Reflexionando sobre la guerra (Segunda parte)

29 noviembre 2023 2:29 am

Compartir:

… si es que en las trincheras se puede reflexionar …

Por Francisco A. Cifuentes S.

El fundador del psicoanálisis, el médico y filósofo alemán Sigmund Freud, en su texto “La Civilización y sus descontentos” (1930), señala precisamente que los hombres no son criaturas amables, que poseen una dote instintiva como parte poderosa de la agresividad; que los lleva a considerar a los otros como objeto sexual, a explotar la capacidad de trabajo de los seres humanos, a utilizar sus bienes y a causar en ellos humillación, tortura y muerte; en lo cual se combinan el principio del placer y una función thanática (Newcomb Libraria Press. 17 de marzo 2023). Es lo que da origen al denominado por él como “pulsión de muerte”, que permanentemente amenaza la sociedad y la civilización; cuando aflora principalmente “el principio del placer”, en contravía del “principio de realidad”, que la cultura va construyendo. Todavía Freud tiene mucha vigencia, aunque muchas investigaciones neurológicas, atenúan sus afirmaciones y otras filosofías le conceden poder de emanación al deseo, más que al sexo como tal (Deleuze, Guattari y Foucault).

Son totalmente conocidas las sentencias del general prusiano (CLAUSEWITZ, Carl von (1780-1831). De La Guerra), acerca de la relación entre guerra y política, y la dependencia de aquella sobre esta; en los siguientes términos: “El único elemento racional de la guerra es la política”. Siendo un hombre de batallas, su contexto es la Ilustración, y, por lo tanto, el racionalismo. Nos dice, pues, que las operaciones militares son irracionales, y que solo la política, es racional. Dándole una categoría de conocimiento y dilucidación conceptual al ejercicio de la lucha por el poder y su mantenimiento.

La expresión más conocida de este pensador es “La guerra es la continuación de la transacción política” o “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Esto no nos puede hacer olvidar, que fundamentalmente en la actualidad, existe más operación militar que transacción política, y que justo, después de las batallas se llega a una negociación política y económica, donde un bando obliga a negociar y a

rendirse al otro, para imponer los tratados de paz, cobrando cuantiosas indemnizaciones, haciéndose cargo interesadamente, con alto valor, de las reconstrucciones y humillando los pueblos vencidos. Pero si, la sabia sentencia nos advierte que la guerra no es un producto espontáneo de los hombres, los pueblos y los Estados; que detrás existen ideologías, partidos e intereses. Por lo tanto, ni la guerra, ni la paz, surgen por generación espontánea; son construcciones culturales y productos de las civilizaciones.

El siguiente concepto es totalmente evidente: “La victoria resulta de: 1o. El incremento de la pérdida física del adversario. 2o. El incremento de la pérdida moral del adversario y 3o. De la confesión pública de estas desventajas” (elartedelaestrategia.com/clausewitz.html.). Es decir, ese irracionalismo y esa deshumanización llevan al exterminio físico y moral, y a la humillación pública en los actos de rendimiento. Ese es el teatro de la guerra, y todo lo que conlleva una victoria.

Durante la Revolución Industrial, de paso, bastante deshumanizada, y en tiempos de las revoluciones europeas y el nacimiento del sindicalismo, surge la concepción filosófica del materialismo dialéctico, el materialismo histórico y la crítica de la economía política, donde se concibe la lucha de clases como el motor del desarrollo de la historia; y en la cual, en cada etapa se producía una revolución violenta que daba lugar a otro período histórico; para justificar la revolución proletaria y la dictadura del proletariado, que darían origen al comunismo. En este contexto, es donde MARX acuña su famosa frase “La lucha de clases es la partera de la historia” (MARX, Carlos y ENGELS, Federico. (1847-1848) Manifiesto del Partido Comunista. Londres); dando lugar a toda una tradición revolucionaria violenta y a una estirpe del pensamiento que justifica la misma; de la cual se han alimentado todas las guerrillas latinoamericanas.

Así mismo, Marx, en El Capital, al desentrañar el modo de producción capitalista; sobre todo inglés y alemán, expresa que “el capitalismo nació chorreando sangre por los poros”; para decir, que no solo es violenta la revolución, sino, que el mismo sistema, lo es desde sus comienzos.

Iniciando el Siglo XX, es el filósofo y dirigente revolucionario Lenin, quien va a seguir inmediatamente esta tradición, precisando la frase, ya no como lucha, sino expresamente como violencia, al afirmar y publicitar aquello de que “la violencia es la partera de la Historia” (LENIN, Vladimir Ilich (1917-1918). El Estado y la Revolución. En: Obras Completas. Editorial Rusa. Moscú o En:” Diccionario de Filosofía y Sociología Marxista (1959). Pág. 29-29). Todo esto será retomado por el filósofo francés Sorel; aunque no tan conocido como los anteriores teóricos. (SOREL, George. (1908). Reflexiones sobre la violencia. Paris). Esto, para afirmar, que, tanto en el pensamiento alemán, como en el inglés y el francés, ha habido una tradición bastante cargada de consideraciones irracionales acerca del actuar del hombre en el desarrollo social y político. Pero además agregó que “la política es la expresión concentrada de la economía”; dando lugar a un análisis más allá de lo ideológico, para desenmascarar los intereses económicos que están detrás de toda expresión política y de todo partido político.

Estas son apenas algunas muestras, brevemente comentadas, de los filósofos y pensadores de la violencia, la guerra y una supuesta condición originaria de la barbarie de la humanidad.

ACERCA DE LOS ORÍGENES TEÓRICOS DE LA VIOLENCIA ACTUAL

La fundamentación de las guerras y su barbarie ha tenido ropaje filosófico, ideológico, religioso y teológico. Recordemos que el hombre de la cultura occidental y católica supuestamente está condenado a la desdicha, desde que fue arrojado del paraíso (Génesis), para vivir en medio de las vicisitudes humanas, donde ha imperado la “ley del más fuerte” (Darwin). Pero después de La Caída, viene el bautizo violento del hombre con el fratricidio y el arma de Caín, que todos heredamos. Mas adelante llegaría el parricidio, el filicidio, el matricidio, el feminicidio y el genocidio. De todo ello, han dado cuenta las mitologías y la literatura; y los investigadores de la cultura ahondan allí, para indagar los orígenes de la desgracia humana.

Lastimosamente son las tres religiones abrahámicas; es decir, catolicismo, judaísmo e islamismo, todas ellas hermanas, las que han llegado hasta nuestros días protagonizando una lucha a muerte, por territorio, recursos y salvación, cada una a su manera. Y en cada una de ellas, existe un mesianismo ortodoxo interminable, manifestado en las banderas de las tribus, los pueblos, las naciones, los partidos y los estados.

En esta dirección, supuestamente, cuando llegue Yahvé, caracterizado como El Mesías definitivo, el ungido, el elegido y el salvador del pueblo de Israel y hoy día, por extensión a toda la humanidad; esta será su labor:

“Y juzgará entre las gentes, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces: no alzarán espada gente contra gente, ni ensayarán más para la guerra” (Isaías 2:4. Antiguo Testamento. En La Biblia, de Nácar Colunga). Pero mientras esto llegue, asistiremos a las guerras y a los exterminios. Pero la promesa es la siguiente:

Los judíos regresarán, reinarán, serán reconocidos y vengarán el mal que les han hecho, por ejemplo, a través del horrendo HOLOCAUSTO perpetuado por los Nazis; haciendo juicio y castigo a quien lo merece: nazistas, fascistas, comunistas, masones, árabes, palestinos y musulmanes. Todos adorarán a Yahvé, leerán mentalmente La Torá y serán los guías espirituales del mundo. (http/www.org>viki> antiguo testamento).

Aquí está, de manera concentrada, toda la inspiración divina, que justifica la misión terrenal del pueblo judío, y hoy día, de la república de Israel; con los corolarios de las guerras que han protagonizado durante el siglo XX y esta atroz del XXI.

Aquí es pertinente aclarar que son distintos los árabes, los palestinos y los musulmanes; pero en ciertos territorios y épocas coinciden estas denominaciones. No entraremos en esto exhaustivamente; pero es muy diferente hablar de razas, pueblos, naciones, estados y religiones.

Los musulmanes como tal se acogen fielmente a otras escrituras, a otro profeta y a otro enviado; mientras tanto, su misión está consagrada, dentro del Corán, en los siguientes términos:

Ellos van de la mano del Verso Sura IX, 29. Que reza: “Combatid contra aquellos que no crean en Allah ni en el último día”: es decir, contra cristianos, judíos y sabeos. Y ahora, casi que en general contra Occidente.

El siguiente mandato ha inspirado, incluso el terrorismo, en cualquier parte, más allá del Medio Oriente, llevando sus consecuencias hasta la inmolación, propia del “síndrome de salvación”; pues están seguros, que haciendo todo por Allá, tendrán la recompensa divina y eterna. Esto, según el Verso IX, 123, que reza: “Vosotros que creéis, combatid contra los incrédulos que tengáis al alcance, y que encuentren dureza en vosotros. Y saben que Allah está con los que cumplen su deber.” (http/www.jzb.com.es>elsagradocorán)

En la Biblia también se llama a la guerra permanentemente, sustentándola en la lucha hacia la tierra prometida y en contra de la esclavitud del pueblo; y por tanto allí conviven postulados bélicos y de amor, desde el Pentateuco. En el caso del Corán, tampoco, todo no es violencia; existen muchas otras disertaciones éticas y virtuosas. Pero de los 6.223 versos, 65 o 70 pueden asumir una actitud violenta. ¿Una religión violenta o la violencia dentro de una religión? (DEMICHELIS, Marco. La Mirada Humana. El Corán y la Yihad. En: Proyecto Sociedad Civil y Religión. 17 de octubre de 2017)

La llamada “Guerra Santa”, no solo debe ser entendida exclusiva o principalmente como un llamado al terrorismo; sino como un compromiso personal de lucha contra el pecado original, desde hace más de 1400 años de antigüedad. Pero ahora se ha adaptado, como la lucha constante contra el mal; prácticamente representado en occidente.

Los pensamientos y las categorías principales de estas divisiones históricas de la cultura y las civilizaciones se han venido adaptando, desvirtuando; pero conservan, de todas maneras, un influjo nefasto original. Acudiendo, a un salto histórico, político y conceptual bastante grande; es preciso citar los discursos que vienen animando las últimas guerras y ensombreciendo el entendimiento. El político conservador Ronald Reagan expresó categóricamente: “Rusia es el Imperio del Mal”, justamente en la Convención Anual de la National Association of Evangélicas en 1983; calificando así a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, precisamente antes de la Caída del Muro de Berlín (1989), con la que se había sostenido una larga y conflictiva “Guerra Fría”; después de los EE.UU. mostrar los dientes a la humanidad, arrojando las dos primeras bombas atómica. Aquí es necesario puntualizar que “el mal” es categorizado desde la perspectiva de un líder reconocido y bautizado evangélico; para descalificar otra nación, supuestamente atea, pero en realidad mayoritariamente cristiana ortodoxa.

El acto terrorista más estruendoso del oriente musulmán y sus grupos suicidas fue perpetuado el 11 de septiembre de 202, contra el corazón del Imperialismo Norteamericano y el centro del capitalismo mundial. Posteriormente la calificación política e ideológica de “Eje del Mal” (axis of evil) la expresaría el presidente y confeso metodista, George Busch en su Discurso del Estado de la Nación el 29 de enero de 2002; para agrupar en esta categoría a “los regímenes que apoyan el terrorismo”. Aquí entraron Irak, Irán, Corea del Norte, Libia y Siria. Después se extendería a Cuba, Venezuela, Bielorrusia, Myanmar y Zimbabue Esta declaración religiosa, política e ideológica daría pie a conflictos, guerras, exterminios y crímenes de lesa humanidad: La Biblia contra el Corán, Occidente contra Oriente y viceversa.

En términos más folclóricos y tropicales, el 20 de septiembre de 2006 en el discurso del presidente de Venezuela Hugo Chávez ante la ONU expresa: “Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar”; pues había terminado la alocución Busch, y aquel inmediatamente lo calificó como el “Capitán de la tiniebla”, devolviéndole el bautizo infernal.

Ahora se repite la confrontación retórica, para animar de lado y lado la guerra y el genocidio. El 9 de octubre del 2023 Raúl Almalki embajador de Palestina en Colombia expresó así el objetivo genocida; ante las atrocidades de Hamás: “Mientras quede un solo palestino sobre la faz de la tierra, esta causa no va a morir” (revistaraya.com). Y seguidamente el 9 de octubre 2023 se escucha en la televisión del mundo que “Estamos luchando contra animales humanos”, según Yoav Gallant Mindefensa de Israel. A lo cual Benjamín Netanyahu aclaró según su credo: “Nosotros somos el pueblo de la luz, ellos son el pueblo de las tinieblas”; estableciendo una vez más la división tajante entre los preceptos y adeptos de la Torá y el Corán. Y de inmediato se apega a la misión establecida por el profeta: “haremos realidad la profecía de Isaías, ya no habrá robos en tus fronteras y tus puertas serán de gloria” en el Discurso del 27 de octubre de 2023. De acuerdo a este precepto bíblico, ya no habrá más Gaza, convirtiéndose en un Protectorado Israelita, cuando se consume la misión divina.

Antes y después de este torrente de retórica religiosa occidental, se han escuchado las invocaciones al Corán y a Allha; desde Yemen, Irán, Egipto, Líbano, Palestina, Siria, Irak, Turquía y todos sus adeptos en el mundo; también justificando su acción y su defensa. En este contexto la humanidad, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional, entran a ser reemplazados por “derechos divinos” y “misiones celestiales”; que cada pueblo, cada religión y cada estado se abogan, para apropiarse de la categoría de “bien” a su manera y propinarle la de “mal” a quien ellos determinen. En este marasmo histórico y filosófico han quedado entrampados el colonialismo, el capitalismo, el comunismo, el nazismo, el antisemitismo y el sionismo; sin ver más allá “la banalidad del mal” como lucidamente la denominó la filósofa Anna Arendt, en la cual no ahondo y remito a otro ensayo (CIFUENTES, Francisco. (2023). En torno a Eichmann, Rusia y Ucrania. Rev. Sur. Bogotá).

En estos términos la religión, la teología y la ideología, han venido escondiendo la lucha política por los territorios, los interese geopolíticos y geoestratégicos y los recursos también estratégicos para el sostenimiento de sus industrias, sociedades y defensas. Cada pueblo dice seguir a su profeta, a su Dios, a su palabra y al texto divino que la consagra. El resto, son derivaciones y manifestaciones ideológicas y políticas, concretizadas en Estados, conflictos y guerras como tal.

El Quindiano le recomienda

Anuncio intermedio contenido