NOSOTRAS

19 diciembre 2020 10:27 pm

Compartir:

Juliana Giraldo Vélez

Quisiera poder escribirles sobre las cenas navideñas y la felicidad de compartir estas fechas con nuestros seres queridos; escribir sobre la comida y los platos especiales para estas fechas llenas de buñuelos y natillas que por supuesto son abundantes para compartir con los vecinos. Pero, no me puedo engañar a mí misma, tapar el sol con un dedo y seguir escribiendo como si no hubiera nada que no les quisiera contar. Es verdad que vivimos en un mundo donde las mujeres y los hombres se encuentran frente a una brecha que deja a ellas en un plano más vulnerable ante la vida.

La diferencia salarial de las mujeres en la vida profesional es un problema. Diferentes organizaciones como la ONU han intentado reducir los 70 años que deben pasar para que una mujer pueda ganar lo mismo que un hombre, sin dejar a un lado que las mujeres con hijos ganan aún menos que las que no los tienen. Estas cifras nos permiten ver el panorama en el que está sujeta la diferencia de género. Hoy en día, cuando aún las mujeres han conseguido su “libertad” y son independientes, sufren dentro del campo laboral.

La perspectiva de las mujeres en el sector gastronómico es simplemente el reflejo de nuestra cultura y de esta situación. Según el Census Bureau de Estados Unidos, las mujeres representan un 24% de los chefs en el mundo. Esto hace que posicionarnos como mujeres sea un reto más complejo; muchas chefs mujeres saben que dentro de las cocinas debemos luchar para pararnos con más fuerza y determinación porque a través de la historia la mujer siempre ha sido referenciada en un segundo plano, detrás de los hombres. Esta situación de desigualdad no solo ha repercutido en lo económico sino en el respeto hacia las mujeres; no solo ganan menos sino que también son tratadas de ese modo.

Ser chef no es cuestión de reconocimiento, ni de estrellas y mucho menos de ser “machos”. Todos somos iguales con las mismas capacidades, pero sí es momento de ponerle fin a esta diferencia de género en la que vivimos. Las mujeres son el origen de la alimentación y de la recolección de alimentos para la casa entonces ¿cómo es posible que no sean más del 25% de chefs en el mundo? El respeto a las mujeres es un principio por el cual debemos velar en los restaurantes donde todos los días hay problemas de acoso, abuso y algún tipo de violencia. Donde más de una ha tenido que enfrentarse para trazar límites claros sobre el respeto.

Hay que hacerle frente a esta situación de desigualdad y barreras; está entre nosotras tejer lazos culturales para que las mujeres en el mundo entero no tengan que esperar 70 años a que su salario sea igual al de un hombre, a ser valoradas y respetadas. Existen organizaciones y entidades que quieran reconocer a las mejores chef del mundo porque para nadie de este gremio es un secreto que las mujeres debemos esforzarnos el doble para ser respetadas y valoradas con nuestros pares. No quiero sonar pesimista frente a esta situación pero es una realidad que se vive todos los días detrás de los manteles.

A través de la cocina y la gastronomía podemos cambiar y transformar nuestra cultura, porque no podemos permitir que la diferencia de género siga su paso por los años como si nada. En lugares como las cocinas donde solo el 25% de los chefs son mujeres son “abusadas” de alguna manera, son los espacios perfectos para darle un cambio a esta situación. Tanto hombres como mujeres merecemos el mismo respeto, todos lo sabemos, pero pocos hacemos frente a esta cruda realidad.

El Quindiano le recomienda

Anuncio intermedio contenido