¿En qué consiste la importancia humana de los hombres del Eje Cafetero? Muy simple. Caldas, Risaralda y el Quindío, son departamentos ejemplares en Colombia por la riqueza moral y cívica de sus mujeres y sus hombres. Pocas regiones con tan hondo sentido de pertenencia. Se practica aquéllo según el cual lo más hermoso de la patria grande es la patria chica. Lo que pasa en estas gentes es la fe en el ideal, la tenacidad en el esfuerzo, la agudeza intensa de sus pensamientos, el desprendimiento inverosímil, la abnegación sin límites, la consagración total a la familia, la oportunidad del valor. Napoleón repetía “dadme una familia unida y os daré una patria fuerte y victoriosa”.
El regionalismo sano -emulación constructiva– ha sido un poderoso factor de desarrollo en el país. A uno lo identifican más como costeño, caucano, bogotano, o antioqueño, que como colombiano. El regionalismo une por encima de lo que divide. Una población está conformada no solo por los vivos. Los componentes de una población son tres elementos vitales: los vivos, los muertos y los que están por nacer. En la patria chica están enterrados nuestros antepasados, allá están los recuerdos de la infancia y de la adolescencia, el suelo nativo nos nutrió y nos formó y el presente es la condensación de lo que se ha vivido y experimentado.
En El Eje Cafetero las montañas se lanzan con ímpetu hacia el azul y de pronto se paralizan en este vuelo maravilloso de sus moles y se quedan allí, recortadas, con ansias de mayor elevación; los ríos quieren desbordarse y abnegar todos los contornos. El alma del caldense es musical; el paisaje lo determina a ser poeta. Del gran Caldas surgieron los tres departamentos. He escrito 62 libros. Mi primera publicación fue proclamada la independencia del Quindío. El volumen documentaba económica, jurídica, social y culturalmente esta nueva sección administrativa. El éxito fue rotundo. La lucha fue amarga, desgastadora y traumatizante. Tuvimos de contraparte a los hombres más importantes de Colombia en esa terrible lucha cívica: Gilberto Alzate Avendaño, Antonio Alvarez Restrepo, Gilberto Arango Londoño. Antioquia nos ayudó resueltamente. Laureano Gómez nos estimuló. Darío Echandía –vivió algunos años en Armenia- nos impulsó con eficacia. El día de la derrota de los conductores manizaleños, Álzate Avendaño me llamó El Descuartizador de Caldas.
Pereira y Armenia dependiendo del absorbente centralismo político, serian hoy un centro urbano como Girardot o Fusagasugá y jamás las poderosas metrópolis de hoy. Estas dos ciudades, son focos de civilización, centros dinámicos de turismo y puntos de referencia en lo cultural y en lo universitario.
El líder del Eje Cafetero no le teme a nada. Le preocupa no la competencia, sino no ser competente. Da el impulso, no lo recibe. Procura ser el primero entre los mejores.
En el Viejo Caldas, todo es pequeño menos el alma de sus gentes. No le temen a la grandeza. Saltan de una cima a otra cima. Son zonas privilegiadas.