La política cada vez se parece más al fútbol. La afición que generan ambos es incontrolablemente absurda, arengas desmedidas, miles y miles de personas saltando, ondeando banderas, discusiones de unos con otros, orgullo, y mucha pasión.
El fervor que se vive por estas dos aficiones llevan a la gente a llenar estadios y plazas de pueblos y ciudades, ponerse camisetas, pintarse la cara; un partido o un evento político nunca se vivirá en calma, siempre será tensionante, porque en la política como en el fútbol las personas ven esperanza, los motiva a creer en algo, allí encuentran amor propio y sentido de pertenencia.
En nuestra ciudad la política también se parece al fútbol, pero no como en casi el resto del país, en Armenia estas dos actividades carecen de fervor y pasión; no hay miles y miles de personas llenando el estadio ni plazas públicas; y es entendible, porque aquí el Deportes Quindío como los políticos no ofrecen nada bueno, no son confiables ni generan admiración, en ninguno de los dos los quindianos encuentran amor propio ni sentido de pertenencia, en nuestro terruño estas dos aficiones dejaron de ser un ejemplo, es más, estas dos prácticas están tan pordebajeadas que rayan con la guarrería.
Los quindianos somos personas apasionadas que lo dejamos de ser por culpa de la corrupción, los malos manejos y los vivos que se aprovechan de lo buena gente que somos para vivir como unos pachás.
El Deportes Quindío es un equipo que lleva 5 años en la segunda división del fútbol colombiano, un onceno que mató la ilusión de miles de hinchas que lo daban todo por esa divisa, un emblema del departamento que se convirtió en una sucia empresa al beneficio de un señor que en esta época es uno de los mayores mercaderes de futbolistas; al igual que el equipo, la clase dirigente de nuestro departamento lleva no 5, sino ya casi 3 décadas en la B, arrebatándole la ilusión a la gente, además la oportunidad de que el Quindío sea un departamento próspero, rico y poderoso.
Para las elecciones que se celebrarán el 11 de marzo vuelve y juega la misma situación, los candidatos no dan confianza, no generan sentido de pertenencia y por ende no despiertan pasiones en el pueblo, y hablo de fervor verdadero, no del que se vende por un tamal, una lechoncita, una tejita o un mercadito; y es que cómo va a generar confianza y despertar pasión por ejemplo una candidata que está destituida e inhabitada durante doce años por la Procuraduría, que tomó la medida al comprobar irregularidades en varios contratos interadministrativos con Empresas Públicas del Quindío, La Promotora de Vivienda y la Corporación Regional del Quindío; u otros candidatos que ya han estado en el poder y no han hecho absolutamente nada y que casi ni van a las plenarias de la Cámara de Representantes, o candidatos que no tienen ideas y hacen campaña a punta de comprar voticos o denunciar casos de corrupción que aunque está muy bien, en época de campaña es una bajeza aprovecharse de ese tipo de cosas, porque eso sí que es populismo.
En definitiva, en el Quindío estamos en la olla, porque una manada de vivos nos desterraron el fervor y la pasión que sentíamos por lo nuestro, pero ojalá con lo último que nos quede, en un tiempo no muy lejano podamos volver al ruedo, dar la pelea y recuperar lo que hemos perdido.