El 24 de diciembre a media noche llegaba el Niño Dios a todas las casas de los niños que se portaron bien, que se tomaron juiciosos la sopa, que les fue bien en el colegio y que no fueron groseros con los papás.
El Niño Dios llegaba con los regalos al hombro, se hacia pequeñito y se metía por debajo de la puerta, después se hacia otra vez grande, ponía los regalos sobre la cama o en el arbolito de Navidad y se iba para otra casa y así hacia felices a todos los niños.
Ese era el cuento que le echaban a uno cuando era niño, entonces nos poníamos a hacer cartas con los regalos que queríamos, nos portábamos bien, nos tomábamos esas sopas de arroz todas empanizadas y no éramos groseros; pero sin embargo ese Niño Dios no nos traía todo lo que pedíamos en la carta, muchas veces nos sentíamos engañados y le cogíamos rabia. Tiempo después nos dábamos cuenta que el Niño Dios eran los papá y ahí todo cambiaba.
Por una larga etapa de nuestra infancia fuimos engañados, creyendo historias de la llegada del Niño Dios y haciendo cosas fuera del alcance de un niño, como por ejemplo portarse bien.
La suspicacia y la inteligencia de nuestros padres para mantener el engaño era sorprendente, ellos se las ingeniaban para que el Niño Dios llegara a donde fuera y para que uno cada año soñara con los juguetes predilectos.
Ahora de grandes los políticos nos echan cuentos tan sorprendentes como el del Niño Dios, votamos por ellos y nos quedamos esperando que cumplan con su palabra, que nos traigan buenos regalos, los que pedimos; pero ellos son el Niño Dios de otra dimensión, un Niño Dios que se queda con los regalos de todos.
En la actualidad a falta de poco para las elecciones presidenciales ya nos dimos cuenta quien es el Niño Dios que se quiere quedar con los regalos de todos los colombianos, nos lo pillamos igual que a nuestros padres cuando entraron una noche silenciosos a poner los regalos encima de la cama.
El Doctor Germán se dejó pillar y nos acabo el sueño de pensar quien podría ser el Niño Dios de estas elecciones presidenciales, se dejó pillar ya en varias ocasiones, como en la entrevista que dio a Caracol Televisión, en donde dijo que él estaba haciendo campaña con los recursos del gobierno desde que era Vicepresidente, o desde que le dio ese coscorrón al guardaespaldas, o desde que empezó a ofrecer casas del gobierno a su nombre.
Es un Niño Dios que no nació por obra y gracia del espíritu santo, que creció en cuna de oro y no de paja, que no estaba acompañado las 24 horas por burros, vacas y ovejas, sino por guardaespaldas y sirvientas. Un niño Dios que al que le llevará incienso y mirra lo manda pa’ la mierda, un Niño Dios que es conveniente y traicionero, que cambia de apóstoles como cambiar de calzoncillos, un Niño Dios arrogante y poco humilde.
Los colombianos ya sabemos quién es el Niño Dios, lo descubrimos y ahora todo será diferente, para siempre.