sábado 17 May 2025
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Sospechoso por lo menos

25 noviembre 2021 11:23 pm
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Por Café

 

¿Qué hay detrás de tantos hechos cumplidos que nos dejan perplejos o de noticias a las que no se les encuentra una lógica aceptable entre los que no tragan entero o, simplemente, desmenuzan el cuento con más detalle? Veamos.

Los quindianos se habrán puesto a pensar por qué a los inversionistas extranjeros les queda tan fácil establecer negocios, industrias y actividades poco santas, como los monocultivos intensivos destructores de fuentes hídricas y bosques nativos, mientas a un empresario criollo le ponen mil trabas para  montar una cochera con cuatro marranos. Los líderes regionales que promueven la enajenación de nuestro territorio ¿salen ganando o lo hacen por simple “amor al desarrollo”? Difícil de creer. Ya sabemos que en el mundo del dinero lo primero que se discute en cada negocio es la comisión. En este caso sospechar aún no está prohibido.

¿A dónde van a parar los millones que el gobierno y los privados recaudan por el “impuesto” a las bolsas de plástico que cobran por derechas en supermercados y otros establecimientos? Si, como dice la ley que creó ese tributo o robo legalizado, es para financiar programas ambientales, esa platica se perdió o se la birlaron porque los estragos al medio ambiente se hacen cada día más notables. Las tragedias por fuerza de la naturaleza nos dicen que estamos obsoletos en previsión y atención de desastres. Cobrar por el uso de bolsas plásticas es otro lucrativo machete para los creadores del embeleco porque no cabe en ninguna cabeza creer que al pagar por la bolsa se deja de contaminar. ¿Qué destino tendrá ese dineral? Esta sí que despierta sospechas.  

Toquemos ahora un asunto intocable. Sospechoso por lo menos es el acomodo de los medios de comunicación del mundo cuando hablan de las vacunas contra el virus de Wuhan. Ocultan, por ejemplo que en Europa y en Estados Unidos no es uno ni son diez, son cientos de médicos los que se niegan a vacunarse porque tienen serias sospechas de los efectos adversos. Esconden otro hecho que se divulgó tímidamente en redes pero, sospechosamente, desapareció al día siguiente: La Unión Europea creó un fondo de millones de euros para atender a los afectados por reacciones negativas a las improvisadas vacunas. A esta noticia también le pusieron tapabocas. Seguimos sospechando.

Algo se traen los “dueños de la verdad” cuando ocultan lo que podría estropear el gran negociado mundial de las farmacéuticas milagreras capaces de desarrollar vacunas en tres meses sin pruebas clínicas ni etapas experimentales de largo y confiable análisis y luego presionar a los gobiernos para que las compren por las buenas o por las malas, creando ambientes dantescos como argumento de ventas. Peor aún los bandazos que dan las autoridades de salud en todas partes. Ayer, ante cualquier peste de las muchas que padece la humanidad, el esquema de vacuna se limitaba a un biológico y luego un refuerzo. Era todo. Frente al covid, los sabios de la inmunología ordenan hasta cuatro dosis. Queda claro, entonces, que de la efectividad de esas vacunas desconfían hasta sus mismos fabricantes. ¿No les parece sospechoso?

Pero hay más motivos de intriga. Verbo y gracia, las escalas de edades para su aplicación. ¿Son distintos los principios activos en las vacunas para mayores de 50 años que en las asignadas a menores de esa edad o a mayores de 70 o a las que se deben inyectar a niños y adolescentes? Vaya uno a saber cuál es el misterio. Ah, lo olvidaba, los que se declaran “profesionales por la verdad” ahora esgrimen un arma nueva. Que las Uci están llenas con “pacientes no vacunados”. Otra estratagema para meterles terronera a los que no les han pinchado el brazo. Y regañan porque, según ellos, están contaminados con lecturas que desinforman y crean confusión en el público.

Pero, a la luz de los hechos, ¿quién nos puede jurar y probar que lo dicho por ellos, los defensores de las vacunas, es la pura y santa verdad y no lo que dicen con argumentos también muy sólidos, los del bando contrario? Finalmente, si las vacunas son tan seguras… ¿por qué tantas dosis y por qué reiteran hasta el cansancio el uso de tapabocas y la distancia social? Que la ciencia, enredada y controvertida, nos perdone esta sospecha.

La Tapita: Son irrespetuosos y ofensivos los periodistas que tildan de pendejos e irresponsables a los no vacunados. Abusan de su libertad de expresión al estigmatizar e insultar a quienes sienten humano temor ante los efectos adversos del “inmunizante”. Olvidan que cuando el río suena, piedras lleva. Pero va más lejos un desconocido político del uribismo que desde su curul en el Congreso se atreve a calificar de “asesinos en potencia” a los anti-vacunas. A ellos nadie les puede quitar su derecho a desconfiar de las controvertidas vacunas. ¡Faltaba más!

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