Si miramos alguna de las palmas de nuestras manos encontraremos un territorio diverso en formas pero inscrito dentro de algo parecido a un cuadrado, la palma propiamente dicha junto a un territorio conformado por falanges y los espacios que hay entre ellas. Cuatro se desprenden del ala sur de la palma y una quinta que también es muy diferente y sale, en este caso, del ala oriental. Así como esta descripción es la geografía del territorio en el que está instalada la ciudad de Armenia. Entre las falanges están las cañadas, que algún día transportaron agua limpia. Sobre esta forma hemos instalado un trazado en forma de damero o retícula de 80 m por 80 m en manzanas cuadradas muchas de ellas partidas o rotas por el recorrido de una cañada y allí donde es borde aparece la mixtura de formalidad e informalidad, de desarrollo urbanístico e invasión en varias direcciones, ya que en algunos casos también el Estado invade y construye sobre las cañadas taponando cauces naturales de agua o permitiendo que se construya en zona de alto riesgo.
Esta ciudad y sus urbanistas y urbanizadores no han podido resolver la comunicación entre las diferentes falanges o zonas donde es más conveniente construir. Desde un centro se desprenden unos radios que no se conectan entre sí, faltan las circunferencias o anillos que corten y unan las líneas disparadas al infinito. Las soluciones actuales son de tan poca envergadura que están pensadas para los vehículos. Algo es algo, ahora pasan los buses y entran las ambulancias y los carros de bomberos. Pero las intervenciones deberían ir más allá de generar un pequeño puente vehicular, deberían recuperar todas las quebradas como un sistema, como un conjunto de elementos que conforman un sistema vivo.
La imposición de un trazado es símbolo de colonialismo. La imposición de una trama ortogonal sobre un sistema orgánico y caprichosamente irregular ha derivado en la aparición de zonas marginales, incomunicadas, interrumpidas abruptamente por causa de la topografía. La adaptación a la topografía de las zonas que están por debajo de la cota de calle es muy diferente a la oficial cuadriculada, se construye siguiendo las curvas de nivel generando recorridos planos y ondulados en los que se ubican las casas “palafitescas” construidas con técnicas ligeras para implantaciones audaces donde se corren más riesgos de los permitidos.
Aparte de los anillos para unir entre sí las falanges, también hace falta terminar de construir el borde y empezar a normalizar la cañada. Debe ser un gran propósito integrador el que conduzca a incorporar a la ciudad a algo así como el 30 por ciento de sus habitantes. Está en nuestra manos, como el mapa de nuestra ciudad.