Para cualquier persona, la familia juega un papel muy importante en la toma de algunas decisiones importantes en la vida, y las personas trans no somos la excepción a esta regla. Uno de los más grandes temores, si no el más grande, es pensar en ¿cómo va a tomar mi familia la decisión de hacer transición de género?

Dado que la familia generalmente son las personas mas cercanas y con quienes compartimos gran parte de nuestras vidas, una decisión tan importante como lo es el reconocer nuestro verdadero género y vivir en base a este, afecta en mayor o menor grado a todos los integrantes del núcleo familiar central, y hasta algunos familiares no tan cercanos. En mi caso, cuando decidí compartir mi decisión de cambio a mi familia, las reacciones adversas no se hicieron esperar, tal vez no lo hice de la manera mas sutil, y eso se vio reflejado en las reacciones desfavorables de mi familia.

Aunque no tenía pareja en el momento, ni hijos, los mayores afectados con mi decisión fueron mis padres, y es necesario reconocer que para ellos no fue nada fácil ver que su hijo mayor, con 42 años encima, con una vida mas o menos organizada, con 20 años de experiencia laboral en el sector comercial e industrial, con formación tecnológica, considerado casi que el modelo a seguir para los hermanos y primos, decidiera tirar su vida, y peor aún, su futuro por la borda, solo porque decidió vivir su “homosexualidad” delante de todos.

Con el pasar de los meses, mis padres han aceptado mi decisión de vivir mi identidad de género sin tapujos delante de todos, aunque ha sido un proceso lento y difícil tanto para ellos como para mí, pero han entendido que el ser transgénero no necesariamente me convierte en homosexual, soy una excepción a la regla tal vez, pero esa es mi verdad… Un amigo me decía hace poco que al decidir vivir mi vida como la mujer que me siento, debía renunciar a la posibilidad de tener una pareja mujer, lo cual en cierta parte es verdad, pues si en mi antigua vida ya era bien difícil acercarme a alguna mujer por infinidad de razones, pues ahora le sumamos una dificultad mas, porque una persona con mi apariencia indefinida, a mi edad, en mi situación económica, no es para nada atractiva para ninguna mujer en sus cinco sentidos, pero bueno, esa es una consecuencia que debo asumir en este proceso de cambio…

Mis hermanos y primos se han mantenido al margen de mi decisión, aunque comentan entre ellos, y por supuesto no apoyan para nada mi cambio, pero tampoco lo obstaculizan. Mis sobrinos y tíos me miran con asombro, y con algo de decepción, pues esperaban mucho mas de mí, o por lo menos eso me dicen con sus miradas.

Hay momentos en que pongo a consideración el hecho de si tomar esta decisión fue un acierto o un error, y pongo en la balanza las ventajas y desventajas, y generalmente pesan mas las segundas, pero a pesar de eso, sigo adelante en mi propósito casi que fantasioso de parecerme un poquito a esa mujer que quiero ser, una mujer alegre, decidida, emprendedora, que no se deja vencer por las dificultades, que no le teme a mostrarse a mundo tal y como es, una mujer feliz a pesar de todo, pero en muchos momentos veo eso como una utopía, a años luz de mi alcance…

En mayor o en menor grado, la opinión de la familia afecta la solidez y la determinación en nuestro tránsito al género deseado, que ya de por sí es bastante complicado, y aunque generalmente el rechazo y la desaprobación a nuestra decisión no hacen que demos marcha atrás, no se puede negar la importancia que la opinión de la familia tiene en esta al igual que en cualquier decisión trascendental en nuestras vidas.

Es muy necesario que los integrantes de la familia entiendan las razones, así no apoyen nuestra decisión, ya que el rechazo y la desaprobación hacia nuestra condición de género solo por los tabúes existentes a su alrededor, son causas de males tan graves como la drogadicción, la inducción a la prostitución, la violencia, y en muchos casos hasta el suicidio, por ello la importancia de contar con el acompañamiento de la familia en nuestro cambio.