Rogelio Guevara Villamil
Enrique Santos Discépolo fue uno de los letristas de tango con más visión futurista, pero creo que, cuando dijo “que el mundo fue y será una porquería” no hacía referencia a que ese mundo fuera nuestra amada patria; porque a pesar de que el tango en mención-cambalache- lo escribió en 1934, en Colombia tiene una vigencia asombrosa; ”los inmorales nos han igualao” y hasta de pronto nos han “superao”.
Estamos permeados e invadidos por una cultura que algunos llaman traqueta que se ha enquistado en todos los órdenes de la sociedad logrando invertir los valores -humanos-, la ética y la moral ya son un chiste; ni las altas cortes se han salvado. ¿recuerdan el cartel de la toga? ¿Qué se hicieron los hombres que hacen el bien? Pregunta el maestro Arellano en un bambuco. “si la moral del mundo va para atrás”.
Traigo esto a colación como preámbulo para comentar algunos hechos que han llamado la atención, pero también producen cierta desazón porque a mi juicio confirman lo expuesto al comienzo: murió en la costa caribe colombiana uno de los más poderosos gamonales o caciques políticos de la región, a lo largo de su carrera logró imponer su dominio y constituir con su familia todo un con clan que ponía y quitaba en su departamento(está mal empleado el tiempo verbal, todavía pone y quita). Pero en su frenética carrera, según la justicia, cometió algunos desmanes, otros los llaman equivocaciones, fue encontrado culpable de varios delitos y recibió cuatro sentencias, en el momento de su deceso se encontraba en una clínica de Medellín.
Lo llamativo de todo esto es la multitudinaria despedida; que alguien acusado, sentenciado y encarcelado por sus actuaciones dolosas reciba el homenaje como si hubiese sido un héroe. Pero estamos en Colombia.
Y también en la costa, casi simultáneamente con lo relatado antes, fue recibido en su pueblo natal con pitos, banderas, pancartas y un nutrido desfile un expresidiario que salió de la cárcel luego de pagar condena por corrupción. Esto demuestra que las castas políticas han penetrado tan profundo en la conciencia colectiva que el pueblo raso es un borreguito que se deja manejar al antojo de los poderosos. Así las cosas, la dignidad y la decencia se pisotean sin el menor asomo de vergüenza.
P.D. La editorial planeta se negó a publicar el libro “La costa nostra” excelente trabajo investigativo de la periodista Laura Ardila. Según la autora, había un contrato firmado con antelación, todo estaba listo, revisado, portada lista, pero de un momento a otro fue llamada a la dirección para informarle que el libro no se iba a publicar bajo el argumento de que podría haber una demanda contra la editorial. Lo único cierto es que ahí se tocan los “intocables” de Barranquilla; ese clan familiar que desde hace años se apoderó la arenosa y ante la proximidad de las elecciones, cuando se aspira nuevamente a la alcaldía, ajá, había que hacer algo.