Testimonio de la Señorita simpatía

6 octubre 2017 9:04 pm

Compartir:

Un día escuché por ahí que la honestidad era uno de esos deportes practicados por una minoría selecta. Yo, atleta consumada, comencé a entrenarme. Una combinación de cardio, ejercicios isométricos, pliométricos, levantamiento de pesas y hasta yoga, poco a poco me fueron volviendo fuerte, rápida y elástica; y entonces comencé a notar que a medida que mejoraba en la práctica, mi círculo social se iba volviendo más pequeño. Un día me miré desnuda en el espejo, no se imagina, me había convertido en una Serena Williams, cada músculo firme y marcado, una roca, una roca en medio de la nada. Me había quedado completamente sola. Nadie me invitaba a ningún lado. Los conocidos inventaban excusas cuando los llamaba. Soy sociable por naturaleza y me deprimí, así que dejé de entrenarme en la honestidad, y poco a poco, volví a ser la fofa flácida de siempre, y mire no más los resultados señor presentador, acá estoy, envuelta en este chal de finos eufemismos, rodeada de esta horda de aduladores cuyo apoyo fue fundamental para que se me otorgara la corona de Señorita Simpatía. Gracias. Los amo. Todos son maravillosos.

El Quindiano le recomienda