¿Qué pasa con la salud de las mujeres en Armenia?

30 enero 2018 4:33 am

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En Armenia, los hombres son más saludables que las mujeres. Así se conoció durante la presentación de los resultados de la encuesta de percepción ciudadana 2017 ‘Armenia Cómo Vamos’, que año tras año entrega la Cámara de Comercio de la capital quindiana.

Los datos consolidados de la respuesta a la pregunta: ¿Durante el último año su estado de salud ha sido bueno, regular o malo?, muestran que entre el total de 752 personas encuestadas, el 73 por ciento de los hombres reporta “buen estado de salud”, frente a un 56 por ciento de las mujeres. Una diferencia de 17 puntos que vale la pena analizar.

De inmediato, la cifra llamó mi atención. Y pensé: ¿qué le pasa a las mujeres de Armenia? ¿Qué enfermedades las aquejan? ¿Reciben o no buena atención en las instituciones de salud públicas y privadas? ¿Con qué otros parámetros de la vida social pueden relacionarse estos resultados?

Sé, por supuesto, que a estos interrogantes deben responder las instituciones que integran el sistema de salud pública, y no la Cámara de Comercio. Y es a ellas a las que traslado estas inquietudes, para ver de qué manera pueden encontrarse las causas de este detrimento en la salud de las mujeres armenias, y así poder enfocar los esfuerzos en solucionar esos males que las aquejan.

También, por supuesto, destaco que veo con buenos ojos que los hombres gocen de buena salud. Pero es que no dejan de revolotearme en la cabeza otras dudas, puesto que en la misma encuesta, al consultarles a los hombres y mujeres que respondieron el cuestionario sobre las garantías del acceso a la salud en el 2017, vuelven y puntean los hombres, con un 58 por ciento, frente a un 41 por ciento de las mujeres, que consideran que el sistema de salud en Armenia no les garantiza el acceso a la salud.

Es de anotar que la distribución de la muestra estadística para aplicar esta encuesta tuvo en cuenta que la población universo fuera de 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres, para asegurar equidad en la participación de género.

Lo que sí pudiera tenerse en cuenta a la hora de profundizar en esta problemática que reflejan los resultados del 2017 en la salud de las mujeres de Armenia, es que el 26 por ciento de quienes respondieron son personas mayores de 55 años. Un grupo poblacional que cada vez, en nuestra sociedad, entra con mayor frecuencia en el ostracismo, y que, a fuerza de ensalzar las bondades de la juventud, se olvida de la riqueza y sabiduría que encarnan nuestras abuelas, y abuelos.

Tal vez, en esta época de vaivenes electorales, algunos candidatos incluyan de forma marginal al ‘adulto mayor’, como ahora se nombran a quienes pueden ser pilares de la cohesión del desbaratado tejido social que aqueja no solo a los quindianos, sino a la mayoría de habitantes del planeta.

La salud de las mujeres en Armenia pudiera pasar a ser uno de los temas principales de las campañas de los candidatos a Cámara de Representantes y Senado de la República en el Quindío, y convertirse en un reto para lograr, o no, la simpatía de los electores.

De por sí, ya es un reto para la ciudad. El acceso a la salud quedó ubicado como una de las áreas críticas que deben asumir los mandatarios actuales, y los que resulten elegidos en la próxima contienda electoral.

 

@Elizaperiodista

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