A veces siento como si el mundo laboral le exigiera a las mujeres convertirse en cyborgs: las emociones manténlas siempre en en el sano medio, es más, un poquito más abajo, si ahí, rayando en la insensibilidad, que nada se vea, ni las alegrías ni las penas, ni la euforia ni la desazón, así que vamos, fluye en esa frigidez, elimina tu carácter fluctuante, tu honestidad vital, no rías ni llores, óyeme bien que nadie tenga pruebas de tu existencia hormonal, que nadie nadie pueda llamarte emotiva, apasionada, sensible, intensa, porque esos adjetivos, prueba de que la sangre corre por tus venas, se convertirán en tu principal obstáculo. Idónea, esa palabra desinfectada, es el adjetivo al que debes aspirar. Así que apúrate, déjate ya de tanta vida, y asume tu condición de máquina ¡carajo!.