Jhon Jairo Hernández Montilla
Cada vez que llega un nuevo gobierno a la presidencia de la república de Colombia, el tema del conflicto armado toma importancia, y en el caso del presidente Gustavo Francisco Petro no fue la excepción a esta regla. Este mandatario, desde que inició su gobierno, envió un mensaje al país, dejando clara su intención de resolver los asuntos pendientes, que dan lugar a la existencia de una serie de grupos armados insurgentes que tienen como trasfondo, al parecer, unas reivindicaciones de lucha políticas, sociales y económicas.
La propuesta que presento el gobierno del llamado cambio por la vida, fue la que se denominó de forma grandilocuente como “Paz Total”, analistas del conflicto armado colombiano como León Valencia, director de la fundación Pares, criticaron este término, ya que prácticamente planteaba resolver todos los conflictos del país, algo que en términos sociológicos es imposible, debido a que los conflictos son inherentes al ser humano, y entonces lo que busca la política es dirimirlos de la mejor forma posible. Fue por esto que, durante el acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, muchos académicos cuestionaron el término de post-conflicto y apelaron a denominar el periodo posterior a la firma de los acuerdos de la Habana como el post acuerdo.
Ya que afirmar que con un proceso con grupos armados, se ponen fin a los conflictos e incluso se eliminan de tajo tomas las amenazas que se ciernen sobre el estado resulta ingenuo y lleva a un falso optimismo que no se concreta con la realidad, es importante recordar que en un informe de 2021 de la Comisión Internación de la Cruz Roja (CICR), se emitió un informe preocupante, sobre la presencia de 6 conflictos armados de tipo regional, hecho que estaba generando una crisis humanitaria, producto de las afectaciones que sufría la población civil, por culpa de estos grupos; los cuales incluso durante la pandemia, ejercieron funciones de control de movilidad, impusieron confinamiento de poblaciones, y de una u otra forma ejercieron funciones correspondientes al estado y sus autoridades legalmente constituidas.
Todo esto, señala el informe de la CICR, fue producto de la incapacidad del gobierno de intervenir de forma efectiva los territorios que habían dejado los efectivos de las FARC, y que una vez desaparece esta guerrilla de esas áreas, las mismas entran a ser disputadas por diferentes tipos de grupos armados organizados (GAO), los cuales producto de una estrategia de copamiento, buscaban ampliar su área de influencia. Una de las razones principales de estos movimientos, era consolidar su presencia en zonas de cultivos de uso ilícito, garantizando para el GAO una importante fuente de ingresos, por los negocios que hacen con los grupos de narcotraficantes que compran la coca o tienen los centros de procesamiento del alcaloide en la zona.
En los inicios del acercamiento con las distintas expresiones armadas que tienen presencia en el país, hubo una gran expectativa, debido a que se asumía que los procesos con el ELN, disidencias y rearmados, iban a ser muy rápidos, esto debido a que no podían decir que no tenían garantías, ya que quien tiene la presidencia del país, es un ex miembro del M-19, y, por tanto, la justificación de la lucha armada, como instrumento para la toma política del poder, es un razonamiento que queda desvirtuado por los hechos fácticos.
Sin embargo, con el paso de los meses, el optimismo frente al éxito de los diálogos con estos GAO, se ha venido diluyendo, y se ha visto como en varias regiones del país, la violencia se ha recrudecido; incluso se han presentado fragrantes incumplimientos a lo pactado, como ha sido el caso del ELN, el cual a pesar de haber llegado a un acuerdo con el gobierno, de un cese bilateral al fuego, continuo con la execrable práctica del secuestro, y la gota que reboso la copa, fue el secuestro el sábado 28 de octubre en Barracas, del padre del futbolista de la selección Colombia Luis Días. Aunque los miembros del ELN, trataron de mostrar los hechos, como un caso fortuito, lo que se supo luego por medio de información de inteligencia militar, rebelada en medios de comunicación internacionales, es que el plan para secuestrar al padre de Luis Días, tuvo una fase de planeamiento de alrededor de 5 meses. Hecho este que demostraba, más allá de toda duda razonable, que era imposible que los miembros del Comando Central del ELN (COCE), desconocieran el plan, lo que demostraría entonces que trataron de engañar al propio gobierno, jugando con su buena fe.
Esta situación puso en cuidados intensivos el naciente proceso de diálogo con esta guerrilla, y obligo al presidente de la república a enviar un serio mensaje a los comandantes de este grupo armado, emitido por medio de sus redes sociales:
“Hoy tenemos una lucha en los campos donde los jefes de facciones armadas se han vestido, no de guerrilleros, sino de traquetos. Tienen aún la posibilidad de escoger si el camino de Camilo Torres o el de Pablo Escobar".
Para acabar de completar el enredo para el gobierno de la llamada Paz Total, el grupo de las disidencias que comanda Iván Mordisco, anuncio por medio de un comunicado que paraban las conversaciones, debido a que el ejército de Colombia, incursiono en el corregimiento del plateado jurisdicción del municipio de Argelia Cauca. Esta zona es muy importante para las disidencias, ya que conectan con el cañón del Micay, que es una zona que concentra el 75% de los cultivos de coca del Cauca, y por su ubicación tiene salida al mar por dónde sacan la droga.
Lo primero que hay que decir, es que después del acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, varios frentes de guerra de esa guerrilla, se apartaron de lo pactado, y decidieron entrar en desobediencia de las órdenes del jefe del secretariado, Rodrigo Londoño, conocido por su alias de guerra como “Timochenko”. Esta disidencia tiene presencia en los siguientes departamentos: Antioquia, Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá y Valle del Cauca.
Actualmente, este grupo es comandando por Iván Mordisco, después de que el 25 de mayo de 2022, en estado de Zulia, Venezuela, muere Gentil Duarte, producto de una explosión en su campamento, todo al parecer en medio de una operación del ejército colombiano, hecho que no pudo ser confirmado de forma oficial. Ya que también se afirmó que pudo ser neutralizado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana o incluso por elementos de la Segunda Marquetalia.
Es importante aclarar que las disidencias no son las FARC, aunque sus jefes pretendan usar los símbolos de esta desmovilizada guerrilla, ya que las disidencias no son más que un reducto armado de que los fueron las FARC, y lo que han buscado desde hace años, es legitimar su existencia bajo un discurso político, que le permita darle un ropaje ideológico, a lo que no es más que un proyecto armado, que tiene el único propósito de controlar rentas criminales, hacerse dueños de las zonas de producción de hoja de coca, y, por tanto, su lucha no tiene como horizonte la toma armada del poder.
El caso del Ejército de Liberación Nacional (ELN) es particular, ya que esta guerrilla tiene una base religiosa, que les hace pensar que ellos tienen la lámpara de la verdad y representan la creación de un hombre nuevo, libre de los vicios que genera el capitalismo. Esta guerrilla, que se fortaleció gracias al desmonte de las FARC, ha venido ampliando su accionar armado sobre centros urbanos por medio de acciones terroristas, usando comandos urbanos para que detonen cargas explosivas en contra de blancos civiles y militares, y lo más llamativo de esto, es que el ELN pretende prácticamente una constituyente en pleno gobierno de un presidente, que lucha en el congreso por sacar adelante unas reformas básicas en un estado social de derecho.
Un camino tortuoso
Por el otro lado estas los rearmados que son el grupo comandado por José Aldinever Sierra, alias el "Zarco Aldinever" y José Vicente Lesmes, alias "Walter Mendoza". Este grupo llamado también la Segunda Marquetalia, surge como una respuesta al incumplimiento del acuerdo de paz en el gobierno de Iván Duque, el cual desde que asumió la presidencia, se dedicó a hacer trizas los acuerdos de paz de la Habana, Según el informe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, desde el 2016 hasta el 25 de marzo de 2022 fueron asesinados 315 firmantes del Acuerdo de Paz y 27 fueron desaparecidos. También es importante recordar desde la fiscalía de Néstor Humberto Martínez, se fraguó un entrampamiento judicial, en contra de Jesús Santrich, para generar su extradición a los Estados Unidos, todo esto con el único propósito de sabotear el acuerdo de paz y provocar el rearme de los firmantes del acuerdo de paz, algo que de cierta manera consiguieron con lo que sucedió con la Segunda Marquetalia.
Lo pendiente
El gobierno del presidente Petro, considero que habían quedado capítulos inconclusos del conflicto armado y que no todo se cerraba con el acuerdo de paz con las FARC en el gobierno de Santos. Y aunque tiene razón en eso, la razón política de la lucha armada en Colombia, ha quedado deslegitimada; ya que, en la presidencia de la república, precisamente, hay un exguerrillero del M-19, el cual ha demostrado, en los hechos, que el camino para la toma del poder político en el país no es la vía de la lucha guerrillera, sino, por el contrario, es la vía de las elecciones, prescindiendo de las armas y apelando a las ideas.
El mismo Fidel Castro, icono de la lucha guerrillera en el mundo, en un libro que se titula “La paz en Colombia”, dejo claro, por qué en el país. No era posible que una guerrilla tomara el poder político por la vía militar, y fue por esto que la FARC, la guerrilla más vieja del mundo, y la que militarmente era la más fuerte en capacidad operativa en Colombia, termino firmando un acuerdo de paz con el halcón de la guerra contra insurgente Juan Manuel Santos Calderón.
Por tanto, después del fin de las FARC como guerrilla, y la llegada al poder de Gustavo Petro, las razones que justifican la existencia de grupos insurgentes en Colombia han desaparecido, lo que hace entonces imposible que grupos como el ELN, las Disidencias y la Segunda Marquetalia, puedan seguir persistiendo en que su existencia tiene como horizonte la toma armada del poder político, ya que se sabe que militarmente eso es imposible y que, por lo tanto, su existencia se remite a mantener presencia militar en zonas periféricas del país. Puesto que como demostraron los hechos, ni las FARC, que llego a tener en sus mejores tiempos alrededor de 7 bloques que agruparon entre 66-70 frentes, acompañados de una milicia urbana con presencia en los principales centros urbanos del país, estuvo cercan de triunfar militarmente.
Las otras piezas del rompecabezas
En el otro extremo, estas los grupos criminales que emergieron posterior al desmonte de los grupos paramilitares, que evolucionaron como Bandas Criminales Emergentes, (BACRIM) y pasaron a convertirse en GAO tales como: el Clan del Golfo, o Autodefensas Gaitanistas de Colombia, los Rastrojos Costeños entre otros, los cuales están ligados directamente al narcotráfico y se disputan corredores estratégicos de movilidad para la producción, trasporte y comercialización de cocaína con otros grupos criminales, hecho que ha recrudecido la violencia en departamentos como: Cauca, Arauca, Magdalena, Choco, Nariño, Bolívar, Antioquia, Caquetá y Putumayo.
Para comprender lo que hoy sucede en Colombia hay que acercarse a la tesis que plantea la socióloga Mary Kaldor, la cual expone: "en las nuevas guerras contienden redes de actores estatales y no estatales, son guerras en las que no abundan las batallas y la violencia se dirige en contra de la población civil, y estas guerras ya no son entre grupos que compiten por el poder del estado, sino que estos son actores estatales y no estatales, que buscan controlar zonas estratégicas y para obtener ganancias por el control de distintos mercados tanto legales como ilegales, por ello su accionar armado se dirige fundamentalmente en contra de la población civil, se construyen sobre todo, nuevas identidades sectarias".
Si se analiza con precisión las zonas que detallo la CICR donde se presentan 6 conflictos armados de tipo regional en Colombia, se encuentra que estas áreas presentan unas similitudes entre sí; son zonas donde el estado ha estado históricamente ausente, donde se ha impuesto desde hace décadas la ley del más fuerte, las poblaciones han sido cooptadas por los grupos criminales los cuales no solo ejercen control territorial; sino que, regulan dinámicas sociales de la vida cotidiana de la gente. A su vez, son territorios donde se extraen recursos minero-energéticos, que son codiciados por muchos grupos armados.
Es por todos estos elementos, que la solución de los conflictos armados de tipo regional que aún persisten en el país, deben verse más allá del optimismo ilusorio, fundado más en el deseo que en la constatación de los datos con la realidad, lo que pareciera está sucediendo, en amplias zonas del país, no es una desescalada de la violencia armada, sino que se evidencia todo lo contrario, pareciera que el contexto de la paz total, viene siendo aprovechado por los grupos armados, para reorganizarse, expandirse por más zonas de Colombia, preparándose para todo, menos para dejar las armas y reintegrarse a la vida civil. Así las cosas, el gobierno tiene que recordar que en una mano debe tener la rama de olivo y en la otra la espada, para evitar que el país vuelva a tiempos que fueron superados.