martes 20 May 2025
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Mi amigo Ozzy

9 mayo 2023 3:10 am
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Por James Marulanda

 Voy a hacer una semblanza a manera de homenaje a nuestro perro Ozzy.

Los años le muestran a uno actos que, aunque simples o primarios son referentes máximos para evidenciar situaciones por consiguiente genuinas, puras en esencia. Si en verdad la bondad existe, estuvo plasmada por entero en ese humilde “peludo” que en buen momento a nuestra casa llegó algún día. Fue el ser más sensible que en mi vida he conocido. Su nobleza, obediencia, lealtad amistad, sumisión exagerada, mansedumbre rayando en la simpleza y otros condimentos naturales hicieron que mi apego de hombre ya maduro por los años se acrecentara en forma desmedida.

Fue mi compañero de largas caminatas, guardián en las noches solitarias, confidente de mis sueños no alcanzados, desfogue de angustias pasajeras, admiración de trashumantes pasajeros del camino, y aljibe de afectos alojados en el alma.

Ozzyto entró en su momento a hacer parte del ramillete afable en mi familia. Se ganó el cariño de todos y siempre recibió halagos que en forma muy confidente se los hice saber en momentos de tertulia que el siempre comprendió.

En su carácter de animal noble imperó la bondad que tanta falta nos hace a los humanos. A pesar de su estampa imponente de animal grande, supo manejar la tolerancia y entendió que las cosas más sencillas se manejan con altura.

Hoy solo existe en nuestro recuerdo. Seguramente allá en el cielo de los perros buenos estará lanzando sus ladridos acudiendo a la “ozzymanía” que con deleite amenizaba nuestros ratos haciendo que echado en el suelo se hiciera el “muerto” o se sentara para recibir como recompensa el pedazo de pan o la galleta. Ya no acudirá a la tienda de Arturo donde siempre recibía su regalo con ladridos de alegría. Adiós, tus cenizas se las llevó el arroyo donde tantas veces mostraste tus destrezas. Me hacen falta tus saltos casi felinos, tus arabescos danzantes cuando te lanzábamos algún pedazo de madera, tu mirada inquietante que con rapidez admirable seguías nuestros pasos cuando sin disimular tu alegría recorríamos las calles y avenidas de la hermosa Manizales.

Una lágrima furtiva recorre mi mejilla al evocarte. Vivirás por siempre perro amado. Nunca dejaremos de plasmar tu imagen en nuestra mente. Tu santuario permanecerá como signo sagrado en tu honor y nadie tendrá la osadía de profanarlo.

Nos llevamos tu memoria. Sigue descansando en paz amigo Ozzy.

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