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LA EDAD, CUCHARA DE PALO

23 mayo 2020 11:11 pm
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Juliana Giraldo Vélez

La cocina es un lugar de aprendizaje sobre las cosas de la vida donde los productos nos enseñan a ser agradecidos con la tierra y las preparaciones a ser pacientes pues todo requiere de tiempo para obtener lo mejor. Dentro de estas lecciones de la cocina también están los utensilios que determinan un tiempo y un espacio. En cada casa hay un pocillo, un plato, un molinillo o una olla atesorados por alguien. Los utensilios han sido la mejor herramienta con la que el ser humano ha podido contar para poder darle vida a sus preparaciones.

Cada cosa en la cocina tiene un sentido y un significado para quien los usa. Un ejemplo de esto está en el Amazonas colombiano donde se procesa la yuca para hacer diferentes preparaciones como el casabe y la fariña. Para los indígenas de esta zona la yuca es de los alimentos más sagrados porque tiene una conexión directa con el suelo. Este producto está asociado con las mujeres, son ellas las que protegen este cultivo. Como se mencionó en las columnas pasadas las mujeres son las portadoras de la sabiduría ancestral, es por eso que el proceso de la yuca es una ceremonia sagrada y por ende cada uno de los utensilios que se usan para poderla comer son indispensables.

Algunos utensilios como el balay, un cesto indígena tejido con fibras naturales es especial porque su fabricación hace alusión a la memoria de los mayores y les recuerda la importancia de conservar las tradiciones a lo largo del tiempo. En este mismo cesto se sirve el casabe para alimentar a toda la comunidad, es decir todos se nutren de la sabiduría de las generaciones más antiguas.

A lo largo del tiempo los abuelos han sido quienes cargan con la historia de la familia y por eso el molinillo de tiempos inmemorables es innegociable pues tiene el batido de todos los chocolates de la familia. Eso mismo pasa con los mayores, son ellos la base de la sociedad porque han pasado por situaciones para aprender a sobrellevar las crisis y seguir en pie. Es importante que a través de las herramientas de la cocina se valore a los abuelos y las personas mayores de la sociedad.

Así como para las comunidades indígenas existen herramientas como el balay en honor a sus abuelos, en las cocinas también están las batidoras de mano, los molinillos, los porta vasos tejidos a mano, los manteles en punto de cruz y las cucharas de palo haciendo que aquello que se cocine tenga un sentido porque los alimentos no quedan igual y tampoco saben igual cuando no se tienen estas herramientas. Así se queme la cuchara de palo, se sigue usando en la casa y esa es una lección que nos da la cocina: los años de una persona se vuelven indispensables para seguir adelante.

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