Reflexionando sobre la guerra (Tercera y última parte)

7 diciembre 2023 4:10 am

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Si es que en las trincheras se puede reflexionar …

Por Francisco A. Cifuentes S.

LA POSIBILIDAD DE LA PAZ PERPETUA O RELEYENDO A KANT.

Kant es uno de los filósofos que más ha influenciado la modernidad, tanto en epistemología, como en axiología; sin escapársele gran parte de la doctrina y el ordenamiento jurídico actual. Sus reflexiones acerca de la Ilustración y la llamada por él “la mayoría de edad”, siguen vigentes. Pero, además, ahora es bueno recurrir a él en materia de paz, derechos humanos, derecho internacional humanitario; frente a los actuales conflictos y guerras. (KANT, Immanuel (1967). La Paz Perpetua.

Traducción de Baltasar Espinosa. Madrid. Aguilar y En: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes Saavedra. www.cervantesvirtual.com).

La primera expresión del filósofo de Königsberg, relacionada con los usos indebidos de los Estados y los ejércitos, es totalmente violada en este momento, cuando se usan normalmente mercenarios, paramilitares y ejércitos paralelos o miembros militares velados y de otros países, en el conflicto. Al respecto dice en su Sección Primera:

Artículo 3o. “… tener gentes a sueldo para que mueran o maten parece que implica un uso del hombre como mera máquina en manos de otro – el Estado -; lo cual no se compadece bien con los derechos de la humanidad en nuestra propia persona”. Ahora ya no solo existe el hombre como máquina de guerra, tal como se aprecia en la realidad y en todas las películas; sino que es preciso hablar de “máquinas de guerra” y “máquinas de control” en el sentido de Deleuze y Guattari, expresadas en territorios de combate, en el lenguaje, y en su configuración en varios sitios y por distintos motivos, difícil de aprehender bajo una sola óptica.

Frente a lo que viene sucediendo en los EE.UU. con la famosa y recurrente “ampliación del trecho de la deuda”, para financiar guerras externas, él advierte en su Artículo 4o. sobre la posible bancarrota del Estado que lo hace y la ampliación de este fenómeno financiero a otros Estados; lo que ya está sucediendo; en detrimento de las finanzas públicas y el uso de los impuestos de connacionales y extranjeros..

En su Artículo 5o. habla categóricamente de la soberanía nacional: “Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y el gobierno de otro Estado”; lo que es moneda normal hace mucho tiempo en el mundo. Recordándonos que nadie tiene este “derecho”; pues “¿Con qué derecho lo haría? ¿Acaso fundándose en el escándalo y mal ejemplo que un Estado da a los súbditos de otro Estado?”; pues, a propósito, quien determina o califica “el mal ejemplo” y porque no mirarnos hacia adentro; como en el caso de los EE.UU. donde prima una profunda crisis social por el consumo crónico de drogas, la violencia en los colegios, el apartheid moderno, las injurias y la violencia contra su democracia. El mismo recomienda la lucha interna “…con su enfermedad interior.”.

La categoría de invalidez para los pueblos y naciones en conflicto se viene usando todo el tiempo; frente a lo que Kant aduce en su Artículo 6o. “… ninguna de las dos partes puede ser declarada enemigo ilegítimo – lo cual supondría ya una sentencia judicial -” y la relaciona así: “como en los llamados juicios de Dios"; lo que ahora es casi normal, ya que, como hemos disertado antes, se viene haciendo un uso de los conceptos de bien, mal, luces y sombreas, de acuerdo con sus religiones, ideologías y políticas.

Frente a las posibilidades de negociaciones, Tratados de Paz y la utopía de la Paz Perpetua; lo que vemos es exterminio, y frente a lo cual señala: “De donde se sigue que una guerra de exterminio, que llevaría consigo al aniquilamiento de las dos partes y la anulación de todo derecho, haría imposible una paz perpetua, como no fuera la paz del cementerio de todo el género humano”

Kant tercia en la polémica histórico-filosófica acerca de la tendencia bélica o socio pacifista del hombre, apuntando lo siguiente en la Sección Segunda: “La paz entre

hombres que viven juntos no es un estado de naturaleza – status naturalis -; el estado de naturaleza es más bien la guerra, …" Y, aunque habla de “permisividad de la naturaleza humana”; también establece que son el Derecho y el Estado, los que permiten la convivencia; pues “… el homenaje que tributan así los Estados al concepto de Derecho – por lo menos de palabra – demuestra que en el hombre hay una muy importante tendencia al bien moral”

Más allá del Estado Nacional y de cada pueblo, Kant ve la posibilidad de Paz Perpetua como producto del pacto entre los pueblos y de una Federación de Naciones; pero, que sean Estados Republicanos, en los que se aplique en principio el Derecho de Gentes. A través de la historia esto ha sido muy complicado; pues la ONU y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; en parte tenían ese gran papel; pero allí se imponen los macro poderes y el Derecho al Veto; lo que ha obstaculizado, las meras condenas en resoluciones.

Este requisito y supuesto de que es en el republicanismo y en la democracia, donde se fragua la paz, ya ha sido muy discutido en filosofía política; dados los estragos permanentes que han causado los estados y los países, donde prima esta condición; como son los casos de EE.UUU. Y Reino Unido, comprometidos en diversos conflictos regionales, muy externos a su territorio. Rusia, Ucrania e Israel, también son formalmente democráticos. Al respecto, el hecho de querer extender el modelo democrático a toda costa, en otros pueblos, ha dado con lo que se califica hoy día como “fundamentalismo democrático” (BUENO, Gustavo. El Fundamentalismo Democrático. Obras Completas. Pentalfa, Oviedo. 2022). Este se ha convertido en la principal concepción ideológica (p. 135); pero, lo más triste, es que ella misma ha llevado a la degeneración del principio de poder judicial (p.195).

En su famoso Tercer Artículo Definitivo de la Paz Perpetua; él declara: “El derecho de ciudadanía universal debe limitarse a las condiciones de una universal hospitalidad” y precisa: “Fundándose este derecho en la común posesión de la superficie de la tierra”. En lo primero, como hombre de la Ilustración, recurre aquí al lema de Libertad, Igualdad y Solidaridad; pues esta última tiene empatía con la hospitalidad. Y en lo segundo, es un adelantado al tema de moda y necesidad, acerca de los estragos del calentamiento global y al llamado papal al “cuidado de la Casa Común” (Francisco I. (2015) Laudato sí. II Encíclica). Si esto fuera así, muy bien se podría “… llevar a la raza humana a instaurar una constitución cosmopolita”

Pero no ha sido posible: La Globalización es para el capital y los capitalistas, no para el ser humano en general; muestra de ello son los desplazamientos y las migraciones, así como la esclavitud moderna dentro de los países civilizados, en el tratamiento salarial a los inmigrantes.

El colonialismo antiguo y moderno y su conducta son denunciados por Kant así: “La conducta “inhospitalaria” que siguen los Estados civilizados de nuestro continente, sobre todo los comerciantes, espantan las injusticias que cometen cuando van a “visitar” extraños pueblos y tierras”; es decir, “visitar para ellos es lo mismo que conquistar”. Con lo cual, en América, África y Asia, frente a negros y naturales “ocasionaron hambre, rebelión, perfidia; en fin, todo el diluvio de males que pueden infligir a la humanidad”. Ahora, más bien se puede hablar de la globalización de la injuria humana; pues “… una violación del derecho, cometida en un sitio, repercute en todos los demás”.

Sin embargo Kant es osado en la concepción de esta utopía o “fantasía jurídica”, como el mismo la califica: tempranamente nos habla de Derecho de Ciudadanía Universal, como un “Código no escrito del derecho político de gentes” y de una “Categoría de Derecho Público de la Humanidad”; con el fin de conquistar la Paz Perpetua y el Estado Pacífico; precisando que “La garantía de la Paz Perpetua es ese gran artista llamado Naturaleza”; porque, al decir del filósofo, en ella existe un finalismo, armonía y concordia. Es decir, filosóficamente él es bastante romántico, idealista y naturalista; basándose en cierto finalismo; recurriendo a la voluntad ética del hombre y a una buena marcha del universo; fundando otra teleología, proclamándola así: “Como profunda sabiduría de una causa suprema a realizar el fin último objetivo de la humanidad, predeterminando la marcha del universo”

Hoy día ya se ha ejercido de análisis crítico desde diversas perspectivas filosóficas y políticas; frente a los determinismos, finalismos y teleologías; iniciando por dudar de la razón, de la ciencia y de la tecnología. El mismo Kant calificaba su construcción así: “la República es un Estado de Ángeles” y reconocía “Tendencias egoístas del hombre”; pero advertía: que “El hombre, aun siendo moralmente malo, queda obligado a ser un buen ciudadano”; por objeto de la ética, el derecho y el Estado; tanto que decía: “… aunque se trate de un pueblo de demonios; basta que estos posean entendimiento”; o sea, que confió mucho en aquellas cualidades y calificativos, sin haber asistido ni al Holocausto, ni a Nagasaki y Hiroshima.

En su Apéndice I refuerza la relación entre política y moral, hablando de la prudencia política como compatible con la moral, y nos disculpa así: “…el mal principio que mora en nosotros, espejuelos de sofismas, excusan la violencia y la ilegalidad, con el pretexto de las flaquezas humanas”. Como buen hombre, buen ciudadano y maestro de la ética, la virtud y e derecho, declara finalmente en el Apéndice II: “El amor a los hombres y el respeto al derecho del hombre son deberes ambos”, y califica así su Utopía: “Si es un deber, y al mismo tiempo una esperanza, el que contribuyamos todos a realizar, un estado de derecho público universal, aunque sea sólo de aproximación progresiva”. También en la concepción de Ernest Bloch (El Espiritu de la Utopía. 1918) se pretende la conquista de la utopía paso a paso, sin considerar que ya, de hecho, se consigue o que simplemente es inalcanzable. Por eso es mejor tenerla siempre como un horizonte de sentido y una pretensión humana, cada día por trabajar y escalar; siempre guiada por la esperanza.

CRITICA Y EXPLORACION: “Mirar la historia a contrapelo” (Walter Benjamin).

Frente a las recomendaciones del filósofo para los políticos y los gobernantes, se viene disertando desde antes de La República de Platón, así mismo, sobre el papel del filósofo en la sociedad. Aquí no se agotan, ni más faltara, las referencias a la filosofía de la guerra, la política y la posibilidad de la paz, desde el razonamiento filosófico; pero de la mano de Kant, queremos agregar: En la polémica, de quién le sirve a quién, el autor de la Crítica de la Razón Pura, precisa: “Pero no se aclara bien si su servicio consiste en preceder a su señora, llevándole la antorcha, o en seguirla, recogiéndole la cola”.

De todas maneras, como diría un intelectual judío-alemán, atormentado por las atrocidades de los nazis, y mirando retrospectivamente la historia de toda la humanidad, “Todo documento de cultura es un documento de barbarie”, según lo sintetizara Walter Benjamín, poco antes de suicidarse (Tesis sobre la historia o Concepto sobre la historia. 1942. París).

Basándose en una pintura de Gustav Klim, Benjamín hablaría de “El Ángel de la Historia”, como la desesperación, producto de los horrores del progreso como un huracán humano, histórico y atroz. Y, basado en Dostoyevski y Gottfried, rescatará aquello de que “el error es lo que nos hace humanos, es el camino a la verdad”. Por lo tanto, el pasado se nos escapa, el pasado nos amenaza; por lo cual es necesario mirar la historia a contrapelo.

Desde esta perspectiva Benjamín desnudó el mesianismo y la teleología en la que coinciden el cristianismo, el judaísmo, el islamismo y el comunismo. Todos a sangre y fuego, tratando de alcanzar la tierra prometida y el paraíso, tanto en la tierra como en el cielo. El nazismo persiguiendo la pureza de la raza, el paneslavismo regresando por lo suyo, el sionismo que no se quiere desterrar en vida, el capitalismo desesperado creyendo que todo lo consiguió con la globalización y el cristianismo, reivindicándose para encaramarse a las estrellas.

Ante la incertidumbre, la perplejidad y la insistencia en el acabose de los grandes relatos, que proclamaba el postmodernismo, es preciso volver a “El principio esperanza” de Ernest Bloch; para revalorar la utopía de la paz, y en sus términos, aquí adaptados, podamos ir escalando paso a paso, conquista a conquista lo más virtuoso del ser humano. Por consiguiente, es necesario darle un carácter supremo a la esperanza y asumir con Fichte “La dignidad de la esperanza”. Para lo cual se requiere mucha y mejor educación, en los términos de Paulo Freire: “La pedagogía de la esperanza”

Siempre la libertad será el mayor de los cometidos para el hombre. Ante los totalitarismos de izquierda y de derecha, las ortodoxias religiosas, los nacionalismos a ultranza y los estragos de los imperialismos de todo color y cualquier ubicación geográfica, valga reivindicar las banderas de la libertad personal, la de los pueblos y las naciones oprimidas a nombre de cualquier causa mezquina e interés soterrado. En consonancia, valga citar una ensayista lúcida:

“El auténtico mal y el verdadero absurdo para un ser humano es la falta de libertad, la eterna reiteración de lo mismo, eso que lo equipara a las cosas, impidiéndole devenir y hacerse según su voluntad, encadenándolo a lo preterido y cancelando el futuro como lugar de liberación” (LOPEZ Domínguez, Virginia. (2022). “De la nostalgia a la esperanza”. En: Filosofía & co. Nro. 3. Madrid. P. 42)

Ante el nihilismo contemporáneo, producto de la desesperación del cambio climático, las guerras y la pobreza, paradójicamente, cabe citar al nihilista mayor, para proponer metas más humanas, sembrar semillas de esperanza y salirse de las pretendidas normalidades de la globalización y reconocer nuestro caos como civilización y como humanidad, y a partir de ahí “engendrar estrellas danzarinas”, al decir del maestro de Silz María.

“Ha llegado el momento de que el hombre se proponga su meta. Ha llegado el momento de que el hombre siembre la semilla de sus más preciosas esperanzas. Todavía su suelo es lo bastante rico. Más llegará el día en que el suelo tal será bastante estéril y miserable, y ningún árbol elevado podrá ya crecer en él. Yo os lo anuncio: es preciso llevar aún algún caos dentro de sí para poder engendrar estrellas danzarinas” (NIETZSCHE, Federico. (1981) El último hombre En: Así habló Zaratustra. Alianza, Madrid, 9a. Edición. P.39-40)

 

 

 

 

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