domingo 16 Nov 2025
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Mirando y pensando en la Colombia del siglo XXI

26 julio 2023 3:47 am
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Libardo García Gallego

Somos producto de la evolución, pero qué evolución tan lenta y más pareciera que no pertenecemos a los humanoides sino a otras especies inferiores. A muy pocos nos gusta la igualdad social, la mayoría están convencidos de que sin competencia entre “humanos” no es posible el desarrollo y por ello esa competencia debe ser radical, sin miedos, hasta la muerte, si es necesario. A esto le denominan democracia, yo diría que es antropofagia, otros mejor descriptores le llaman “mierdero”, infierno, estercolero y calificativos parecidos. ¿Y con qué otro término puede bautizarse una sociedad donde a diario son innumerables los homicidios, los feminicidios, los atracos, los robos, los sicariatos, los chantajes, los fleteos, los famélicos, los viciosos, los desempleados, los habitantes de calle o vagos? Nada de lo preguntado debería existir en una sociedad avanzada de seres humanos pensantes, solidarios.

Estamos dizque organizados en un Estado, pero ¿Cómo podemos avanzar si quienes ocupan los poderes del mismo son quienes enseñan a delinquir, principiando por presidentes, magistrados, jueces, gobernadores, alcaldes, legisladores de todos los niveles, controladores públicos, veedores ciudadanos? Inventan hermosos textos, los cuales ellos mismos son los primeros en pisotear, como sucede con la Constitución de 1.991, los mismos que se oponen radicalmente a los cambios necesarios que algunos innovadores con concepciones humanistas, con valores, pretenden introducir.

El sistema capitalista es la base filosófica de este anarquismo infame, que permitió a unos pocos apoderarse de las riquezas del planeta y dejar a sus congéneres en condición de esclavos, basándose en un derecho conocido como “derecho a la propiedad privada”, para el cual no existen limitaciones ni condiciones de ninguna clase, y para él todo se vale, la explotación del trabajo ajeno, la libre competencia por todos los medios, el engaño, la mentira. Principios como el derecho al voto, derecho que debe ser ejercido libremente por cada ciudadano(a), no puede convertirse en una mercancía; el acceder a un cargo público debe ser por méritos, no por el pago de coimas y chantajes. Por eso el capitalismo tiene que desaparecer si aspiramos a mejorar la convivencia humana y si queremos conservar lo poco que nos queda de naturaleza y recursos naturales como el agua, los suelos, los bosques, etc.

Durante muchos siglos se ha invocado la democracia como organización ideal de la sociedad humana, pero no una democracia arbitraria, donde “quien más saliva tiene traga más hojaldre” sino una democracia bajo estatutos racionales, reglas que impidan su manipulación en favor de los más astutos, de los más vivos.

La economía socialista ha sido hasta hoy la más equitativa, la que muchos desprecian dizque porque en ella no pueden enriquecerse como en el capitalismo. Entonces tocará idear otra que les guste más a los ambiciosos, pero donde todos podamos vivir dignamente, en armonía entre los seres humanos y la naturaleza, todos ocupados satisfactoriamente, sin hambre, paseando y disfrutando la vida. Si esto no es posible acabemos de una vez con este “mierdero”, los creyentes en otros mundos sigan rezando para que vengan sus dioses a salvarlos.

 

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