El proceso de transición o cambio de género es bastante complicado, mucho mas de lo que a simple vista se percibe, es una serie de cambios tanto a nivel externo (Apariencia, estética, manera de vestir, maquillaje), comportamental (gustos, ademanes, actitudes), y fisiológico (tratamientos hormonales, reasignación de sexo, desarrollo de caracteres del sexo deseado).
En el caso de nosotras las mujeres transgénero, denominadas también MTF (Male to female), la tendencia es la automedicación, puesto que la mayoría de compañeras inician su transición a edades muy tempranas, y la gran mayoría de ellas tienen un nivel de escolaridad muy básico, son de escasos recursos económicos, rechazadas en muchos casos por sus familias, lo cual las lleva a entrar a la fuerza en el mundo del trabajo sexual, y que solo están sobradas en ignorancia frente al tema.
El tratamiento al que la gran mayoría de chicas se somete es el boca a boca, hormonas y medicamentos recomendados por una conocida o amiga, que obtuvo buenos resultados con estos, y en nuestro afán de parecer cada vez mas femeninas y dejar atrás nuestra obligada masculinidad, al igual que por costos y accesos al complicado e incipiente sistema de salud, optamos por probar los medicamentos recomendados por otras chicas, los cuales en su mayoría, son fáciles de conseguir en cualquier droguería, sin tener en cuenta que esta práctica, así como puede darnos los resultados estéticos que esperamos, puede traer consecuencias no deseadas a nuestra salud.
La comunidad transgénero, en especial nosotras las mujeres, somos una población altamente vulnerable en todos los aspectos, puesto que a nivel social somos rechazadas, especialmente cuando estamos iniciando nuestro cambio, debido a que los demás nos ven como hombres que se visten de mujer, y generalmente como depravados o depredadores sexuales. Por esto se nos niega el acceso a empleos bien remunerados y con condiciones decentes, y una persona trans, que es rechazada por su entorno familiar cercano, y sin posibilidades de empleo, se ve obligada a hacer trabajo sexual, generalmente en la calle, exponiéndose a todos los peligros que conlleva esta actividad.
Hace un rato estuve averiguando en el Hospital de Zona sobre unas consultas particulares que esta entidad está ofreciendo, entre ellas la endocrinología. Me llamó la atención que el volante que recibí las promociona a muy bajo costo. Al averiguar sobre estas, tuve la oportunidad de exponer mi caso al médico endocrinólogo, quien de manera muy amable pero sincera me explicó el procedimiento que deberé seguir para poder acceder a una terapia hormonal.
Debido a que ya no soy tan joven como es lo recomendable para iniciar un proceso de cambio de género, antes de iniciar cualquier tratamiento, el médico debe conocer a fondo mi estado de salud, por lo cual debo pedir a mi EPS una consulta de medicina general, en la cual me deben mandar exámenes para revisar mis sistemas circulatorio, respiratorio, digestivo, neurológico, y algunos análisis para descartar presencia de enfermedades graves en desarrollo. Esto es necesario para que el médico pueda recetar un tratamiento adecuado que pueda lograr buenos resultados estéticos, pero sin deteriorar mi salud, y dado que ya soy mayor de 40 años, los riesgos de desarrollar algunas enfermedades son altos, por esto se debe descartar esta posibilidad con los mencionados exámenes.
El médico me habló de manera sincera, indicándome que a mi edad revertir algunos cambios físicos ya no es posible, sin embargo, se pueden cambiar algunas características como la textura de la piel, y la presencia de vello en algunas zonas, ya para la aparición de senos o feminización de cadera y cola, es indispensable la cirugía estética.
También me advirtió sobre los peligros y las consecuencias negativas para la salud que puede tener la automedicación, puesto que cada caso es particular, no todos los organismos reaccionan de igual manera a un medicamento, ni tienen los mismos resultados en todas las personas. Me indicó que no es conveniente cambiar salud por estética, pues de nada sirve tener una apariencia agradable durante unos meses, a costa de una enfermedad grave, o incluso la muerte.
Este es un tema de salud pública, pues generalmente las EPS no aprueban estos tratamientos debido a su alto costo, argumentando que son cuestiones estéticas y que la salud de la persona no está en peligro al no acceder a un tratamiento similar. Y gracias a que el gobierno no reconoce nuestro estatus de minoría vulnerable, no hay una ley que permita de manera eficaz acceder a un tratamiento de estos por medio del sistema de salud general.
Son muchos los casos que suceden de compañeras transgénero que al automedicarse, aunque logran los resultados esperados y se ven bastante bien, su salud se deteriora, y posteriormente mueren, pero no se tienen datos claros de estos casos hasta el momento, ya que para las entidades gubernamentales como el Dane simplemente no existimos, somos hombres o mujeres, lo que diga la cédula, nada más.