Por Arcesio Chica Jr.
Es inexorable e inobjetable, nos cambiaron y punto. Si, así es, nuestra vida ha sido cambiada para bien o para mal, en realidad no sé, porque existen muchas aristas y muchos pensamientos al respecto, pero que nos cambiaron…nos cambiaron!!!.
Recuerdo que hace mucho tiempo en alto representante del gobierno, si mal no estoy, de apellidos; Valencia Cossio soltó una afirmación lapidaria: “O cambiamos, o nos cambian”, refiriéndose al Congreso de esta linda patria Colombia, quién diría que al pasar de los años esa máxima se convertiría en una verdad incuestionable que, lamentablemente, no afectó a los llamados padres de la patria sino al ciudadano de a pie que, ante sus ojos atónitos ve como todo ha tenido giros y cambios que lo afectan directamente.
Muchos añoran la forma de empleo que tenían, y de la cual renegaban, porque ya no es la misma, porque de ahora en adelante van a contratar por horas y así mismo van a pagar la salud y pensión, ya no habrá subsidio de transporte y demás gabelas y lo triste contratos por prestación de servicios o sea cuando se acabó, se acabó y hasta ahí se llega.
La forma de comprar, ahí sí que cambia la cosa, hay que bancarizarse para poder adquirir bienes y servicios. Todo por internet, para evitar contacto físico, y para que los bancos ganen más, porque cuando se acabe la “bulla” de la pandemia toda transacción será cobrada, aún las fallidas, y lo grave es pedir una cosa bien cara y que le llegue una caja con un ladrillo adentro.
Nos cambiaron hasta la forma de saludar, ya no se puede abrazar, ni mucho menos besar, como era de rico, pero ya no se puede, y lo más triste ya no se puede salir a la hora que se quiera, el día que se quiera y con quien quiera porque hay que salir, pero solo!. Bueno, pero quien está leyendo esta columna dirá y que es lo que quiere el que escribe si la culpa la tuvo el virus? nadie lo niega, por supuesto, pero que don covid 19 ha tenido ayuda tampoco se puede negar, porque, como dice el ladrón “la oportunidad la pintan calva”, los gobiernos encontraron el hueco perfecto para decretar y decretar, cerrar y cerrar y lo peor prometer y no cumplir.
Por eso, a vivir esta triste realidad, donde solo estamos para obedecer y permanecer en un estado completo de pánico del cuál no se sabe cuándo vamos a salir… de verdad nos cambiaron y de esa vida que tanto disfrutábamos no quedan sino añicos que por mucho que intentemos juntarlos jamás quedarán lo mismo.