma estrategia, pero no les funcionó: estos dos países, que tuvieron gobiernos de izquierda en los últimos años, tienen los mejores indicadores del continente en diversas áreas. Pero esa supuesta amenaza constante es la fórmula con la que quieren recuperar el poder y tomar las decisiones para beneficio propio. No están preocupados por el bien general sino por el particular. Profetizar un mundo anárquico, desordenado y trágico les propicia la situación perfecta para pescar en río revuelto. Posponer una y otra vez la idea del caos, como si fuera la mayor habilidad de la derecha, es la típica estrategia de evidenciar una supuesta crisis para presentarse como los salvadores.

Hace dos semanas apareció JJ Rendón, rey de la propaganda negra en el continente y experimentado en campañas sucias; mejor aliado no pudieron encontrar los generadores de mentiras que cuentan con la ignorancia y la complicidad de muchos para lograr sus objetivos.

Pero, ahora que se dan a conocer las últimas encuestas, el candidato del miedo pierde terreno, su más cercano rival le recorta distancia; esto sucede por la capacidad de miles de colombianos que entienden que no es con el miedo como se hace una campaña, que son con propuestas reales y coherencia política como se presenta una propuesta de gobierno.

No estoy con ningún candidato; pero hay que decir la verdad, y esa le favorece a algunos y perjudica a otros.

En las próximas elecciones a la presidencia nos daremos cuenta de qué tanto miedo o qué tanta esperanza tiene Colombia.

Te puede interesar

Lo más leído

El Quindiano le recomienda