Por Fabio Olmedo Palacio
El artículo 44 de nuestra constitución establece que “ son derechos fundamentales de los niños: La vida, la integridad física, la salud y seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separado de ella, el cuidado y el amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión”. Cuando reviso esta hermosa declaración de nuestra carta magna, con la que estoy absolutamente de acuerdo y la comparo con las cifras , estudios oficiales y de distintos organismos internacionales, sobre los llamados niños combatientes, la forma de reclutarlos, el trato al interior de las organizaciones criminales y la manera como los “usan” para sus macabros fines, llegamos a conclusiones muy dolorosas, pero especialmente a que esto es un delito de Lesa Humanidad, señalado por la Corte Suprema de Justicia, como un ataque sistemático y generalizado contra la población civil. Revisemos un poco este triste episodio de la vida nacional: 14.000 niños y niñas en los últimos años se han tenido como combatientes de las Farc, Eln y grupos paramilitares al margen de la ley, uno de cada cuatro combatientes son niños, dos tercios de estos niños son menores de 15 años y los más jóvenes van desde los 6 años hasta los 16 años. 8.000 se hicieron adultos en la guerrilla, el 35% de los guerrilleros son menores y los principales responsables del reclutamiento forzado en nuestro país son las Farc, violando la convención de Ginebra sobre la utilización de menores en conflictos armados. Muchos de éstos terminaron en las filas de los grupos al margen de la ley por diferentes factores entre los que se cuentan el reclutamiento forzado, pobreza, falta de oportunidades, bajo cubrimiento escolar en la región, descomposición social, familiares en la guerrilla, venganza, falta de presencia del estado en regiones apartadas de la geografía nacional y una influencia en sectores cocaleros, existiendo en esta forma una relación muy estrecha, entre el reclutamiento y el narcotráfico, combustible para financiar estos grupos al margen de la ley que tanto daño le han hecho a nuestro país y que han acabado con el tejido social que mal o bien se había construido durante muchos años.
La triste realidad, es que estos menores son reclutados porque representan mano de obra barata para ingresar a la fuerza de combate, los niños no miden el peligro y sirven de carne de cañón para los ataques a las fuerzas militares y de policía, lo mismo que a la población civil. Los niños hacen las tareas más riesgosas y deshonrosas que los adultos guerrilleros no quieren realizar, representan una carga menor en cuanto al mantenimiento y apoyo en el combate. El testimonio de José Antonio Vitona, un indígena que lo obligaron a ingresar a la guerrilla a los 13 años y que luego desertó, muestra la crueldad y lo inhumano de las Farc para volver estos niños unas máquinas de guerra “me utilizaban para reclutar niños y en algunos casos las bases de datos las suministraban las escuelas, vi como obligaban a cavar sus propias tumbas a quienes querían desertar y luego obligaban a otros niños para que le dieran el tiro de gracia y sirvieran como escarmiento, los niños y las niñas, eran el objeto sexual de los comandantes y luego tenían que estar hasta con 4 y 6 guerrilleros al día. El entrenamiento se realizaba matando a conocidos o amigos, nos obligaban a descuartizarlos”. El testimonio de otro niño es desgarrador “ les corte el cuello, los pies y los brazos, mientras las victimas me lloraban para que no lo hiciera, me sentí muy triste, tuve pesadillas y no comí por semanas, muchos compañeritos murieron, sufrieron graves heridas y amputaciones de todo tipo”. Cuando escucho las declaraciones de la compañera de alias “Tirofijo”, Sandra Ramírez, hoy senadora de la República “de que ellos llegaron por su voluntad, que era una especie de club militar” o cuando el máximo dirigente de este grupo criminal Rodrigo Londoño alias “Timochenko,”niega el reclutamiento forzado, no solo me duelo el alma, si no que me da rabia por el cinismo por la forma en la que los “jefes” guerrilleros enfrentan el esclarecimiento de estos tristes y desgarradores hechos para el país. Si estos actos de barbarie contra los niños de la guerra no son delitos de lesa humanidad, entonces cuales son señores de la JEP?