Viejos

23 febrero 2024 4:31 am

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Pedro Elías Martínez

El otro día dijo Cicerón: Todo viejo espera vivir un año más. Pero una serie de inconvenientes en este siglo de los afanados, contaminación, cambio climático, estrés, violencia, carestía…, redujeron el plazo a la mitad por lo menos.

La expectativa de vida y el número de gerontólogos y asilos de ancianos va en aumento, pero solo quien pase de 90 años y cobre pensión debe considerarse afortunado y cantar Gracias a la vida.

Con la teoría del hombre productivo, la sociedad mira a los viejos con lástima, en vez de valorar su viejera, respetarlos como seres humanos, apreciar el trabajo realizado y sus conocimientos, sobre los cuales avanzan las generaciones posteriores.

Con sus 969 años nadie ha superado la marca de Matusalén, abuelo de Noé y patrono de los veteranos. Quizá hubiese vivido otro tanto, pero el borracho de su nieto lo dejó ahogar en el diluvio.

En 2023 publicaron el listado de las ocho personas más viejas, y las señoras llevan la delantera. Seis mujeres y dos hombres. La más antigua es doña Jeanne Calment, francesa de 123 años. Mientras viejos más jóvenes deben comer todo líquido o molido, el informe añade la siguiente novedad: La señora Calment masca los huesos de pollo con increíble destreza y cena con La Bouillabaisse y Bordeaux Blanc, al tiempo de acostarse.

En cuanto a los caballeros, el Récord Guinness lo tiene un francés con 122 años.

Pero el hombre más longevo, después de Matusalén, fue el colombiano Javier Pereira, indígena zenú nacido en 1789 en Tuchín, Córdoba. Vivía tomando café y mascando tabaco a la orilla del Sinú. Sobrevivió a la muerte de cinco esposas y de un nieto fallecido a los 85 años. Fue inmortalizado en una estampilla de 20 centavos de los Correos de Colombia, donde estaba su fotografía. En varios lugares del mundo lo aclamaron como reliquia ambulante. En Nueva York desfiló por la Quinta Avenida, montado en un Roll Royce, y lo presentaron como el hombre nacido durante la Revolución Francesa, que conoció al virrey Solís, a los próceres del 20 de julio, a Simón Bolívar, estuvo en la Guerra de los Mil Días y fue sobreviviente de la Masacre de las Bananeras.

 

A los 120 años de edad se enamoró de una joven zenú, a la cual le llevaba más de un siglo.  Su vigor y longevidad, inspiraron a sus paisanos:

Mi vida jorobada

por tantos calendarios, tantos que ya ni sé

si vine con Jiménez de Quesada,

o en Palonegro fui general de a pie,

yo te la entrego, amada,

con arrugas y achaques, sin cobrar interés.

Será porque me gustas mejor que una fumada

encima del café.

 

Solo, pobre y olvidado, Javier Pereira murió en un ancianato en 1958, a los 169 años.

Por la ribera del Sinú, las bandas todavía lo recuerdan con un porro cantao:

 

El viejo come pescao

y a esa edad es un verraco

que masca y fuma tabaco

y toma café cargao,

bebedor y enamorao

ningún mal lo contamina,

ningún licor lo domina,

bebe vino, ron añejo,

tiene muy duro el pellejo,

ni en dos aguas se cocina. 

 

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