Mg. Christian Ríos M.
Politólogo Internacionalista
Haití, isla del mar Caribe, ubicada territorialmente al occidente de un gran islote donde comparte espacio geográfico con República Dominicana, quien para su momento histórico en el año de 1942 fue declarada como isla española. Habitada por el pueblo indígena amerindio más conocido como Taínos; se convirtió en colonia francesa para el siglo XVII conocida como Saint-Domingue donde se establecieron grandes plantaciones de azúcar, café y variados cultivos tropicales utilizando mano de obra esclava africana, pero, debido a la brutalidad del sistema esclavista acarreó numerosas revueltas y rebeliones de esclavos a lo que llegó con éxito a finales del siglo XVIII la Revolución Haitiana extendiéndose hasta los albores del siglo XIX.
Este levantamiento popular tuvo un significado trascendental en la historia del continente americano, ya que fue una de las primeras y más exitosas revoluciones de esclavos en la historia de la humanidad. Liderada por figuras como Toussaint Louverture, Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe, los esclavos africanos, así como los mulatos y criollos libres, se levantaron contra el dominio colonial francés logrando su propia independencia. En 1804, Haití se proclamó como la primera república negra independiente del mundo, se convirtió en la única insurrección triunfante de esclavos que trascendió en la abolición de la esclavitud, y también, paso a la historia como el segundo país independiente de América, después de Estados Unidos.
Tras su emancipación, Haití afrontó desafíos internos y externos, incluida la lucha por el reconocimiento internacional, la inestabilidad política interna, intervenciones extranjeras y gobiernos autoritarios que marcaron gran parte del siglo XIX y XX. Ya a lo largo del siglo XX, Haití siguió experimentó grandes períodos de desequilibrio político como dictaduras y golpes de Estado; por ejemplo, la familia Duvalier, especialmente François "Papa Doc" Duvalier se declara presidente vitalicio con pleno derecho de designar a su propio sucesor en 1964 tras una reforma constitucional y asume el poder hasta su muerte en 1971, posteriormente se delega la presidencia a su hijo Jean-Claude "Baby Doc" Duvalier asumiéndola hasta su derrocamiento en 1986. La dictadura familiar de los Duvalier gobernó el país con mano dura durante décadas, sumergiendo al país entre la corrupción, la pobreza y la violencia política, males que aún siguen siendo persistentes.
Haití ha enfrentado desafíos significativos en tiempos recientes, incluidos terremotos devastadores como el del 2010 que devastó la capital Puerto Príncipe, y el huracán Matthew en 2016, han agravado la situación humanitaria en el país. La falta de infraestructura, la pobreza generalizada y la inestabilidad política continúan siendo problemas importantes que el país enfrenta en la actualidad.
Para entender un poco más en profundidad la situación haitiana, se procede en las siguientes líneas establecer un análisis multidimensional sobre varios enfoques:
- Inestabilidad política e institucional y crisis de gobernanza.
- Desafíos socioeconómicos.
- Crimen organizado.
- Crisis humanitaria, migración y desplazamiento.
- Crisis medioambiental.
Inestabilidad política e institucional y crisis de gobernanza
Haití viene experimentado una agitación política continua durante años suscitando el incremento desproporcional de acciones violentas de parte de grupos criminales que han venido asumiendo el poder ante la falta de presencia estatal en todos sus niveles. Esta debilidad e inestabilidad política e institucional de los gobiernos que han asumido el cargo, ha generado grandes vacíos de poder en todo el territorio haitiano provocando todo tipo de violencias quienes de forma desesperada muchos grupos ilegales buscan llenar esos vacíos de poder estatal y que, a la razón de estos conflictos generados entre diferentes facciones políticas, vienen desembocando en protestas callejeras salidas de todo control. Se evidencian entonces unos gobiernos sin gobernabilidad carentes de absoluta legitimidad, sin poca o nada capacidad de poder anticipar y prevenir el terrorismo y el caos.
La renuncia y posterior asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 sumió al país en una mayor incertidumbre política, con disputas sobre la sucesión presidencial y la formación de un gobierno de transición que a la postre no tiene solución pronta de establecer y equilibrar la crisis institucional. En el ambiente político y social del país se evidencia desconfianza en las instituciones y en su propio sistema gubernamental, donde ha habido fuertes denuncias y acusaciones de corrupción, falta de transparencia y violaciones sistemáticas de derechos humanos por parte de las autoridades estatales.
La falta de instituciones sólidas y la debilidad del Estado de Derecho han contribuido a su propia inestabilidad política y social. Un Estado a la merced de la criminalidad.
Desafíos socioeconómicos
Haití es un país que enfrenta altos niveles de escasez, desigualdad económica y falta de acceso a servicios básicos como la educación y la atención médica. La mayoría de la población vive en condiciones de extrema pobreza, lo que ha contribuido a la inseguridad social y a la migración interna y externa en busca de mejores oportunidades. Este país está reconocido como uno de los más pobres del hemisferio occidental, registrando una economía demasiado frágil con altas tasas de desempleo.
Sumado a lo anterior, la economía haitiana ha sido afectada notablemente por desastres naturales recurrentes, como terremotos y huracanes, generando así una fuerte dependencia de la ayuda externa. También presenta poca respuesta e incapacidad de superar las crisis para la reunificación del país, imposibilitándose a sí misma para la reconstrucción de su propia infraestructura. La agricultura sigue siendo una parte importante de la economía, pero la productividad agrícola se ve obstaculizada por la deforestación, la erosión del suelo y la falta de inversiones en tecnología y capacitación de mano de obra.
Crimen organizado
Haití resiste una presencia significativa de grupos armados y delincuenciales que contribuyen en altas tasas de inseguridad y criminalidad. Pandillas urbanas que operan principalmente en áreas densamente pobladas como Puerto Príncipe y otras urbes importantes, son la antesala de una sumisión a este tipo de estructuras criminales de parte del gobierno y del sometimiento delincuencial a la población civil. La supervivencia económica de estas pandillas depende de una multiplicidad de actividades delictivas, incluidos el tráfico de drogas, el secuestro, el robo, la extorsión y la violencia armada. A ejemplo de estas pandillas se encuentran los llamados "G-Pèp y la Familia G-9", de hecho, estas dos bandas criminales también son concebidas como milicias políticas asociadas con diferentes facciones políticas, el G-9 está afiliado al partido gobernante Haitian Tèt Kale, mientras que el G-Pèp tiende a apoyar a los partidos de la oposición, así lo registra Frances Robles en “The new york times”.
Estas milicias son dinámicas en su actuar, pueden aparecer durante períodos de agitación política para ser utilizados en intimidación a opositores y mantenimiento del poder; tienen capacidad para agruparse y ordenarse de forma rápida y a menudo están armadas donde pueden actuar, operan con impunidad en ciertas áreas del país.
Crisis humanitaria, migración y desplazamiento
La pandemia generada por el COVID-19 ocasionó una crisis humanitaria sin precedentes en el país, exacerbando la pobreza y debilitando aún más el sistema de salud llegando al punto de saturarlo y hacer evidente la precariedad de la infraestructura física de clínicas y hospitales. Haití está en las estadísticas como uno de los principales países que ostentan millones de personas en inseguridad alimentaria, con falta de acceso a servicios básicos como atención médica y educación, y donde sus condiciones de vida son extremadamente difíciles.
El desequilibrio político, los daños ambientales y la crisis económica se ha venido en aumento la migración irregular y el desplazamiento interno de la población. El conflicto en la isla ha suscitado que muchos haitianos emigren en la búsqueda de mejores oportunidades en otros países de la región como República Dominicana un país vecino y Estados Unidos.
Crisis medioambiental
Haití por su ubicación geográfica es propenso a desastres naturales como los ya registrados: el terremoto del 2010 que dejo más de 220.000 personas muertas; el huracán Matthew en 2016 donde ocasionó centenares de pérdidas humanas como también el desplazamiento de miles de personas y diversas inundaciones frecuentes en diferentes temporadas, han tenido un impacto devastador en la infraestructura del país e incluso ha puesto en evidencia su poca y nula capacidad de recuperación.
Estos desastres han exacerbado aún más las condiciones de vulnerabilidad social y económica del país generando una dependencia internacional tanto de otros estados como de organizaciones no gubernamentales. La comunidad internacional ha proporcionado ayuda humanitaria y asistencia para el desarrollo y recuperación de Haití para superar la crisis, pero la efectividad de estas intervenciones ha sido limitada debido a la falta de coordinación a la hora de entregar las ayudas y también, a los grandes índices de corrupción donde se han desaparecido muchos auxilios, o, por el contrario, han sido comercializadas en el mercado negro.
Para concluir, la historia de Haití es de resaltar desde su mismo nacimiento, pero ese levantamiento independentista ha traído consigo una incapacidad de liderazgos políticos para establecer rutas de acción y políticas de Estado que le permitan a la isla ser competitiva a nivel regional. Por tal motivo, la crisis en Haití se debe confrontar con todas sus aristas y complejidades, es un problema multifacético como resultado de una combinación de factores políticos, sociales, económicos y medioambientales que han creado un entorno de inestabilidad y dificultades para la población. Requiere de soluciones integrales que aborden las causas subyacentes para una pronta solución política y por ende económica, así mismo, se debe de dar prioridad a la seguridad humana asistiendo de forma inmediata las necesidades humanitarias urgentes de los haitianos en situaciones de vulnerabilidad, ya que es ahí donde brotan todos los focos de violencia que nutren los diferentes niveles de conflictividad social manifiesto en las principales ciudades y zonas rurales del país. Se requiere de voluntad política tanto local como internacional para subsanar como primera medida el caos al que está sumergido Haití y procurar que no siga cayendo en el abismo de un Estado que ya falló.