Por Sebastián Ramírez
Se están cumpliendo 160 años de la adopción de la actual bandera de Colombia. Esta tiene unas antecesoras similares, las reestructuraciones de la composición de las jóvenes naciones americanas llevaron a que se fueran generando cambios y evoluciones en su representación. La versión actual fue adoptada en 1861 y no ha sido modificada hasta el día de hoy. Mucha agua ha pasado de debajo del puente desde ese día hasta la actualidad.
Tres constituciones se han redactado desde aquella fecha. Hemos sido República de la Confederación Granadina, Estados Unidos de Colombia y República de Colombia. Hemos desmovilizado dos guerrillas y una organización paramilitar. Tuvimos una guerra con Perú y participamos de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Corea; hemos vivido siempre en medio de una guerra civil, a veces más activa otras veces, al parecer, adormecida.
En fútbol hemos tenido noventa campeones de Liga. Hemos ganado tres copas Libertadores masculinas y una femenina, una copa Suramericana, cuatro Copas Merconorte y una Suruga Bank. La selección nacional participó en seis mundiales, cinco olimpiadas y ganó una copa América.
Es difícil predecir cuanto tiempo nos seguirán cobijando los mismos colores, seguramente mucho, los países no suelen cambiar de bandera frecuentemente. Si se asume que seguiremos otros 160 años dentro de este encuadre imaginario que tenemos de nación, ¿qué nos deparará el futuro?, ¿qué indicadores compondrán el balance de Colombia 2181? No estaremos acá para verlo, pero lo que hagamos hoy será determinante en esos resultados de mañana. A nivel país tenemos grandes retos: la lucha contra desigualdad, la garantía del derecho a la salud, la educación y la alimentación de calidad, el monopolio del estado sobre las armas, la reducción de la corrupción, entre otros. Como país futbolero nos debemos equipos profesionales masculinos de más calidad, terminar de implementar la liga Femenina, mejorar la competitividad internacional a nivel de clubes, construir una infraestructura que acompañe y garantice el desarrollo de jóvenes talentos, alinear los procesos de todas las selecciones nacionales bajo un mismo proyecto coherente y continuo.
Lograr mejores resultados a nivel país y a nivel fútbol requiere de procesos liderados a partir de la honestidad, la disciplina y el talento. El 2181 todavía está muy lejos, por ahora tenemos dos oportunidades de oro en 2022: elegir correcta, transparente y democráticamente en las presidenciales y legislativas y estar y tener un buen desempeño en el mundial de Catar.
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