¿Es Armenia una ciudad homofóbica?

6 febrero 2018 6:20 am

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Durante mi proceso de transición de hombre a mujer me he hecho esta pregunta infinidad de veces, y las respuestas a esta han ido cambiando con el tiempo. Al principio, por obvias razones, me parecía que Armenia era la ciudad más homofóbica, y más concretamente transfóbica, pues sentía las miradas de la gente que me rodeaba como cuchillos que se clavaban en mi cuerpo sin piedad…

De todos modos, era en cierta forma entendible este sentir, pues en el barrio, donde llevo 20 años viviendo, los vecinos me conocieron como un hombre común, serio, trabajador, discreto, que nunca se veía envuelto en problemas o chismes de cuadra, y ver que en solo cuestión de meses dejé mi vida aparentemente perfecta y me convertí en la “loca” del barrio, decidí salir del closet, como se le quiera llamar… Esto es algo que llama la atención de cualquier persona en un vecindario donde todos estamos pendientes de los movimientos del otro, y una cosa como esta no es nada fácil de ocultar.

Obviamente, desde que empecé a ser consciente de mi verdadera identidad de género, sabía muy bien a lo que me iba a tener que enfrentar, pues bien me lo dijo mi primer psicólogo al empezar este proceso de cambio: “No hay ninguna norma legal que le prohíba ser persona transgénero y salir como mujer en público, solamente la ley de la mirada, que es la mas severa”. Y tenía toda la razón mi terapeuta.

En estos dos años de haber iniciado mi transición, y más concretamente en este año larguito que llevo viviendo como mujer tiempo completo, la ley de la mirada ha sido una constante, desde el principio hasta hoy, hay días en que se siente más que otros, o tal vez algunas veces uno es más susceptible que otras a esas miradas incómodas.

Sin embargo, la respuesta a la pregunta de si es Armenia una ciudad homofóbica y transfóbica, ha ido cambiando, pues dejando a un lado los miedos y la prevención, y mirando la cuestión con objetividad, las personas abiertamente transfóbicas son muy poquitas. Cuando salgo a la calle, aquí en mi barrio en especial, los vecinos y las personas que me distinguen desde hace tiempo, ya se acostumbraron a verme así, estén de acuerdo o no, pero ya no me miran aterradas o incluso horrorizadas como lo hacían antes, y aunque algunos me miran con desprecio, extrañeza, burla, en fin, los comentarios incómodos son cada vez menos frecuentes, hasta algunas veces he recibido piropos o halagos, no sé si de algunos que me confunden con una mujer común, o de otros que gustan de nosotras las mujeres transgénero, pues aunque muchos quieran guardar la apariencia, no son poquitos los admiradores de mis compañeras que ya han logrado resultados avanzados en su proceso.

Aunque mi cambio físico es notable, desde que empecé mi proceso, los cambios a nivel de personalidad han sido muy pocos, pues aunque nunca fui un chico amanerado o afeminado, me identifiqué con muy pocas cosas del mundo masculino, siempre tuve una forma de ser muy neutra, lo cual ha facilitado un poquito mi transición, aunque no soy una persona muy femenina en mi actuar, expreso mi feminidad en mi apariencia y mi vestimenta, pues siento que ser más femenina en mi personalidad sería algo fingido y se notaría bastante, prefiero ser una persona auténtica y no hacer las cosas solo para buscar la aprobación de los demás.

También es necesario decir que en estos momentos, no creo que Armenia sea una ciudad muy transfóbica, ya que a pesar de nosotras ser una minoría casi que invisible, no sufrimos de acoso a gran escala, como lo sufren muchas compañeras en ciudades grandes en especial, donde solo se pueden movilizar en ciertos sectores definidos, y donde salir de estos lugares puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Aunque es evidente el rechazo de muchas personas hacia nosotras, hecho que se nota con la mirada, tampoco sufrimos de desplazamiento o amenazas como sí lo han tenido que sufrir muchas compañeras en regiones apartadas del país, o en pueblos pequeños donde los grupos armados y la delincuencia común las han obligado a dejar sus hogares.

La gran discriminación y rechazo hacia nosotras aquí se sigue notando en la parte laboral, pues seguimos limitadas a la belleza -las que tienen conocimientos en este arte, y contactos-, y muy en especial a la prostitución, aunque no se note mucho en la calle, pues nuestras compañeras trabajadoras sexuales de los alrededores del CAM están siendo reubicadas y más controladas por la administración municipal, pero en las redes sociales, y muy en especial en las páginas de contactos eróticos, la oferta de la prostitución trans aumenta cada vez más…

 

 

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