María Nelly Vanegas Agudelo
¡Los odios en este país son profundos! Asombra la capacidad que tenemos los colombianos para el todo o nada, es como si estuviéramos programados para arrasar con el otro, cuando no se adecua a nuestros patrones, no logramos ver lo bueno que tienen los demás.
A los colombianos nos cabe el ejemplo de la hoja blanca con el puntico negro, no se ve lo blanco de la hoja que puede prestarse para muchos usos, sino el punto negro así sea diminuto.
Somos dados a llegar casi a la idolatría frente a determinados personajes políticos, deportistas o figuras públicas, inflados por los medios o por si mismos, a través de sus redes especialmente YouTube y otras porque, dicho personaje, les posibilita canalizar sus frustraciones, cumplir así sea imaginariamente sus deseos ya que a través de ellos logran sentir que viven. ¡Qué tristeza! Ídolos de barro.
Pero también está el caso contrario, los que generan odios profundos porque tienen lo que no se posee: poder, popularidad, dinero, status, prestigio o que se yo; lo cierto es que unos u otros tienen sus seguidores y detractores. Respecto a sus posiciones, comentarios o actuaciones no hay críticas respetuosas cuando se está en desacuerdo y en el bando contrario.
Se genera una serie de comentarios destructivos con una andanada de términos insultantes que se llega a pensar, que el idioma es corto para expresar tanta rabia y tanto odio hacia personajes que, a veces, ni siquiera se conocen personalmente, o con quienes se ha tenido algún contacto pero por diferentes razones se llega a disentir.
Creo que a los colombianos además de educación, nos falta tener una buena autoestima que nos permita saber quiénes somos y aceptarnos en lo que somos, tratando de ser mejores seres humanos y al serlo, poder vivir en paz construyendo, no destruyendo al otro.
Estas polarizaciones llevan a atacar porque si y porque no, es decir, aquí cabe el dicho, palo porque bogas y palo porque no bogas. Las críticas deben ser asertivas, decentes, constructivas, que al hacerlas haya una argumentación lógica que permita al receptor de las mismas una reflexión sobre su actuar cuando a ello haya lugar, porque la confrontación permite el crecimiento o simplemente para que se entienda que hay posiciones diferentes que no se comparten pero se respetan.
de los personajes que genera hoy en día gran polémica es Claudia López, porque ella es una mujer controversial, no pasa desapercibida dado su carácter, muy apasionada, frentera e inteligente que ha sabido enfrentar las diferentes situaciones que se le han presentado en la vida con coraje y valentía mejor que muchos hombres, cosa difícil en un país tan machista.
Se generará interrogantes diversos sobre este escrito. Aclaro, no soy su partidaria, y si hubiera vivido en Bogotá, posiblemente no hubiera votado por ella, pues en ese entonces me parecía que en la búsqueda del cargo se tranzaba con políticos cuyas actitudes personales y programas no eran de mi interés ni mi gusto.
No tengo ninguna simpatía o antipatía por las tendencias sexuales de nadie, considero que eso pertenece al ámbito íntimo de cada persona, es más, me confunde a mi edad todas las que hay y me parece que señalar la pertenencia a las diferencias es falta de respeto o esnobismo.
Pienso además que la condición sexual no le incumbe sino a la persona en particular, creo que a ningún heterosexual nos preguntan preferencias, gustos e inclinaciones y cuando nos presentan o se refieren a nosotros no explican o aclaran la preferencia sexual. Eso es raro! Feo y de mal gusto y ahí pienso si, hasta discriminatorio.
Así que hablo del ser humano, una mujer como muchas otras, luchadora desde el oficio que escogió pero en el caso de ella de manera especial porque ocupa el segundo puesto más importante del país, alcaldesa de Bogotá, con aciertos, me parecen, más que sus desaciertos y que además le tocó un período bastante conflictivo.
Pero tanto periodistas, políticos, youtubers como público, le dan palo porque si y porque no. Si apoyó las marchas y las permitió dentro de lo que hoy llaman el derecho a la libertad que precisamente termina violando el mismo derecho y atropellándola -Cuantos crímenes se cometen en su nombre como diría María Antonieta-, le dieron palo. Resultó ser la culpable por haber permitido que los vándalos hubieran causado destrucción.
Si sacó los escuadrones antidisturbios para que no acabaran con Bogotá y esta no quedara como si la hubieran bombardeado, le dieron palo, dijeron que era una asesina por los excesos de algunos y los atropellos que indiscriminadamente cometieron otros.
Si se conmovió casi hasta las lágrimas y se indignó como debía ser cuando los angelitos fueron a quemar los policías en un CAI muchachos jóvenes que estaban indefensos, colombianos también procedentes de hogares humildes, o cuando cual salvajes los acorralaban para golpearlos mancillando el principio de autoridad, que no autoritarismo, también le dieron palo.
Denunció lo que todos en voz baja comentaban desde hace mucho, que la delincuencia había aumentado en Bogotá y que en ella se han visto involucrados hermanos de Venezuela, solitos no, ni dijo que era por culpa de ellos que estaban implementando una modalidad que no conocíamos. No señor, dijo como dicen en otros países cuando nuestros naturales delinquen: colombianos atrapados en un crimen.
¿Acaso en Haití para que no sonara a discriminación dijeron que unos vecinos habían ido a matar al presidente? no, dijeron como era, así nos avergüence: unos colombianos estaban implicados en el crimen y uno de ellos fue quien le disparó y así resulto ser.
A ella, desde el presidente para abajo, la acusaron de xenófoba, que hipócritas que somos, empleamos eufemismos para disfrazar las cosas cuando nos conviene porque estamos defendiendo ciertos intereses. ¡A esta pobre mujer sí que le han dado garrote!
Cuando criticó el cubrimiento del periódico El Tiempo, sobre el agro ingreso seguro por favorecer la imagen de uno de sus accionistas que ya desde hacía rato daba pasos de animal grande hacia la presidencia, la despidieron del periódico, mismo que además aspiraba al tercer canal, denuncia que también hizo y la acusaron además de malintencionada.
Cuando habló de la vinculación con la mafia de un presidente que no se quería ir y no se fue, la denunciaron por injuria y calumnia.
También la denunciaron en un departamento por señalar en su momento a un gobernador de haber conseguido votos de manera non sancta, lo cual tiempo después se confirmó.
Cuando ha hecho críticas a la izquierda sobre las ayudas de estos, a los llamados de la primera línea, ella que le hizo coqueteos a la izquierda, los mismos líderes de esta han empleado hacia ella adjetivos bastante fuertes por no decir groseros.
Nadie comenta con mayúsculas que tuvo el coraje de cerrar el aeropuerto cuando la seguridad no solo de Bogotá sino del país estuvo en peligro, ni que realizó, debido a su preocupación por la salud de los bogotanos, un simulacro de aislamiento preventivo y transformó Corferias en centro hospitalario para hacerle frente a la pandemia.
Que fue escogida entre 32 alcaldes para participar por el World Mayor Prize 2021, premio otorgado por la Fundación City Mayors, que en 2021 busca darle un reconocimiento al alcalde que mejor haya manejado la pandemia del COVID-19 en su ciudad.
Este país tiene vacas sagradas para quienes no existen los deberes y seguirán haciendo lo que quieran porque las pasiones de la gente los mantienen como tales.
Conclusión como en la canción: “…los muchachos malos, se burlan de Claudia y le ponen nombre cuando sale a caminar le dicen candela, y la bomba ariaca
pobrecita Claudia, no la dejan descansar”