1. Vuélvete una caricatura viva. Muchas generaciones han sido educadas por Cartoon Network y enloquecerán con tu sonsonetico de muñeco.
2. Haz un libro bien esquizofrénico, tu imagen una y otra vez, corte tras corte, clasificando cualquier cosa. No importa que lo que digas sea profundo sino que acumules muchas palabras en tiempo record. Más de nada es más. El lector solo quiere más. No le des tregua.
3.Aunque te niegues a creerlo la novela total no cambió nada, las descripciones de los paisajes naturales, la reflexiones filosóficas entrelazadas con la narración, el libre discurrir de la conciencia, siguen estando out desde el siglo XIX.
4. El grito de Munch sigue teniendo la razón. El hombre lo ocupa todo, no hay nada atrás de él, nada adentro, una maraña desdibujada de palabras sin contenido.
5. Renuncia a la literatura tal como la has concebido. Dedícate a escribir los guiones del Sensocine que imaginó Huxley en Un mundo Feliz. No escribas historias, escribe estímulos. Si en el siglo XX predominó el masculinísimo show dont tell, en el XXI reina el feel dont think. Feel dont think compañero.