Por Jhoan Felipe López Castillo
Firmantes de la paz, organizaciones y ciudadanía juntos/as en la peregrinación nacional por la vida y por la paz, juntas/os en cada llanto por la pérdida de una vida y juntas/os en cada sonrisa humilde que sin duda nos caracteriza como pueblos. Seguimos en la acción para esperanzar y juntar en el Quindío, para dignificar la vida y para exigirle al gobierno nacional, a los gobiernos territoriales y a los poderes ilegales armados que controlan los territorios, que paren esta barbarie y este genocidio.
Por ello, en Armenia todos los pasos, todas las visitas a la plaza de Bolívar, todos los esfuerzos colectivos y las juntanzas que sean necesarias para y por la defensa de la vida. Así, desde la Marcha por la Dignidad de julio, la Minga Social y Comunitaria y la reciente Peregrinación por la Vida y la Paz de octubre del 2020, hemos marcado el camino colectivo, aquel que indica que soy porque somos. Las plazas son nuestras, de quienes no nos quedamos de brazos cruzados viendo como destruyen la vida de una generación entera que clama por la paz con justicia social, el presente y el futuro es nuestro.
Así pues, ayer viernes nos juntó el sentimiento profundo de indignación por el genocidio contra las mujeres y los hombres de la paz en proceso de reincorporación, nos juntó el rechazo de las 236 muertes de excombatientes firmantes del Acuerdo de Paz, de los más de 1000 asesinatos de líderes/as y defensores/as de derechos humanos desde el 2016 y el rechazo a la política de muerte que promueve la dictadura de Iván Duque. Nos juntó el acuerdo común que versa sobre la necesidad de implementar integralmente el pacto de paz firmado en el 2016 a nivel nacional y territorial.
Ahora bien, el conflicto armado persiste en los territorios, la paz aún es inconclusa y la inercia y estupidez de la guerra nos sigue arrebatando vidas. Lo propio hace la estigmatización y la irrigación de los discursos de odio promovida por las élites políticas que en connivencia con grupos armados ilegales controlan los territorios, el freno y lentitud con la que se implementa el Acuerdo de Paz a nivel nacional- territorial y la recomposición de las violencias con la preponderancia de las mafias internacionales y de nuevos grupos armados.
Por ello, el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición y sus instituciones deben ser defendidas en su naturaleza de justicia restaurativa y transicional, se debe acelerar la implementación de la Reforma Rural Integral para aflojar la posesión de la tierra y reducir los conflictos que de ella se derivan, se debe garantizar la apertura democrática con la participación política amplia y la no estigmatización. Debemos fomentar la seguridad humana como concepción de estado y no la seguridad para las nuevas guerras que promueve la élite política.
Así pues, son tiempos en donde la muerte acampa en nuestras cercanías, pero la paz, la dignidad y la juntanza de los pueblos retumban en nuestros corazones. Por ello, en una sola voz, junto a las víctimas del conflicto armado, junto a las y los empobrecidos, junto a las y los académicos, junto a las fuerzas políticas democráticas, junto a las nuevas ciudadanías, seguiremos construyendo otro país posible.
En consecuencia, y en lo que respecta al Quindío considero que es necesario avanzar en el fortalecimiento de la organización social y hacer un pacto regional por la paz que incluya definiciones de política pública en clave de derechos humanos, de construcción de paz y de no estigmatización. Debemos construir un plan de emergencia de inversión social para las mujeres, para las juventudes, para la infancia y la adolescencia y para las y los adultos mayores que incluya incorporar de manera masiva a programas educativos y a proyectos culturales. Y lo más urgente, debemos hacer un plan anticorrupción que comprometa a todos los agentes del Estado, a las empresas y a las organizaciones de la sociedad civil para cortar y evitar cualquier complicidad con las economías ilícitas y las dinámicas criminales para la apropiación de recursos públicos y rentas de negocios legales e ilegales.