Por: Sandra Guerrero
@SamiGuevlez
Con apenas 1.842 km2 de territorio, escasos 540 mil habitantes, una Brigada Militar compuesta por más de 3000 hombres, un Batallón de Alta Montaña ubicado en plena cordillera cercana a Génova, un Batallón de Ingenieros Militares afincado en zona rural de Pueblo Tapao, otro Batallón de Servicios ubicado en la zona norte de la capital quindiana, más de 23 Estaciones de Policía (si contamos que cada municipio tiene su estación…) un Comando Departamental de Policía, más los efectivos de inteligencia distribuidos a lo largo y ancho del territorio y aún así se puede decir que le quedó grande la seguridad de este pedacito del cielo, al gobierno.
Con estupor y desconcierto nos enteramos quindianos, colombianos y extranjeros que en el Quindío, el terruñito del café de parques de diversión y fincas cafeteras, la violencia había llegado ocupando grandes y rojos titulares de masacres y vendettas entre grupos criminales.
¿Pero si el Quindio no es región de cultivos de uso ilícito?, ¿Ni tiene corredores de movilidad para el tráfico de drogas?, entonces ¿Qué pasó?
A todas luces es increíble pensar que estas vendettas entre bandas criminales son ajenas a la inoperancia policial, institución que dicho sea de paso, se lleva más del 40% del presupuesto de Mindefensa anualmente.
Como no sería descabellado tampoco pensar que esta escena macabra de crimen y terror haya ocurrido con la complacencia de algunos efectivos de la Policía, (entidad encargada de custodiar la seguridad ciudadana) pero que en muchos casos se ha descubierto como sus mismos efectivos se encargan de afectar esta, ya sea por dar “positivos” es decir, resultados maquillados o que en el peor de los casos, policía y delincuente terminan siendo aliados del hampa y el delito.
Ahora bien, si lo que dice el Ministro de Defensa, Diego Molano, según hipótesis expuesta, es que la masacre ocurrida en la madrugada del domingo en el barrio La Esmeralda de Circasia, en la cual 4 personas murieron y 3 más resultaron heridas, obedece única y exclusivamente a enfrentamientos entre “Los Ibéricos o Trilogía” contra la banda de “Alias Nené”, no solo muestra el poder y tentáculos del crimen organizado en la región, sino también el papel reactivo de las autoridades. Ver pronunciamiento de Mindefesa en el siguinete link: https://www.youtube.com/watch?v=qKV4aMmpN_c
De nada sirve que la cúpula Militar, de Policía y hasta el Fiscal General de la Nación, Francisco Barbosa, se desplacen hasta Circasia y con bombos y platillos regenten una rueda de prensa, si la inseguridad en el territorio permanece, y lo que es peor, nosotros los quindianos sintamos ahora mayor temor por las represalias que los pillos de estas bandas puedan tomar.
El Quindío se convirtió por unas horas en el Cauca colombiano, zona del país, controlada, financiera, logística, ideológica y políticamente por grupos criminales, con la diferencia de que aquí no tenemos vastos terrenos con cultivos de coca o marihuana, ni tampoco corredores de movilidad hacia el pacífico, mucho menos presencia directa de disidencias de las guerrillas como ELN o Farc. Aunque sí es claro que hay fuerte presencia de bandas delincuenciales dedicadas al microtráfico de estupefacientes y armas.
CTI y DIJIN tendrán que esclarecer los hechos de modo, tiempo y lugar que aún son materia de investigación y que pese a que ya hay capturados, aún tiene muchos claroscuros en la historia.
Esta masacre deja tres cosas que pensar en materia de seguridad en la región:
1) Ineficiencia de la Fuerza Pública: La recolección de información de inteligencia por parte de los organismos de seguridad fue deficiente y desarticulada, ya que es impensable creer que entre Policía Nacional, Ejército, Fiscalía y otros órganos de seguridad y vigilancia no se conociera nada de lo que podía pasar (máxime cuando éstas dos bandas son las más “pesadas” que tiene el Quindío)…
Aunque la recolección de información de inteligencia puede ser tomada vía técnica o humana, la primera refiere a la información obtenida por medios digitales como radios, celulares, computadores, redes etc, la segunda a través de personas ya sean estas pagas o simplemente información que circula de manera libre, conocida como vox populi o vos del pueblo.
2) Complicidad de miembros activos: Para nadie es un secreto que la cultura del dinero fácil y la seudo sociedad traqueta ha imperado en colombia durante los últimos 30 años, esto ha generado profundos daños a las instituciones del Estado, (basta con recordar las nóminas de pago del cartel de medellín donde generales, suboficiales y policías recibian su tajada y todos eran felices) lo mismo podría estar pasando en este momento. No está de más que la policía activara de manera más diligente la contrainteligencia al interior de la institución, quién quita y encuentra algo…
3) Los pillos son los verdaderos amos: Que a una banda criminal le maten uno de sus pillos y la otra como represalia “acabe hasta con el nido de la perra”, es la muestra inconfundible del calibre y alcance de esto grupos hampa, la soltura de sus movimientos y la tranquilidad como operarn, dejan evidencia el control sino total al menos sí parcial que tienen del territorio, la inoperancia e incapacidad de la fuerza pública por contenerlos, dejando claro quien es el jefe.
Es clave evidenciar que las estrategias de seguridad y defensa desarrolladas por el gobierno nacional están fallando de manera sistemática, da la percepción de que existiera un interés manifiesto en deteriorar la seguridad en todo el país y de revivir épocas de violencia absoluta (tiempos en que carros bombas, asesinatos selectivos, atentados a periodistas o líderes sociales eran el pan de cada día… Los días de Pablo Escobar).