Por Fernando Rojas Arias
Ante el aumento del Covid-19 con ocasión de las fiestas de las Velitas, de Navidad, de Año Nuevo y de Reyes algunos alcaldes se negaron o rehusaron dictar de nuevo medidas que restringieran la libertad de locomoción de los ciudadanos. Otros por el contrario arreciaron las medidas por el aumento del porcentaje de ocupación de las UCI en los centros asistenciales de las diferentes ciudades del país, sobre todo en las capitales y se volvió en parte al confinamiento y cuarentena, al toque de queda y al pico y cédula, asimismo a imponer limitaciones a establecimientos de comercio como restaurantes, bares y discotecas.
El argumento actual de las autoridades de salud, es que el contagio se está presentando por las reuniones de los diferentes núcleos que conforman una familia. Se conocen y comentan muchos casos en que se contagia un miembro de un núcleo de una familia y este procede a proteger a los otros miembros que lo integran, mediante aislamiento y cerco epidemiológico, para proteger así a los otros núcleos, es decir que se tiene conciencia con el cuidado en lo que tiene que ver con los círculos más cercanos.
Pero entonces nos preguntamos: ¿En dónde se produjo el contagio de esa persona que hace parte de un núcleo familiar? Para, según las propias versiones, darnos cuenta que fue en su lugar de trabajo, en la fiesta de compañeros de trabajo de despedida del año o en la programación de grandes fiestas clandestinas y lo más grave de todo en la fila de un banco o en las grandes filas para reclamar los medicamentos, sobre todo por adultos con enfermedades mórbidas o crónicas o en donde se reclaman subsidios o ayudas del gobierno o en las calles donde proliferan los habitantes de la calle y los vendedores y compradores ambulantes, que en su gran mayoría no practican ninguna medida de bioseguridad para sí o para los demás. Parece que ahí las normas fueran para los formales y no para los de ruana.
Todo esto refleja la inoperancia de las medidas tomadas por el gobierno nacional y los locales, imponiendo sanciones a los infractores de las normas por ellos dictadas, como comparendos y multas que seguramente no se harán efectivas por no contar con los medios para hacerlo, o que a quien se le impone no tiene capacidad de pagarlas. Lo peor de todo es que ese ciudadano que incumple, sabe que las autoridades no tienen esas herramientas y le da un carajo pasarse las medidas por la faja. Tampoco se toman otras medidas para proteger a los de las colas, es decir, que al gobernante también le importa un carajo lo que pueda suceder con los ciudadanos que las padecen bajo las inclemencias del clima y de la indiferencia de muchos de los funcionarios que tienen que prestar el servicio. Para qué en muchas de las dependencias que suministran medicamentos se establecen horarios de 24 horas todos los días sin excepción, si al usuario se le dice que los días de fiesta y las horas nocturnas son solo para urgencias, lo que provoca que en los horarios de oficina en los días comunes se den esas aglomeraciones. Sin contar que en muchas ocasiones la persona que presta el servicio llega con retrasos de más de media hora para iniciar su labor. ¡Qué indolencia!
Las autoridades tienen que tomar otro tipo de medidas si quieren en realidad frenar la velocidad con la que se está propagando el virus y así poder darle un mejor aprovechamiento a las UCI. Hay que crear la obligatoriedad en todas las entidades oficiales y privadas de atender mediante el sistema de turnos y de horarios preestablecidos para la atención de los usuarios. Y la obligatoriedad de prestar el servicio a domicilio de una manera eficaz y oportuna a los pacientes con enfermedades mórbidas o crónicas y mayores de 60 años que se encuentren sistematizados en las EPS donde se conocen la localización y sus tratamientos.
Pero a la vez, el gobierno nacional y los municipales para lograr los objetivos de prevención, tienen que cumplir estrictamente con las ayudas tan cacareadas de mercados y subsidios en el domicilio de los beneficiarios para que no tengan que salir a las calles a trabajar o mendigar el sustento de cada día. Hay que crear condiciones propicias para que los vendedores ambulantes o estacionarios cumplan con las normas de bioseguridad como se hace con otros gremios.
Entonces si se cumplen con uno requerimientos básicos de la población, el Estado si podrá imponer con autoridad las medidas de cuarentena, de confinamiento, de pico y cédula a la ciudadanía. Permitiendo además la reactivación ordenada de la economía del país y podrá hacer efectivas sanciones más drásticas diferentes a los comparendos y multas, como cierre de establecimientos, suspensión y despido de empleados, de escarmiento público, de deportación de extranjeros, hasta de privación de la libertad, lo que se puede lograr si las autoridades municipales y de policía dejan a disposición de los jueces penales a los infractores para que se apliquen los tipos establecidos en el código penal por atentar contra la salubridad pública. Sobre todo a los de las famosas fiesticas clandestinas. Artículo 368: VIOLACION DE MEDIDAS SANITARIAS: El que viole medidas sanitarias adoptadas por la autoridad competente para impedir la introducción y propagación de una epidemia incurrirá en prisión de 4 a ocho años. 369…….
Para recibir hay que dar. En el control de la propagación del Covid-19 no solo debe cumplir el ciudadano, también lo debe hacer el gobierno.