El diccionario define al refrán como un dicho agudo y sentencioso de uso común. Son famosos los refranes usados por Sancho en Don Quijote: Detrás de la cruz está el diablo, de noche todos los gatos son pardos, no es la miel para la boca del asno, al buen entendedor pocas palabras, cada uno es como Dios lo hizo y a veces pior.
Miguel Ángel De la Fuente González, autor español, en su «Valoración y aprendizaje de los refranes», destaca la importancia del refranero, propone ejercicios para desarrollar en talleres de escritura: el refrán como base para escribir un cuento, una composición poética, ilustrar los refranes o convertirlos a lenguaje alambicado. Abundan los refranes donde los abuelos acuñaron la sabiduría; ellos decían que cada refrán era un evangelio chiquito. El paremiólogo De la Fuente González propone actualizar esos refranes a lenguaje pedante o artificial:
A perturbación atmosférica, rostro jocundo. (A mal tiempo, buena cara).
En cavidad bucal obstruida no penetran insectos dípteros de la familia de los músidos. (En boca cerrada no entran moscas).
A equino obsequiado no debe vislumbrársele el canino. (A caballo regalado no se le mira el colmillo).
En la república de la amaurosis, quien goce de enucleación ocular es el monarca. (En tierra de ciegos el tuerto es rey).
Himeneo y ajuar fúnebre descienden del cenit. (Matrimonio y mortaja del cielo baja.
Mejor rentable ave asida con extremidad superior, que centena revoloteando en la estratósfera. (Más vale pájaro en mano que cien volando).
Quien deambula con irracionales del género canis lupus asimila el reguetón. (El que con lobos anda a aullar aprende).
Militar circunspecto, no perece en la pugna. (Soldado avisado no muere en guerra).
Ataviar ara para que el foráneo celebre incruento sacrificio. (Vestir altar para que otro diga misa).
Invertebrado adormecido lo trasiega la pleamar. (Camarón que se duerme se lo lleva la corriente).
Lebrel provecto exterioriza estrés arrellanado. (Perro viejo late echao).
Por orificio bucal sucumbe irracional acuático. (Por la boca muere el pez).
Defenestrar la residencia. (Echar la casa por la ventana).
El que pernocta con infantes, se contamina de vestigios coprológicos o le otorgan seis décadas de ergástula. (El que se acuesta con niños, ni raja ni presta el hacha).
En la Edad Media los clérigos y personas doctas cultivaban el Méster de Clerecía, género literario opuesto al Méster de Juglaría, lenguaje de los juglares o cantores del pueblo.
Cuando a Bogotá la llamaban Atenas Suramericana, los políticos eran expertos en Méster de Clerecía. Los oradores se aprendían el remate del discurso para alcanzar el entusiasmo del auditorio y la ovación final. Uno de esos oradores fue Carlos Lozano y Lozano, un político de los años cuarenta que no pudo ser presidente debido a su vasta cultura. En un discurso en el barrio de Las Cruces en Bogotá, ante emboladores, obreros, domésticas y campesinos, expuso su hermeneútica de concentración cambiaria, tasa de desempleo abierto y modus operandi para que las masas paupérrimas ascendieran con él al solio de Bolívar. Y remató con la frase de memoria: «He aquí, que en este instante, la victoria liberal desciende a la Plazoleta de Las Cruces, como Palas Atenea descendía sobre la polis de Atenas». Ninguno aplaudió.