Por Valentina Suárez Fernández
La república popular China, cada tanto llama la atención del mundo entero: su extensión, su sobrepoblación, su tradición y su cultura milenaria que incluye en sus hábitos alimenticios la ingesta de animales domésticos e insectos.
Los registros historiográficos reseñan manuscritos que datan de 3500 años atrás. En ellos detallan los procederes de cada una de las dinastías y las migraciones de mongoles al centro de Asia, su ubicación en las inmediaciones del rio Amarillo – la cuenca hídrica más importante del país- donde se han descubierto numerosos yacimientos arqueológicos que demuestran la presencia humana ininterrumpida desde la prehistoria. La primera dinastía de la cual se tienen registros es la Shang. Su periodo osciló entre 1766 y 1027 a. C. Las siguientes dinastías se expanden iniciando un proceso de crecimiento poblacional en las nuevas ciudades fundadas o colonizadas que eran administradas por un delegado del rey.
La desaparición de las dinastías ocurre a lo largo del siglo XIX, cuando las grandes potencias realizan los primeros movimientos de capital y se encaminan a buscar socios comerciales. China en ese momento sólo realizaba exportación hacia el Reino Unido.
En 1979 el gobierno chino empieza una acelerada carrera hacia la modernización del mercadeo que incluyó reformas económicas, políticas y sociales. Una de las más conocidas en occidente es la política del “sempai”, que disponía un solo y único hijo por núcleo familiar. Su reglamentación permitía el aborto selectivo en caso de que el feto fuera de sexo femenino. La disposición normativa tenía como objetivo según sus planificadores, consolidar una sociedad urbana y rural sostenible al año 2.020. Esta política no contaba con una consecuencia inesperada. Hoy, la republica china se cuenta con 33 millones de varones que no tienen la opcion de conseguir pareja.
Esta dificultad obliga a la cúpula gubernamental a
Ante la dificultad latente para conformar nuevos núcleos familiares en el marco de una sociedad enteramente machista, durante el año 2007 el gobierno a través de uno de sus representantes expresó públicamente que las mujeres mayores de 27 años que no estuvieran casadas eran unos despojos sociales. Opinión que desestima la soltería femenina en tanto que esta decisión de no contraer matrimonio es más bien una respuesta a la falta de garantías legales como la repartición inequitativa de bienes en caso de separación o la falta de garantías laborales en caso de gestación, parto y postparto.
Este escenario evidentemente minimiza las potencialidades de las mujeres y en consecuencia desestima su capacidad para promover el desarrollo de la nación. Sin embargo, en medio de este ambiente hostil, emerge sabia y humilde la señora Chen Wei de 54 años de edad, reconocida en la comunidad científica como la Terminator de los virus. Ella desarrolló un aerosol en el año 2003, durante el brote de síndrome respiratorio agudo grave (SARS) que salvó del contagio alrededor de 14.000 trabajadores de la salud. La dama Wei en el año 2015, recibió el rango militar de general mayor (shaojiang) por el Presidente de la Comisión Militar Central Xi Jinping. En el 2018 se convirtió en miembro del comité nacional de la conferencia consultiva política del pueblo chino. Hoy anuncia a los medios de comunicación que tiene una vacuna contra el SARS-Cov 2 (covid 19) y que actualmente está siendo probada en humanos.
La misma cultura que inventó el papel, la brújula, la tinta, la imprenta y la magnífica seda sea la misma cultura que camine de la mano con la equidad y con la justicia social para las mujeres chinas. Grupo poblacional minoritario pero que aporta fuerza y capacidad comunicativa, lógica y científica al mundo. Que la dualidad entre el machismo milenario ceda el paso a una postura incluyente, dispuesta a admirar el género femenino que puede ser en presencia de una dama, la salvación no sólo del viejo país asiático sino para del mundo entero. Así las palabras de Sun Tzu, tienen rebote cíclico y se actualizan en el siglo XXI, “Las ruedas de la justicia giran lentamente, pero giran bien” (El arte de la guerra). Así que con estas palabras exhorto para que las ruedas sigan girando bien para que bien transiten por el mundo las mujeres chinas.
