No me repongo de los atentados en New York, y me entero de los 26 muertos en Texas, entre ellos un bebe de 18 meses. Negros, blancos, lgbts, turistas, ya no importa. Todo ser viviente es válido, pero no todos nos duelen por igual. Prácticamente sin registro en nuestra conciencia colectiva, los 300 somalíes muertos y los más de 60 líderes sociales colombianos asesinados en 2017.
Que EE.UU tenga a un personaje como Trump presidente, va de acuerdo con la mentalidad conservadora y puritanica de las mayorías blancas. Lejos de ser la tierra de los libres, los Estados Unidos, son un bastión de racismo y discriminación. Disney y Ford fueron nazis, los católicos Kennedy se turnaban mujeres y alcohol, Hoover director del F.B.I, travesti y closet gay, que aterrorizó a todo el mundo, seguramente buscando su expiación personal (muy a la Ordoñez).
Son pocas las ciudades de EE.UU,-Nueva York, Boston, Miami, Los Ángeles-, que aunque cosmopolitas, también son insulares, las que parecen representar la utopía del sueño americano. Pero la realidad es otra. En los Estados Unidos te odian por como hablas, por lo que tienes o no, o por tu color. No me extraña que se maten entre ellos y los maten. Un país donde es más fácil comprar un arma que un antibiótico, donde el voto de las mayorías es segundo al voto colegiado, un país que ha metido sus narices en medio mundo. Y no para bien. Un país así, merece un Trump presidente. Con perdón de mis citadinos amigos neoyorkinos y sofisticados bostonianos, que se deben retorcer, al ver la Casa Blanca vuelta un “reality show”.
Amo la poesía de Walt Whitman y Allen Ginsberg, la sagaz prosa de Truman Capote y Gore Vidal, la dirección aguda de Scorcese y Tarantino, la increíble arquitectura de Frank Lloyd Wright. Amo la idea de reinvención y progreso. Pero son ideas en en el imaginario cultural americano.Fragmentos de una sociedad rota y polarizada. Es otra la realidad álgida de nuestros días. Los EE.UU son el país con el lobby a las armas más criminal del mundo, su guerra antidrogas un engaño y un sicópata por presidente. El sueño americano se fue al carajo. “1984” de George Orwell, se ha vuelto una realidad, desde la invención de un nuevo lenguaje- “posverdad”-, hasta la omnipresente cámara. Oremos por un pronto “impeachment”.
Como buenos hijos de la colonia, acá les copiamos todo a todos. Uribe es nuestro Trump – con ganas secesionistas para sus latifundios-(Uberriexit) nuestro inoperante presidente “Lord” Santos, estrena casa en Londres como cualquier noble real, Popeye el sicario, es un youtuber, muy exitoso además (con línea de ropa y accesorios) y como libro de texto les copiamos estrategias políticas de odio y separación. Queda algo muy claro sobre los deteriorados valores de nuestra sociedad; la falta de una imagen propia y sentido de pertenencia, pero sobre todo de moral y ética.
No puedo imaginarme a Vargas Lleras presidente, como no lo pudieron creer millones de americanos cuando gano Trump. Todo escenario es posible. Por eso no podemos ser complacientes ante el establecimiento y al aparato político, que pretenden imponernos sus delfines, por demás serviles, como demostrado por el presidente de la cámara Lara Restrepo, que con marrullas hundió en la reforma política, al tribunal de aforados. No habrá quien los juzgue.
Vote a conciencia.
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