Por Valentina Suárez
Durante la última semana en una de mis redes sociales tuve la oportunidad de disfrutar la interesante conferencia de Guadalupe Nogues, científica argentina. La escuché hablar de la insuficiencia verbal que existe para transmitir las teorías validadas y aceptadas por las comunidades científicas y académicas. A juicio de la señora Nogues, los conceptos no llegan al grueso de la población y ese gran número de personas terminan por no aceptarlas por cuanto que esas informaciones les generan temor o indiferencia. Sentimientos que son el resultado de lo desconocido e ignorado y que las palabras no logran disipar.
Tanto en la ciencia como en la política sólo se conmueve mediante la emoción, así se entienda o no el discurso porque la narrativa que emplean en sus mensajes son los que desea, conoce o aspira el interlocutor. Los medios masivos y los estrategas políticos lo hacen de manera exitosa. Sirva para ejemplicar el enunciado expresiones como Brexit – acrónimo de dos palabras en inglés: Britain (Gran Bretaña) y exit (salida)- o “America Grates Again” – América Grande otra vez. Gran Bretaña sale del Tratado de la Unión Europea – artículo 50- que regula el proceso de retirada de los miembros y América Grande otra vez, campaña del partido republicano en Estados Unidos para Donald Trump, refuerzan en las mayorías y conmueven a los indecisos esa conquista sentimental, la grandeza y la salida como indicador de autonomía y suficiencia.
Según la BBC News la palabra del año en el 2017 en Gran Bretaña fue justamente posverdad. Esa información que encierra una mentira emotiva construye una realidad por fuera de lo científico y lo académico que define la toma de decisiones de los colectivos. Así pues, como dice Sean Coughlan, la palabra emocional es artífice de esas victorias políticas. La posverdad centrada en el poderío, el dominio y el mando subyacen en los colectivos de ambas naciones y las expresiones de sus lemas apelan a un bien perdido que es susceptible de ser recuperado. Pérdida que genera inconformismo como emoción y restaura la esperanza de adquirirlo. Acudir a la carencia de las mayorías es convocar a la rebeldía manifiesta en votos y es una estrategia exitosa para canalizar las emociones políticas que derivan en triunfos electorales.
Desde un enfoque científico Martha Nussbaum autora del libro “Emociones políticas” expresa que “Cada uno de los ideales políticos más importantes está apoyado por sus propias emociones particulares”. Desde este punto de partida resulta imperativo identificar cuáles son las emociones morales que sustentan, suscitan y permiten evaluar actitudes políticas que deben traducirse si o si, en justicia social, por lo menos en un estado social de derecho como el nuestro. Las emociones desde este enfoque menos proselitista y más argumental pueden llevar escenarios de mayor justicia social.
Nussbaum articula la filosofía moderna con las emociones, la sicología, las artes y las políticas públicas necesarias para que los ciudadanos desarrollen sus capacidades y puedan desplegar así su soberanía como seres humanos con derecho a establecer y seguir un plan de vida. Sustenta entonces la importancia de abordar las emociones con un enfoque cognitivo que esclarezca las máximas morales, la compasión y el deseo intrínseco de generar bien común. Siento que esta triada entrelazada de ética, conmiseración y comunidad pueden ser los ejes rectores para derivar en acciones que permitan vivir en escenarios de convivencia pacífica y acuerdos para la resolución de conflictos.
Como bien lo dice Noam Chomsky “en términos convencionales del discurso político la izquierda y la derecha han perdido su significado. Están tan distorsionados…”. Bajo este escenario hay que evaluar de manera permanente las emociones políticas que suscita cada momento histórico, para ser actores y no marionetas de la posverdad.
Creo en los puentes que acercan lugares e interconectan veredas, municipios y sectores de las ciudades. Creo en los grises que nos permite apreciar el valor de la paloma y del halcón. Creo en las palabras suaves para dar ideas claras y contundentes; y, finalmente creo que podemos ser educados y auto educados en modelos que flexibilicen la rigurosidad de la violencia.