Mg. Christian Ríos M.
Politólogo Internacionalista
Ecuador atraviesa una de las crisis más grandes de su historia, la corrupción estatal, la inestabilidad institucional, los bajos índices económicos, las altas tasas de homicidios y criminalidad en todas sus esferas, los múltiples asesinatos sistemáticos y selectivos, hacen creer que Ecuador está aportas de ser un estado fallido. Pero, ¿Qué base teórica lo podría sustentar? O ¿solo se puede plantear sobre la base de la simple evidencia empírica?
Esta definición de estado fallido corresponde a la concepción de un aparato institucional y burocrático que tiene una incapacidad fáctica para resolver los problemas básicos de la sociedad, atender las necesidades primarias de sus regiones, poca e inexistente capacidad de respuesta para contrarrestar y atender amenazas locales, nacionales y transnacionales; como también por supuesto, una enorme ineficiencia dentro de sus políticas públicas para disminuir la inseguridad, pobreza y desigualdad.
Dentro de los diversos teóricos que dan cuenta de la definición de Estados fallidos contemporáneos la que más se ajusta a la crisis ecuatoriana es el planteamiento de Jean Marie Grose donde categoriza cinco tipos de Estados fallidos: "1. Anarchicstates; donde no hay poder político centralizado. 2. Phantomstates; solo hay una autoridad limitada de Estado. 3. Anemicstates; Estados con escasos recursos que se encuentran en guerra contra grupos secesionistas. 4. Capturedstates; Estados que están manejados por grupos étnicos. 5. Abortedstates; no hay poder único que posea el monopolio de la fuerza". Lo anteriormente citado lo relaciona Juan Álvarez en su texto titulado: "La etiqueta como estigmatización: De Failed State, a Rouge State". De antemano, con respecto a Grose se propone analizar cada categoría.
Anarchicstates; donde no hay poder político centralizado: Cotejando la memoria histórica, Ecuador se define como un estado democrático basado sobre el principio de una República unitaria, central e independiente; esto contrasta con los acontecimientos generados en los últimos meses y dejan en entredicho tal premisa. Una clara crisis institucional desde el ejecutivo, y una red de corrupción estatal en todos sus niveles suprime la idea de avizorar liderazgos políticos centralizados. La BBC News mundo presentó un análisis detallado sobre un operativo al que fue llamado: “metástasis”, llevado a cabo en diciembre del 2023 y ordenado por el actual presidente Daniel Novoa con el fin de recuperar la institucionalidad. Esta operación policial dejo entrever una red de corrupción de enormes dimensiones. La fiscal general Diana Salazar Méndez tras los hallazgos encontrados la definió como un éxito dejando en evidencia un “narco estado”. Razón tal es que Ecuador aplica en esta primera categoría de Estado fallido presentado por Grose.
Phantomstates; solo hay una autoridad limitada de Estado: Para esta condición, Ecuador ostenta unas altas tasas de inseguridad, debilidad institucional, con poca y nada capacidad de respuesta para asegurar su soberanía nacional, como tampoco ha sido competente para tomar el control efectivo de sus cárceles donde operan los más grandes grupos criminales –categorizados actualmente como grupos terroristas- que tienen el control territorial de sus principales puertos, de las fronteras con Colombia y Perú y de las rutas internas del narcotráfico. La autoridad real del Estado es limitada en todos sus niveles.
Anemicstates; Estados con escasos recursos que se encuentran en guerra contra grupos secesionistas: La dolarización de la economía ecuatoriana permitió en su momento un avance estable con respecto a su política fiscal y pública, pero a su vez, hoy es motivo de su propia encrucijada. Al ser el dólar la moneda oficial se convirtió en el atractivo de mafias colombianas y mexicanas donde pusieron su mirada en este país como un enclave estratégico para el negocio del narcotráfico. Lavar dinero, obtener el control portuario (salida al mar) y tener acceso de entrada y salida a dos países productores de coca como Perú y Colombia, llamaron la atención de estos carteles que generaron en Ecuador una guerra interna entre bandas delincuenciales con el fin de poder alcanzar una filiación importante con algunas de estas organizaciones ya reconocidas como el de Sinaloa, el Clan del Golfo colombiano o de las mismas disidencias de las antiguas Farc; tal fue el caso de los “choneros y los Lobos” que se alinearon con estas estructuras.
Capturedstates; Estados que están manejados por grupos étnicos: Debido a los altos índices de desempleo y una economía golpeada por la creciente inflación, diferentes comunidades indígenas en el año 2022 acrecentaron la crisis ecuatoriana. Manifestaciones perpetradas por estos colectivos en diferentes puntos estratégicos de Ecuador pusieron en jaque al país debido al bloqueo de carreteras y focos fuertes de violencia dejando saldos de heridos y muertos. La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAINE), paralizo al país bajo exigencias que iban desde la disminución del precio del combustible, la no privatización de servicios estratégicos, garantías de empleo y el respeto por los derechos laborales y colectivos de las personas. Esta confederación estuvo en la capacidad de bloquear la nación a tal punto que el presidente Guillermo Lasso decretó el estado de excepción, so pretexto de que: “el Estado pueda restringir el libre tránsito para que permitiera que las autoridades implementaran el uso "progresivo de la fuerza" para "neutralizar las acciones violentas" (así lo registró la BBC News en artículo publicado en junio del 2022).
Abortedstates; no hay poder único que posea “el monopolio de la fuerza": El monopolio de la fuerza no es exclusivo del Estado, sino que está fragmentado por diversas organizaciones sociales, grupos terroristas, bandas criminales y carteles del narcotráfico. La ausencia del estado en todos sus niveles en provincias ubicadas en zona fronteriza con Colombia y Perú, al igual que zonas portuarias como Guayaquil han abierto la brecha para que la criminalidad ejerza un mando y control: político, social, económico y territorial, donde estas empresas por medio de la coacción someten bajo su amparo estos territorios y ocupan ese vacío institucional dejado por el estado ecuatoriano.
Declarar el estado de excepción –declarado el nueve de enero por el presidente Novoa- por segunda vez en menos de 2 años, lo que pone de manifiesto es un punto de no retorno ante el acorralamiento de la criminalidad en todos sus niveles a un estado permisivo y pasivo, que no pudo evitar ni prevenir el polvorín que se estaba convirtiendo Ecuador desde la presidencia de Rafael Correa y que hoy por hoy se ha gestado una crisis de grandes magnitudes. Secuestrar en vivo a unos periodistas en una señal abierta de televisión y amenazar la soberanía nacional es la gota que rebosa el vaso de una frágil república que está a la merced del narcotráfico, del terrorismo y la criminalidad. Políticas reaccionarias y urgentes ante una falta de poder político central, un aparato institucional limitado en su autoridad, guerras entre bandas criminales del narcotráfico y control territorial desde sus propias cárceles, grupos étnicos que emplean la violencia para coaccionar y bloquear el país, y la descentralización del monopolio de la fuerza colocan a Ecuador en la antesala de un narco Estado, pero más aún, de un Estado fallido.