Libardo García Gallego
De acuerdo con mi formación: estudios, lecturas, amistades más instruidas, en fin, según mi conciencia, los seres humanos somos los únicos animales pensantes y hace unos 7 millones de años vivimos en este planeta.
Inicialmente constituimos comunidades donde nos ayudábamos entre todos; luego los más egoístas y ambiciosos se apoderaron de buena parte de los humanos para amasar en beneficio propio el fruto del trabajo de aquellos, fue la época del esclavismo; después con el desarrollo de la agricultura, algunos, llamados señores feudales, se apoderaron de las tierras y cambiaron los esclavos por trabajadores del campo, y con el desarrollo industrial aparecieron los señores burgueses dueños de las empresas y los obreros que trabajan para enriquecer a los patronos.
Pareciera no tener fin la costumbre de las últimas épocas en que un sector de la sociedad, muy pequeño, por cierto, disfruta de la vida sin trabajar, viviendo a expensas del trabajo de los demás. Una parte de la sociedad consideramos que ésta no puede ser la lógica en la organización de la sociedad cuando vemos que en el capitalismo la explotación del trabajo ha concentrado las riquezas del planeta en el 1% de los habitantes, obligando a las ¾ partes de los humanos a subsistir en la pobreza y la miseria. Esta práctica debe desaparecer porque no está bien que mientras la tecnología avanza a pasos agigantados las personas no tengan derecho a vivir dignamente, aunque en teoría los seres humanos somos iguales en todo sentido. Este principio no puede quedarse en los papeles sino hacerse realidad y ello no será posible si quienes son o somos víctimas de las injusticias no nos rebelamos y cambiamos el sistema de organización socioeconómica. Si bien durante el último siglo se han venido probando unos pocos sistemas socialistas, el más avanzado, el soviético, fue traicionado por sus líderes; al chino le han introducido importantes modificaciones. Pero el socialismo sigue siendo la principal opción, aunque tiene muchos detractores y para ciertos intelectuales dizque es un sistema imposible de establecer.
Actualmente en nuestro país, con ocasión de la discusión sobre las reformas planteadas por el gobierno del cambio, están enfrentadas las dos formas opuestas de analizar los problemas: los ricos están por conservar el elitismo, el exclusivismo, y los pobres conscientes reclamamos igualdad social. Vamos a medir fuerzas, con la posibilidad de triunfo de los ricos, pues durante siglos se ha difundido la “bondad” de su sistema a través de la educación, las religiones y la politiquería. La paz se logra cuando nos enfrentemos con armas intelectuales, con ideas, y no con armas físicas. Seguimos aferrados al sistema basado en la competencia o en la corrupción como la mejor forma de progresar u optamos por otro que tenga como fundamento la solidaridad humana.
Solemos culpar a cada individuo por su vida miserable: el vicio, la pereza, la falta de educación y casi nunca responsabilizamos de ello al sistema en que vive. Tampoco sabemos que es la dignidad humana: ¿dormir en la calle arropado con cartones, mendigar un pan o 100 pesos, buscar basura aprovechable en canecas de basura, atracar para resolver necesidades, contratarse de sicario, robar los objetos personales a los peatones, vender la conciencia en la elección de un funcionario o candidato? ¿Será que somos incapaces de cambiar las palabras de Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre” por “Los explotados unidos venceremos al lobo y fundaremos la sociedad solidaria”?
Amigo lector, ¿usted qué opina?