Hay días de días, si bien mi costumbre siempre ha sido vivir la vida con el mayor optimismo posible, sin importar las circunstancias, a veces se necesita ver las cosas crudas aunque no queramos, verlas tal y como son. Estando en esa tónica, veo el mundo que nos tocó vivir con todo y personas incluidas, y muchas veces no puedo evitar sentir desesperanza.
Si empiezo a desglosar el análisis por lo social, me voy a incluir en el cuento, precisamente para ser inclusivo, pero no es que yo haga todo eso, no todo. Empiezo entonces con mi observación de sociedad y por encima deduzco que no va nada bien, tal vez irá bien para algunos, pero para quienes nos ha interesado entender entre lo que conviene y lo que no conviene, por supuesto que no va nada bien. Hemos olvidado lo fundamental como sociedad.
¿Se acuerdan de lo que significaba solidaridad?, esa época donde la ley del más fuerte no era tan evidente, cuando la antropofagia salvaje no nos invadía todavía, cuando era más común que ahora encontrar ayuda mutua y recíproca, pero hoy, casi nadie da puntada sin dedal. Es como si los afanes en que nos sumergió nuestro sistema pro tener lo que no necesitamos, nos hubiese hecho perder la fraternidad, el interés por el bienestar del otro, no solo vigilar el personal.
Y aunque hoy vivimos atestados de información, casi nadie lee, poco o nada interesa la buena educación, tampoco nos ha interesado mejorar el comportamiento como ciudadanos y menos enterarnos de cómo funciona de verdad el mundo que vivimos. Con decirles que hasta esperamos que alguien nos diga por quien votar, como si no nos gustara pensar, como si la ignorancia fuera una virtud perseguida y anhelada. Nunca se le olvide que hoy, dadas las facilidades para aprender que nos ha dado la tecnología, la ignorancia es una decisión personal de vida, usted decide.
Se han dejado a un lado poderosos preceptos como “amar al prójimo como a uno mismo”, fraternidad pura, y se prefirió darle rienda suelta a la polarización, a la exclusión, estamos llenos de “ismos” que hacen daño, que fanatizan, resquebrajan y dividen nuestra sociedad, que el feminismo, machismo, racismo, y muchas otras actitudes incorrectas de vida.
Mi pregunta es, y considerando que el presidente también es nuestro prójimo, por más de otro planeta que parezca, ¿será que él y los anteriores presidentes se querían y nos querían tan poquito que nos sirvieron en bandeja con forma de títulos mineros para matarnos a mediano y corto plazo?, o, ¿es que ellos sí se quieren y por eso se van a volar de Colombia tan pronto la crisis ambiental estalle? ,o , ¿será que creen que nos están haciendo un favor?, lo dudo.
Con esta sí, jaque mate, ¿por qué la mayoría de los actuales candidatos presidenciales, que también son prójimos, no han dicho ni mú frente al despropósito de la venta del Páramo de Santurbán?.
Lo que nos tiene llevados en esta sociedad, es esa necesidad casi patológica de tener y tener cosas y plata, estamos dando más interés a lo superficial, a lo que no vale la pena, a lo que se pudre y que además no es vital, antes que a lo trascendental, a lo que vive para siempre.
Alguna vez leí que el potente ciclón tiene un punto muerto en el centro que es de donde emana toda su fuerza, un espacio de paz, quietud en su interior. Pero hoy preferimos soñar con montones de dinero que quizás nunca tendremos, aunque sí aparentamos hasta el día de la muerte, solo hasta ese día, cuando la gente se dé cuenta que el difunto no tenía ni los 13 mil mensuales para el pago mensual del seguro funerario.
La vida no es tener, es ser, la vida no es amar el dinero, es amar al prójimo tanto como a mí mismo, parece fácil, pero no lo es, sino vea como nos damos duro. Termino con una frase que escuché, “no madura, quien no ama de verdad”, pero todo esto se nos olvidó, me incluyo con creces, mundo de inmaduros.