Por Carlos Eduardo Urrea Arbeláez
Hace algún tiempo me referí en una columna a Donald Trump y aunque él no era el protagonista, sino su hermano Freddy, se dejó plasmado allí la forma de ser arrogante y pedante del ahora presidente saliente de los Estados Unidos de América. Y es que no era para menos, se crio en una cuna de oro, pues su padre el magnate Fred Trump era un hombre inmensamente rico, que le dio largas a ese malcriado niño que aún hoy hace pataletas cuando pierde en franca lid la presidencia de uno de los países más importantes del mudo.
Lástima que Fred ya hubiera fallecido, porque seguramente le estaría diciendo a su malcriado muchacho que no se preocupara que él le compraría un mejor país. Y es que la preocupación más grande de Donald Trump en su día a día era revisar los periódicos y revistas de todo tipo, cada mañana para ver que se había publicado sobre él y para ello tenía un equipo que le hacia una preselección, porque de los contrario no le alcanzaría el día para tan ‘importante’ labor. Narciso palidecería de envidia ante la soberbia, prepotencia y egolatría de su majestad (con minúscula) Donald Trump.
Pero hoy el protagonista no va a ser este señor a quien ya hemos aguantado por muchos años y que probablemente saldrá por la puerta de atrás, no solo de la Casa Blanca, sino del Partido Republicano, al que ya había abandonado en alguna oportunidad (fue 2 veces demócrata, 2 veces republicano y hasta independiente, casi alcanza a Roy)
Hoy nuestro protagonista es el señor: Joseph Robinette Biden Jr o Joe Biden el presidente número 46 de los Estados Unidos de América, una persona completamente diferente a su antecesor, no solo desde el punto de vista político, sino en su forma de ser, en su humanidad y es que Joe Biden es un hombre hecho a pulso y al que la vida no lo ha tratado siempre bien, pues se crio en una familia de clase media, siendo su padre un típico estadounidense, vendedor de autos y más tarde desempleado y su madre una mujer de origen Irlandés que profesaba la religión católica y por quien Joe siempre tuvo muchísimo amor y respeto y a quien siempre honró, contrario a su antecesor que pareciera que solo hubiese tenido padre.
La primera batalla que tuvo que dar Biden fue justamente en su infancia, cuando fue víctima de sus compañeros de estudio quienes le hacían bullying porque era tartamudo, pero con disciplina y pasando largas horas frente a un espejo declamando poemas y fiel al consejo de su padre: "La medida de un hombre, no es cuantas veces lo tiran al suelo, sino la velocidad a la que se levanta", su madre frente al bullying era un poco más radical y llego a sugerirle que le diera una trompada en la nariz a todo el que lo molestara.
En su infancia le toco limpiar ventanas y cortar césped, para poder ayudarse con sus estudios en una prestigiosa institución de Delaware en la cual lo habían matriculado sus padres, pese a la situación económica precaria por la que estaban pasando.
En su vida personal y familiar le tocó sufrir el golpe más grande que puede ocurrirle a un hombre, la pérdida de dos de sus hijos y su primera esposa, el primer suceso ocurrió en la navidad de 1972 cuando su esposa Neilia y su hija Naomi murieron en un accidente de tránsito y sus otros 2 hijos Beau y Hunter quedaron mal heridos, de hecho se posesionó en su primer periodo como senador en el hospital, al lado de la cama, cuidando a sus dos hijos a quienes tuvo que criar solo.
Se le conoció como el político con más horas tren, pues viajaba todos los días entre Wilmington y Washington D.C. , solo para poder leerles un cuento en la noche y en la mañana llevarlos a la escuela, en esa época su hermana Valerie fue de gran ayuda, hasta que se casó con su actual esposa la Maestra Jill Jacobs y con quien engendro a su cuarta hija, Ashley.
segundo suceso trágico fue la muerte prematura de su hijo Beau, de cáncer cerebral, en el año 2015, pues a pesar de haber sobrevivido al fatídico accidente en que murieron su madre y su hermana, Beau no sobrevivió a la enfermedad de las dos tenazas, esto fue un duro golpe para Joe que veía a su hijo como su sucesor en política, pues ya tenía una amplia trayectoria, incluso hay quienes dicen que Joe Biden pensaba retirarse y soñaba que el despacho Oval fuera ocupado por su hijo Beau, sin saber que el destino le jugaría una mala pasada nuevamente, y su hijo se iría de este mundo dejándole esa responsabilidad y honor a él.
Independiente de sus posturas políticas Joe Biden representa una nueva esperanza, no solo para los Estados Unidos, sino para la humanidad, no podemos olvidar que su antecesor nos tuvo ad portas de una guerra nuclear solo por su ego, que miles de estadounidenses fallecieron de Covid por el mal manejo de la pandemia y el ego de su ‘líder’, problema del que no sufre Biden, pues a pesar de su origen popular ha conocido el poder de cerca por casi cinco décadas, no solo desde el Capitolio, sino desde la Casa Blanca donde estuvo al lado de uno de los presidentes más queridos, recordados y carismáticos de la historia: Barack Obama, a quien por cierto mi hija menor adora y es uno de sus personajes preferidos.
A mi juicio una persona que ha tenido que pasar por tantas pruebas en su vida, que se ha hecho a pulso y sacrificio, que se ha rodeado tan bien, que además tiene tanta experiencia en la política puede generar un cambio muy positivo en el país del norte y en el mundo, que ya estaba cansado de la prepotencia y la mala educación de hijito de Fred Trump.
A propósito no mencione a Kamala Harris porque a mi juicio merece una columna para ella sola.
