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Ficciones. El calendario fordiano

4 noviembre 2018 3:13 am
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“Uno puede tomarse unas vacaciones de la realidad siempre que se le antoje,

y volver de las mismas sin siquiera un dolor de cabeza o una mitología”

ALDOUS HUXLEY

UN MUNDO FELIZ

 

La delusión es total. Un mundo que sólo existe en una novela de ciencia ficción. Una sociedad imaginaria con unos hombres creados por un dios caprichoso: el novelista. Un espacio generado con límites borrosos y un tiempo intangible, con sus horas al garete, navegando en los mares insondables de la imaginación. En el universo de lo onírico y en el fantástico de la creación literaria, el tiempo es incorpóreo, como el real, aunque ahí está. Se aparece a nuestros sentidos creando la ilusión de ser una realidad que nos envuelve, en tanto que el espacio se abre y se dobla, se encoge y se estira, sin bordes ni orientación alguna, como la botella de Klein. Y ese mundo feliz creado por el novelista-dios, necesitaba un tiempo de referencia, para darle un asidero en la historia, para vestirlo con el ropaje de la realidad.

 

Entonces, Huxley crea el calendario fordiano. Un calendario simbólico, relativo y veleidoso como todos los inventados por el hombre. El mismo autor dice que “Un mundo Feliz” es un libro acerca del futuro, y que ese mundo requiere de la estabilidad social. Para ello, genera una trama de la predestinación, en el que los hombres tienen desde su concepción un papel que deben cumplir, acondicionados desde el vítreo útero para amar su inevitable destino social. ¿Por qué un calendario fordiano?,¿Por qué Ford? La respuesta nos la ofrece de manera expresa el mismo autor recién empezada su historia: “El método Bokanovsky (1) es uno de los mayores instrumentos de la estabilidad social. Hombres y mujeres estandarizados en grupos uniformes”. Así que dividir la historia de la humanidad en antes y después de Ford no es un homenaje al automóvil, como podría creerse de primera mano. La Ford Motor Company, la icónica compañía de Henry Ford, produjo desde 1908 hasta 1927, el histórico Ford Modelo T, un auto de bajo costo que revolucionó para siempre no solo la industria automotora, sino toda la producción en el mundo industrial, en razón de que perfeccionó y popularizó la producción en cadena. Miles de autos estandarizados, producidos en serie, autos uniformes, predestinados, listos para asumir su destino. Procedimiento fabril que adoptó con febril alegría toda la industria capitalista. Producir en serie. Miles de objetos uniformes, iguales, cada uno con un rol específico a cumplir. Sistema que, traspasando las fronteras de las factorías, se convirtió en el sueño de todos los gobiernos totalitarios y de todos los déspotas de todos los tiempos, sin excluir el velado deseo de ciertas democracias amansadas por el peso de los yugos de plutócratas disfrazados de liberales: Producir hombres en serie, uniformes, educados y acondicionados para asumir su predestinado rol social en la gran máquina de la sociedad del capital. El obtuso rebaño que los hará felices a todos, por siempre. La gran fábrica de los emoticones carita feliz, carita atontada, carita esperanzada, pegadas en las hojas ajadas de los almanaques que les señalarán un futuro: no es hoy, será mañana.

 

Al igual que el calendario republicano francés, éste es uno de neta expresión ideológica y política. Para la revolución jacobina el inicio de su nuevo calendar, estaba determinado por el año 1 de la revolución, el tiempo del reinado de la razón. Para Huxley, el acto que divide la historia es el invento de la producción en serie. El año de Ford, el magnate.

 

La estructura de los años, los meses y los días no tiene ninguna importancia. Suponemos que es la misma del calendario gregoriano, aunque éste, por sus imperfecciones y sus incoherencias, por sus orígenes y sus genes, en realidad no sea ideal para un mundo feliz y perfecto. Lo esencial es que, al tratarse de un calendario ideológico, ciertas claves teóricas del mismo son fundamentales. Es un calendar que quiere ver hacia el futuro, señalar su existencia. Para los líderes de esa utópica sociedad, “la historia es una patraña”. Por eso, coordinaban una campaña contra el pasado (2). Con enorme lucidez, Huxley avisa que “UN MUNDO FELIZ es un libro acerca del futuro y, aparte de sus cualidades artísticas o filosóficas, un libro sobre el futuro puede interesarnos solamente si sus profecías parecen destinadas, verosímilmente, a realizarse” (3). Y esta resulta ser una profunda reflexión que devela una cualidad intrínseca de todos los calendarios. El hombre los necesita para saber que tiene un futuro, que un mañana lo espera. La ficción lineal y acumulativa del tiempo generada por esos baremos, salva al ser humano de estar flotando como un corcho en el mar ilímite del tiempo, gastándose en el devenir de un eterno presente. El pasado no importa, sirve solo de referencia. No es gratuito que a diario nos aconsejan: no mires hacia atrás. No puedes vivir en el pasado. Toma la autopista del futuro mirando por el parabrisas, no por el espejo retrovisor. Tener un calendario es presentir un futuro, saber que existe un mañana y que, parodiando al novelista, los sueños parecen destinados, verosímilmente, a realizarse.

 

 

(1). – El método Bokanovsky consiste en la mitosis de óvulos fertilizados in vitro, los cuales se subdividen para generar individuos iguales. Se trataba de una premonición sobre la moderna clonación de los seres vivos.

(2). – Huxley, Aldous, Un Mundo Feliz, Novela. Plaza y Janés Editores S.A. Décima Edición, enero de 1988, pág. 53.

(3). – Ídem, pág. 9

 

 

 

Luis Antonio Montenegro Peña

Periodista- Escritor

Email: [email protected]

Twitter: @gayanauta

 

 

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