Observando una conocida red social hace un rato, cuando me disponía a escribir mi próximo artículo, me encontré un video compartido por una compañera de la ciudad de Cali, donde se muestra de manera muy explícita una situación que se viene dando desde hace bastante tiempo en todas nuestras ciudades, en especial en las grandes urbes: la delincuencia por parte de trabajadoras sexuales transgénero.
El video que ilustra de manera muy concreta la situación, fue tomado en Pereira durante varias noches de seguimiento a la actividad de la prostitución en una zona céntrica de la ciudad. En este video se ven varias trabajadoras sexuales transgénero atracando a transeúntes del sector, y en riñas con arma blanca con quienes les oponen alguna resistencia, y siendo apoyadas por otras compañeras trabajadoras sexuales cuando las cosas se ponen difíciles.
También en este se dice que las autoridades no pueden hacer nada contra este grupo de delincuentes, ya que por ser las personas LGBTTTI una comunidad protegida, los pueden despedir si actúan en su contra, y dado que el estado las reconoce legalmente como mujeres, los agentes hombres no están autorizados para requisarlas, situación por la que los residentes del sector manifiestan su comprensible molestia y piden a las autoridades acciones al respecto.
Esta situación no es exclusividad de una sola ciudad, podríamos decir que en todo el mundo, donde la prostitución es permitida, existe este problema, y nuestra ciudad no es la excepción. Cabe destacar que esta problemática es mas marcada en grandes ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, donde no es solo una o dos calles donde estas chicas ejercen su actividad, pues solo en Bogotá hay varias zonas de tolerancia donde ellas pueden trabajar, un barrio entero incluso.
En Armenia la zona de tolerancia donde podemos encontrar trabajadoras sexuales trans es en la calle 15 entre carreras 18 y 19, donde desde el medio día se pueden ver las chicas, que son en su mayoría de otras ciudades, y están aquí por lapsos cortos de tiempo. En altas horas de la noche se pueden ver algunas en otros sectores del centro, pero no es muy frecuente.
Como todos saben, soy una mujer transgénero, orgullosa de mi comunidad, y más aún ahora que tenemos candidata para ocupar un escaño en el Senado de la República, pero muy a mi pesar debo admitir que lo que este video muestra es cierto, algunas compañeras que ejercen la prostitución en especial en la calle, están cometiendo delitos de esta índole, atentando contra la tranquilidad y la integridad de la ciudadanía en general, en Armenia no es muy frecuente, pero se ven casos.
Para nadie es un secreto que en el oscuro mundo de la prostitución callejera se mueven otros negocios ilícitos como el atraco, el consumo y venta de estupefacientes, el comercio de artículos robados, entre otros. No quiero ser alcahueta con este tipo de actitudes, ni mucho menos, pues considero que delincuente es delincuente sea como sea, de la familia o comunidad que sea, y que debe ser castigado con todo el peso de la ley, sin excepción, pero también quiero poner a consideración una vez mas el tema que he venido tratando con mis escritos, la discriminación de la que somos objeto en todos los sentidos solo por el hecho de ser personas diversas sexualmente, raíz de este y muchos otros males que afectan a toda la comunidad.
Cuando una persona que nació como hombre, y que hasta vivió parte de su vida como tal, decide actuar de manera asertiva y sincera, y apersonarse de su cambio en todos los sentidos, solo encuentra dificultades a granel, es como si le declarara la guerra a toda la humanidad, todas las puertas se cierran, todos los apoyos desaparecen, ¿Qué otra opción tiene aparte de hacer trabajo sexual? ¿Qué oportunidades le da la sociedad pseudomoralista y prejuiciosa? Ya inmersa en el mundo de la prostitución, es muy frecuente que la persona se habitúe a consumir drogas ilícitas, y que en algunos momentos pueda ser partícipe de actividades delincuenciales, como las que muestra el video.
De todos modos, es necesario aclarar que la gran mayoría de las chicas que ejercen el trabajo sexual en nuestra ciudad son personas de bien, pues no están delinquiendo ni haciendo daños por ahí, algunas son consumidoras de estupefacientes, pero no atracdoras. Igualmente, las que no ejercemos la prostitución, no estaremos libres de toda mancha de pecado original, pues como seres humanos tenemos nuestros errores, pero ni somos viciosas, ni somos ladronas, ni pendencieras, ni depravadas, ni aceptamos ninguno de los estereotipos ni etiquetas negativas que la sociedad ignorante nos quiere poner solo por ser diferentes, por rebelarnos ante el destino que nos quiere obligar a hacer un papel que no aceptamos… No es justo que se juzgue a toda nuestra comunidad por unas pocas manzanas podridas.
Sin embargo, cabe anotar una cosa más, que aquí y en cualquier parte donde demos papaya, ya sabemos a qué nos exponemos… La gran mayoría de ciudades del mundo, en especial en las zonas céntricas, y durante la noche, son lugares muy peligrosos, que es mejor no frecuentar.
Ya para finalizar, quisiera dejar esta reflexión, la situación no va a cambiar mientras que no se acepte nuestra identidad de género diverso, mientras que el tema sea un tabú o todo un misterio doloroso y no se pueda tocar en la familia ni en los claustros educativos, mientras que se nos sigan negando las oportunidades a las que cualquier persona tiene derecho por su dignidad humana, y mientras los sectores moralistas se sigan rasgando las vestiduras ante todo lo que les huela a diversidad de género. Igualmente, las leyes sobre comunidades protegidas deben ser revisadas a conciencia, ya que una cosa es la solidaridad y otra muy distinta la alcahuetería, y la ley es para todos, por igual, no es sano que haya vacas sagradas ni excepciones, pues el bienestar individual de nadie debe estar por encima del bienestar común.