Trasunto del virus zombie

5 febrero 2018 3:56 am
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“Curioso que el virus del amor no se contagie tanto en tiempos de paz, como el virus del odio en tiempos de guerra.”

Si uno observa con detenimiento los videos que han circulado en las redes sobre el recibimiento de los armenios al candidato presidencial de las Farc, no puede menos que asociarlo con las escenas de ataques zombies en las películas de Hollywood. Al temido y temible Timochenko, no le quedó más remedio que salir corriendo y buscar refugio para ponerse a salvo de una enloquecida muchedumbre que hubiera querido lincharlo si fuera posible. Porque todos están contagiados del virus del odio. Y no se trata de un odio espontáneo, fruto o efecto directo de las acciones bélicas del guerrillero. Se trata más bien de un odio inducido desde el buró de un hombre muy poderoso, que violó a la guapa -bella- periodista Claudia Morales, cuando fue su empleada, pero que me reservo el derecho a guardar silencio sobre su nombre, dada su alta peligrosidad. La sola mención de su nombre puede producir escozor en todo el cuerpo, y convertirte en huésped de este virus que es ampliamente difundido por los medios y sobre todo por las redes sociales, lo que permite encubrir a los actores y responsables de la epidemia de pos verdades, mentiras, infamias, calumnias, violaciones y toda clase de bellaquerías con las que se maneja hoy la política en todo el mundo. Curioso que el virus del amor no se contagie tanto en tiempos de paz, como el virus del odio en tiempos de guerra. Y curioso que el amor no sirva ni siquiera como antídoto para esta especie de 'peste rábica'. Algunos síntomas observados en laboratorio son: dilatación de la pupila, ojos brotados y enrojecidos, sudoración profusa, elevación del volumen de la voz que se torna en gritos incoherentes e inapropiados en las discusiones que deberían ser de tipo 'racional'; crispación de los dedos de las manos y los pies, tensión muscular, propia de la preparación para el ataque físico, exagerada distensión mandibular, acompañada a veces del crujir de dientes y salivación espumosa, dependiendo de la elevación de la temperatura corporal; y por último, el más evidente, es el bloqueo del hemisferio cerebral izquierdo que controla el lenguaje y el pensamiento lógico. En este punto el individuo afectado sólo puede proferir improperios e insultos de grueso calibre y es incapaz de razonar o hacer un discurso coherente. Es tal la magnitud del problema que ha dividido al país y ha propagado el miedo a situaciones hipotéticas y falaces como el castro chavismo, el comunismo del presidente Santos y de los candidatos Petro, De la Calle Lombana, y Fajardo y sus aliados de izquierda. En fin, estamos en presencia de un problema de salubridad pública, que de no ponérsele el 'tate’quieto' en las urnas durante las próximas elecciones, podría sumirnos otra vez en la violencia, el atraso social y la falta de controles, que son las claves para seguirles abriendo las puertas a la corrupción y al olvido.

 

 

 

 

 

 

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