Por Rogelio Guevara Villamil
Algo que gran parte de los colombianos está esperando es la reanudación del fútbol profesional colombiano. Aparte de la afición, de los hinchas verdaderos, el fútbol le hace falta a mucha gente; es algo que mueve dinero en buenas cantidades. De esa número cinco dependen no sólo la dirigencia de los equipos, cuerpo técnico, jugadores, utileros, los encargados de la logística; éstos podríamos decir son los directamente vinculados a la actividad en mención.
De la crónica deportiva me ocuparé más adelante porque hace poco alguien en un noticiero de televisión habló de esos personajes tan maltratados a veces, pero indispensables en un partido: los árbitros. De ellos nadie se ha ocupado durante este confinamiento, ellos ganan por partido pitado, tienen que pagarse su seguridad social y según el entrevistado igual que muchos están atravesando un situación muy difícil; también están rezando para que vuelva cuanto antes. Los que le calman la sed al aficionado y le proporcionan algo de mecato son otros de los damnificados, los que se ubican en la afueras del estadio con sus ventorrillos de todo, los que cuidan carros y pare de contar.
Ya se dieron a conocer los protocolos de bioseguridad que exige el gobierno y la autorización para iniciar los entrenamientos de manera individual y a las dos semanas de forma colectiva y muy posiblemente a comienzos de agosto se reinicia la liga, sin público lógicamente; tampoco se sabe hasta ahora cómo continuará el campeonato, si se finalizará el primer semestre o se jugará uno solo en el año. Ah otra cosa. Sólo se ha hablado de los equipos de la A, de los otros y del femenino nada.
Algo esperanzador es que el torneo tal vez se lleve a cabo en una o dos ciudades y entre las opciones están Bucaramanga y el eje cafetero. Vamos a ver cómo es que nuestros dirigentes mueven sus fichas para ponerle oficio al jardín de América.
Todos sabemos que el fútbol en Colombia ha logrado reunir el mayor número de aficionados desde que se llevó a cabo el primer campeonato, es un deporte de multitudes, pero en todo esto hay un ingrediente fundamental, básico, determinante: la radio. Toda la emoción de los partidos llegaba a través del radio de transistores y hacía vibrar a los aficionados así estuvieran en el estadio. Por eso me parece inaudito, extraño, todo un atropello con este medio que se piense reiniciar el campeonato sin permitir la presencia de la radio. Según parece la exclusividad le pertenece a un canal de televisión que será el único dueño de las transmisiones.
No debería extrañarnos porque estamos en Colombia donde suceden las cosas más insólitas, como esta de negarle el derecho al trabajo a quienes le han dado lustre a una profesión y se han encargado de hacer vibrar de emoción a millones de compatriotas.