LA PANDEMIA DE LA CORRUPCIÓN

23 marzo 2021 11:26 pm

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Por Fabio Olmedo Palacio

La corrupción existe desde el inicio de nuestra historia y se podría pensar que esto es de nunca acabar. Los primeros hechos, se remontan al reinado de Ramses IX año 1.100 AC, en Egipto, donde un funcionario del faraón denunciaba en un documento, que un compañero se había asociado con una banda de profanadores de tumbas, para sacar las joyas y objetos de valor que existían en esa época de los sarcófagos mortuorios. La etimología de la palabra corrupción, viene del latín corruptio,“acción de destruir, alterar globalmente por putrefacción, también acción de dañar, sobornar o pervertir a alguien” (anónimo). Se podría definir la corrupción, como aquella actividad o práctica de algunos funcionarios públicos, privados o contratistas que obtienen un beneficio derivado de su condición, más allá de lo estipulado en la ley.

Comparándolo con la época actual, la corrupción es un factor cultural, que se genera en distintas esferas sociales. El ser humano es ambicioso y nunca se conforma con nada, siempre quiere más dinero y poder, nunca se sacia. Thomas Hobbes (1.588-1679), filósofo inglés, en su obra el Leviatán, explica el comportamiento humano y trae una frase impactante “el hombre es un lobo para el hombre” para respaldar su tesis, que el estado natural del hombre, es la lucha constante contra el prójimo y que “el fin justifica los medios”. Juan Jacobo Rousseau (1.713-1788) por el contrario, en su obra “el contrato social” afirma “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”. Si la teoría de Rousseau es afirmativa, entonces el entorno que rodea el ser humano, es el que genera comportamientos corruptos, el niño que nace en una sociedad altamente corrupta está destinado a adoptar este tipo de comportamientos. En estudios de La Universidad de Yale, se comprueba que el hombre al nacer, no tiene enmarcados comportamientos de maldad y que por el contrario, prefiere comportamientos amigables y socialmente aceptados. La teoría de Rousseau y los estudios de la Universidad de Yale, explican por qué mucha parte de nuestra dirigencia léase congresistas, diputados, concejales, ediles y sector privado, son altamente susceptibles de estar involucrados en actos de corrupción.

Se estima que al mundo, la corrupción le cuesta el 2% del PIB global y para Colombia esta cifra alcanza el 5% del PIB local, que traducido en cifras, se calcula entre 40 y 50 Billones de pesos. La asociación bancaria y de entidades financieras de Colombia (ASOBANCARIA ), asegura que este dinero podría financiar la contratación de todas las vías de cuarta generación, duplicar el presupuesto del metro de Bogotá y superar casi siete veces los recursos generados por la última reforma tributaria. Según la última encuesta realizada por la ANDI (asociación nacional de empresarios de Colombia) sobre el impacto de la corrupción en Colombia, el sector salud, es el más afectado con un 74.7%, aduanas con un 70.1%, Impuestos con 58%, transporte con 51.7%, Minería con el 37.7%, Ambiental con el 37.9% y Educación con el 28.7%. El 21.4% de los empresarios encuestados, aseguraron haber recibido una insinuación para agilizar un trámite a cambio de dinero y donde más se ve esto, según éllos, es en las aduanas con el 62%, alcaldías y gobernaciones con el 40.30%, corporaciones regionales y la Dian con un 37.37%.

La corrupción se ha convertido en una epidemia que ha permeado todos los sectores de la vida y la productividad nacional, la mejor vacuna contra élla, es el buen ejemplo, adicional al mejoramiento del entorno a través de leyes más fuertes, para evitar las prácticas deshonestas, cambios de conductas en los partidos que son en último, quien a través de sus voceros y representantes en el gobierno y organismos de elección popular, crean y reglamentan las leyes para el contrato social. Enviar a la cárcel a los corruptos sin reclusión especial, prohibición de volver a contratar con el estado, presupuestos públicos con participación ciudadana, que los congresistas y demás elegidos popularmente rindan cuentas de su asistencia, votación y gestión, hacer público sus propiedades e ingresos, limitar los periodos de los mismos y una gran cultura pedagógica y ciudadana desde las escuelas para que el ciudadano del mañana crezca con valores y repudien las malas costumbres que es en los que todos estamos de acuerdo , para que nuestro país se encamine por las vías del progreso y la justicia social.

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