Cantinflando
Por Fernando Rojas Arias
Todas, o mejor, la mayoría de Las reformas tributarias que se proponen al país cuando en ellas van implícitas la creación o modificación de impuestos, son rechazadas por los contribuyentes. Uno de los sectores que se manifiesta con mayor fuerza es el político a través de las diferentes bancadas en el parlamento, perdón, el Congreso y muchos de los que la desaprueban dan declaraciones y se rasgan las vestiduras en su contra para al final, casi siempre al cabo de la medianoche, las terminan aprobando.
Esta reforma parece por lo que se denota va a ser una de las que se va a hundir en el Legislativo, ante la negativa del presidente de la República de retirarla. Como se lo han solicitado algunos partidos políticos y los organizadores de los paros cívicos. Pero habrá a la vez otras causas que provocan ese hundimiento como lo es la proximidad de las elecciones para la Cámara y el Senado que se realizaran el año entrante y que se está dando el ‘papayaso’ para hacer populismo en la campaña para esas elecciones. Se habla además de la mermelada que estaría dando el gobierno para su aprobación, lo que seguramente podría inclinar uno de los dos lados de la balanza.
presidente de la República y su ministro de Hacienda presentaron la reforma en cumplimiento de la obligación legal y constitucional de mantener la gobernabilidad, no solo para el año de gobierno que le falta, sino la del o de los próximos gobiernos, a sabiendas del gran rechazo que se iba a presentar en la ciudadanía y en los políticos en ejercicio, además para salvaguardar la responsabilidad que les cabe ante una eventual crisis económica por falta de recursos.
Es al Congreso de la República a quien le compete realizar el gran debate sobre lo que propone el gobierno, para tomar la decisión final después de un concienzudo estudio, si aprueba la reforma como la propuso el gobierno, si acogen algunos de sus artículos, o si por el contrario se rechaza totalmente, dejando en claro un consenso de acuerdo para formular soluciones que puedan garantizar una verdadera gobernabilidad y se pueda cumplir sobre todo con los programas sociales propuestos durante la pandemia y los ya existentes, y continuar con las políticas trazadas en el último presupuesto.
No es como se está haciendo en este momento como se tratan los asuntos del Estado, en los medios de comunicación y mediante amenazas, pretender dejar sin piso una propuesta cuando no se ha debatido solo con la intención de hacer populismo político, o si no que lo diga el señor Gaviria. El gran foro de concertaciones, no es la casa de Nariño, es el Congreso de la República, es allí en donde se deben de tratar y debatir los grandes temas nacionales, aceptar o no de leyes propuestas del gobierno cuando a este le corresponde la iniciativa, dictar las normas que impidan el despilfarro y corrupción que desmoronan la economía, establecer cuáles son los gastos verdaderamente para su funcionamiento y en fin todas aquella medida que redunden en la austeridad necesaria en estos momentos de crisis. Es en el Congreso donde se debe decidir a cuantas pensiones tiene derecho un colombiano, a qué edad se debe pensionar, cuál la edad de retiro forzoso a los 70 o las 65, y si esto puede o no aliviar en parte el desempleo que nos agobia, si se pueden o no gravar las pensiones de las que gozan en gran parte los padres de la patria en todos los poderes. Las más recientes reformas tributarias fueron aprobadas por este Congreso que en los últimos años habrá cambiado algunos nombres, pero no sus formas de actuar, fueron ellos los que establecieron las grandes exenciones, a la banca, a otras entidades y ricos del país. Es seguir dándoles los contratos del Estado a los aliados cuando se pensionan, es desde donde se señalan quienes van a ser los gobiernos seccionales y locales en el futuro, sin importarles la carga de corrupción que sobre ellos recae. ¿De qué se queja entonces doctor Uribe, doctor Gaviria, doctor Vargas Lleras, doctora Vivían Francisco Becerra, doctor Yepes, y otros de otros partidos, y todos sus copartidarios o secuaces que dicen tener el liderazgo político en el país?
El Congreso de la República no se le debe permitir evadir, como si fueran impuestos, su responsabilidad de tratar la reforma tributaria, como ha evadido su responsabilidad de legislar en otras materias por ejemplo el matrimonio gay o el aborto dejando esta responsabilidad a las cortes cuando es la suya. A trabajar de frente al país. Son los congresistas los que dictan nuevas leyes o la derogan o las modifican para que las cumpla el ejecutivo, los jueces y los órganos de control los que le dan facultades al gobierno para colegislar. El espacio está abierto, legislen con criterios patrióticos que demuestren que si les interesa verdaderamente el futuro que se avecina y no sigan con esa manera hipócrita de estar despotricando de lo que ellos mismo crearon como “padres de la patria”. Reforma tributaria en consenso sí. El consenso se logra en el Congreso de la República. Señores congresistas la pelotica está en su cancha. Trabajen no como zánganos que dejan que las abejas lo hagan para lucrarse de su miel.
El Presidente de la República no se puede dejar presionar bajo chantajes para retirar el proyecto de reformas, ni por los organizadores de paro, ni por lo políticos tradicionales o de centro o de centro izquierda, ni por precandidatos, ni por los gremios, eso sería en un principio querer que se mantenga el statu quo, eximir al Congreso de su responsabilidad, postergar lo que tarde o temprano se tiene que hacer, para mantener las finanzas del Estado y un acto de cobardía que no le perdonaría la historia.
Cuando se cumple sin dilaciones la voluntad del ejecutivo, se está en una dictadura. En las democracias, se conjugan las voluntades para tomar las decisiones.