Arte público en Armenia, la divina comedia

21 septiembre 2017 5:37 am

Compartir:

 En mi precoz  niñez escuché decir a los adultos que ser artista requería de sangre sudor y lagrimas. Que el arte me ha dado muchas  recompensas es indudable, el poder relacionarme  con  mis pares, viajar por el mundo, coleccionar, encontrar mi razón de ser  y también sufrir  miserablemente. De vuelta en Colombia  veo que la cultura está en un desdichado  olvido. La  corrupción clientelista  ahogo  a Armenia en obras de arte públicas que no fueron sometidas al  debido proceso de licitación, dejando a reconocidos  artistas locales sin poder participar y sin la debida  curaduría profesional que  interpretase  las  necesidades  culturales de la ciudad. Y es que  cada vez el arte se volvió un negocio de lucrar con el erario, todos menos el artista, e instalar obras que  no tienen los  valores estéticos requeridos por nuestra gente, que poco entienden  de arte, ocupados con el diario rebusque y la enorme carga tributaria, pero que  si comprenden de belleza y armonía, obras que solo contribuyen a que la gente se rasque la cabeza, o por el contrario con figuras de  imaginarios costeños  vergonzosamente intervenidos y “actualizados regionalmente “con canasta y mariposa.  

Tengo una teoría, con  el enquistado clientelismo, lentamente las posiciones de cultura fueron ocupadas por personas literatas en las artes, sin entendimiento de la movida local, sin interés en proyectar a los artistas regionales y al Quindío como un paraíso cultural y turístico. Es con vergüenza ver a titulares de entidades culturales sin conocimiento de nuestros artistas locales y de las artes en general, con falta de gestión ante los ministerios pero sobre todo de pura y llana visión. 

Veo ciudades hermanas como Pereira y Manizales brillar con luz propia en el duro y monopolizado escenario del arte nacional, eso daría para un libro. Pereira la primera ciudad intermedia con un salón de artistas nacional ¿y nosotros qué? reconozco que me siento hervir. Nuestro museo en  deplorable olvido burocrático cuya entrada parece un capitulo del infierno de Dante, ¿si no fuese por su aguerrida directora estaría muerto hace rato, teatro público de la ciudad? no me hagan reír ni planes hay, las “intervenciones” a la plazoleta del Bolívar y al parque  Fundadores son nada más que detrimento patrimonial y ahora les dio por pintar de dorado a los pocos monumentos de bronce que  tenemos, con razón el Lincoln del parque el Bosque parece  más desorbitado que de costumbre, ni  hablar de Cielos  Abiertos, pero  los de Beirut porque parece que cayeron mil bombas , cuánto  ¿cuesta un jardinero? es pura y sencilla desidia, me aterro de la falta de ética de los que nos gobiernan, ¿cuando van a sus trabajos no ven que todo se cae a pedazos?

Estas administraciones  cada vez más removidas de nuestras carencias culturales, no saben que las artes generan  billete y que con  buena gestión se podrían sustentar a los artistas que sobreviven, precariamente, con becas, eventos, carnavales, bienales, etc. Una situación gana y gana, culturizamos a todo el  mundo empezando por los  jóvenes  pero  quizás a los mas  majaderos y tercos que  son los adultos y a las entidades en las que parece que la cultura solo pasa una vez al año y que  se resume a desfiles, chapoleras y jipaos y a discutir cual gentilicio tenemos y eso después de 128 años. Las administraciones nacionales y locales están en deuda  con las artes. 

El Quindiano le recomienda

Anuncio intermedio contenido