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La educación prohibida

18 diciembre 2017 3:52 am
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”… Porque no se educa para la paz; se educa para la competencia y ésta es el principio de cualquier guerra”.

 

Aunque muchos no lo creen, no lo saben, o no les interesa saberlo, la educación, tal como la conocemos, terminó siendo uno de los peores desastres de la humanidad. Porque no se educa para la paz; se educa para la competencia y ésta es el principio de cualquier guerra. En un video documental difundido en la internet, con el mismo título de este artículo, se nos explica que: “Todas las leyes de educación nos hablan de objetivos de desarrollo humano profundo: comunidad, solidaridad, cooperación, valores humanos, libertad, igualdad, paz, felicidad…La realidad es que la estructura básica del sistema promueve justamente los valores opuestos: la competencia, el individualismo, la discriminación, el condicionamiento, la violencia individual, el materialismo: obedece –compite –no sientas – desconfía – consume – sufre…Los sentimientos no importan….la escuela es una gran guardería…Lo que se hace es un adiestramiento canino”.

También se nos recuerda que la “Escuela” nació en el siglo XVIII, en la era del “despotismo ilustrado” y se creó en Prusia por las castas dominantes, precisamente para perpetuar el sistema monárquico imperante en esa época: “Esos déspotas ilustrados pretendían tener un pueblo dócil, obediente, que se pudiera preparar para las guerras que hubo en esa época entre todas las naciones que estaban naciendo…”. El modelo se exportó al resto de Europa, y posteriormente al resto del mundo. En su momento (finales del siglo XIX y mediados del siglo XX, se implementó con el conductismo, corriente de la psicología (Watson –Skinner – Pávlov), “con tres niveles de organización científica que se complementan y realimentan recíprocamente: el conductismo, el análisis experimental del comportamiento y la ingeniería del comportamiento” (Wikipedia). Con esta valiosa herramienta se dota a los maestros para que por medio de “estímulos” (premio – castigo) se obtengan resultados “medibles” y “contables”: E – R (Estímulo – Resultado). Por lo menos hasta finales de la década del 50, sonaba en las escuelas y en los hogares esta sentencia infame: “La letra con sangre entra”. Estábamos lejos de imaginar que los niños de entonces, creceríamos con esa marca en la memoria y en el alma. Para muchos, la violencia se convirtió en la única forma de obtener todo lo que deseaban: cosas, dinero, poder. La humanidad, pese a la educación, o mejor, a causa de ella, no ha podido tener un siglo en paz, ha sido adiestrada para la guerra. Estamos en la era del posmodernismo, y el país más poderoso del mundo elige como presidente a un hombre que dice estar dispuesto a borrar de la faz de la tierra a toda una nación (Corea del Norte) si ésta no desiste de su carrera nuclear. Y eso no es nuevo; con el mismo pretexto, el presidente Bush invadió a Irak, a sangre y fuego extirpó el régimen de Sadam Hussein y terminó expropiando el petróleo, lo que develó sus verdaderas intenciones iniciales. Para no ir más lejos, en Colombia la violencia es una enfermedad endémica. Después de sesenta años de violencia política, la más larga y cruenta de las guerras de guerrillas en la historia, la mitad de la población sigue gruñendo y ladrando como perros rabiosos, ante la posibilidad de que sus “enemigos”, desarmados, pretendan reincorporarse a la vida civil, con todos los derechos que la constitución les otorga.

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