Uribe nuestro que estás en el Ubérrimo,
desantificado por Juanma;
venga a nosotros tus candidatos;
hágase tu voluntad en la presidencia como en el Congreso.
Danos hoy nuestro contentillo de cada día;
perdona por no creer en Óscar Iván,
como nosotros perdonamos que detestes la paz.
No nos dejes caer en el castrochavismo,
y líbranos de los coscorrones.
Colombia es un país religioso por excelencia, personas buenas y malas rezan a diario agradeciendo y pidiendo a Dios por ellos y por los suyos.
Cada mañana aproximadamente el 82% de la población de nuestro país se levanta de la cama y lo primero que hace es echarse la bendición, lo mismo hacen cuando van a desayunar, almorzar, a cenar, cuando pasan por una iglesia o un cementerio, cuando emprenden o terminan un viaje. Sagradamente van a la iglesia cada domingo, comulgan, se confiesan y se limpian por así decirlo de los pecados que van acumulando.
Y eso me parece que está bien, creo que seguir una figura religiosa y seguir un culto religioso con todas sus doctrinas es importante porque es el impulso y el motor de muchas personas para salir adelante y ser lo que son.
Pero el fervor religioso se ha visto opacado ya hace 16 años en nuestro país por un nuevo todopoderoso de sombrero, poncho y crocs que ha eclipsado, embobado y atontado a millones y ‘millonas’ de colombianos.
Su labia y sabiduría conservadora y tirana han hecho que sus seguidores se rasguen las vestidura por él, acompañándolo siempre e incondicionalmente con mano firme y corazón grande.
El líder supremo a pesar de todas su contradicciones, odios y arrebatos de mala onda contra Colombia como lo hizo recientemente en una gira por Europa, a pesar de todo, la gente lo ama, muchos darían la vida por él, creen que después de todo esa figura omnipotente es el Salvador; y lo afirman con frases como: doctor Uribe salve usted a Colombia.
Sus fieles sagradamente no se perdían cada domingo sus misas; que eran sus consejos comunitarios, al levantarse y al verlo no se echan la bendición si no que lo veneran diciendo: Ese Uribe es un verraco.
La religión y el fútbol eran el opio del pueblo hasta hace 16 años que llegó el absoluto doctor a reinar con sus discípulos, que no han sido 12 y que ha tenido más de un Judas, discípulos que les gusta dar coscorronazos, o que salen a decirle al pueblo sabias palabras como: Estudien vagos.
No soy practicante religioso, pero hoy quiero pedirle a nuestro diosito que nos libre de falsos profetas, que salve a Colombia, y nos permita vivir en paz.